domingo, 22 de diciembre de 2013

4-3- LA SOCIEDAD CIVIL.


 
Una sociedad es un cuerpo pero cuyos miembros son seres humanos que conviven (no sólo coexisten) de manera estable y se ayudan recíprocamente.

Una sociedad es (según vimos en el tema anterior) la familia, pero también lo es el Colegio de Médicos, un Club de Fútbol, un Sindicato, un Colegio, una Iglesia, un Estado, una Confederación de Estados,…

El fin de una sociedad es el bienestar de todos sus miembros, siendo la convivencia y/o la amistad una parte importante de ese bienestar.

Para que la convivencia sea posible es necesario que sea libre y pacífica, de lo contrario sería forzada y a lo máximo que llegaría sería a la coexistencia, y no siempre pacífica.

Igualmente es necesario, para dicha convivencia, un lenguaje para compartir sentimientos y conocimientos, valores y proyectos, y para poder estar organizados.

Porque toda sociedad es un sistema de comunicación y de intercambio, y lo primero que se intercambian son las palabras, el lenguaje.        

El dinero es el medio (la medida) por el que se intercambian los bienes repartibles, útiles y/o necesarios, desde el pan hasta las sillas, desde la cama hasta el ordenador, desde el trabajo hasta un servicio.

Todo tiene un precio que hay que pagar.

Se trata de una convención universal, como lo es el mismo lenguaje, para que sea posible la vida social.

No habría sociedad sino caos si no existiera la fuerza de una autoridad que reparta la tarea común, la división de funciones que se requieren

La satisfacción de las necesidades a cubrir debe ser repartida, de manera justa, entre todos sus miembros, igualmente el reparto de bienes. Esos deberes y esos derechos, con criterio justo, deben ser garantizados por la autoridad competente legítima.

Para que una sociedad viva en el bienestar debe estar ajustada, debe ser justa.

La justicia (“a cada uno lo suyo”) no a todos por igual ni lo mismo para todos, es el fundamento de la vida social. El injusto reparto de bienes escasos es el comienzo de la desorganización, de la revuelta, de la revolución,…

Entre sus miembros (los individuos) y la autoridad, para conseguir el bien común de todos, se interponen las instituciones o sociedades concretas a las que pertenecen los individuos, desde el futbolista hasta el empleado de banca, desde el barrendero hasta el trabajador industrial, desde el maestro hasta el… que concretan la diversidad de la vida común.

Toda institución, pues, debe tener los siguientes rasgos:

-         Un Fin común, por ejemplo, la salud, de la institución Hospital.

-         Un Patrimonio común, como el edificio en sí, las camas, el instrumental.

-         Una tarea común, que debe ser desarrollada de manera coordinada, para que sea más eficaz.

-         Una ley común, que son las normas de funcionamiento del centro.

-         Un tiempo en común, el necesario para lograr el fin de la institución.

Y el ejemplo del hospital puede ser transferido a cualquier otra institución que persiga otro fin, desde el deporte a la educación.

Las instituciones son, pues, el modo más humano de vivir en sociedad y la madurez de la sociedad se miden por la calidad de sus instituciones.

Sabemos que todo hombre, desde el mismo momento de nacer y durante el resto de su vida es un “ser necesitado”

Las Instituciones que mejor propician la satisfacción de dichas necesidades son:

-         La Familia es la primera y la más básica de ellas, de la que se necesita hasta para nacer y, una vez nacido, para criarse, educarse, socializarse,….

-La Empresa, como productora y comercializadora de todos aquellos bienes y servicios que el individuo va a necesitar el resto de su vida.

-         La Autoridad, para organizar y poner orden, para que la sociedad esté “ajustada”. Son las Instituciones Jurídicas (el poder legislativo, el ejecutivo (ejercido por el gobierno), el administrativo, el judicial, la policía …

-         La Educación, como único medio de formación del individuo para prepararse e integrarse en la vida civil, pudiendo, así, trabajar y ganar lo necesarios para vivir.

-         La Sanidad, al no estar nadie exento de poder sufrir enfermedades o detentar alguna deficiencia. Son las Instituciones Sanitarias y asistenciales.

-         Las Instituciones Morales y Religiosas, transmisoras de valores, siendo las primeras absolutamente necesarias y las segundas sólo optativas.

Es evidente que somos “sociables” por naturaleza. Necesitamos de la sociedad. Aunque luego optemos por un tipo u otro de sociedad.

Ya el viejo Aristóteles, en varias de sus obras, descubre la realidad social en cuatro aspectos a través de los cuales se manifiesta esa sociabilidad: 1.- La Filia o solidaridad, 2.- La Koinonía o grupos particulares, 3.- La Política, que es la sociedad global y 4.- el “nomos” o conjunto de reglas de la conducta social.

Vivir en sociedad (no en una sociedad concreta, sufrida o amada) ni es un lujo ni una diversión o pasatiempo, sino una necesidad, una exigencia tan imperiosa como la de tener cuerpo para seguir siendo hombre.

“Individuo” y “sociedad” son realidades “relativas”, inter-referidas. No se dará una sin la otra.

Si ya para “ser” es necesaria la unión de un óvulo femenino para que sea fecundado por un espermatozoide masculino, una vez abandonado el claustro uterino podríamos calificar de “nula” la posibilidad de supervivencia.

Pero si, por ciertas pero raras circunstancias, la vida fisiológica quedara a salvo (caso de los “niños ferinos”) se pierden, sin embargo, las “posibilidades humanas”, sería una criatura atrofiada, porque la fuerza del pensar está fuertemente atada al habla.

El habla no es un simple instrumento, al servicio del pensamiento, sino la manifestación exterior de éste.

El pensamiento es, previamente, lenguaje interior, por eso resulta comunicable externamente.

El lenguaje es, sencillamente, el hecho social eminente, el hecho social por excelencia.

Porque nos tratamos nos volvemos elocuentes y lógicos.

El hombre no es primero pensamiento y luego lenguaje, sino que cada hombre desarrolla su facultad de pensar gracias al habla que se tiene con el prójimo.

El idioma es la concreción de la potencia genérica e indeterminada de discurrir.

El pensamiento se hace en la medida de la convivencia, se piensa en cuanto se vive en sociedad.

El hombre es un ser siempre en “trámite de hacerse”, siempre “haciéndose” no sin dificultades, dentro de una sociedad y frente a una naturaleza.

El hombre se hace “sapiens” (“sabio”, “gustador”) en la medida en que se hace “loquens” (“elocuente”, “comunicador”), lo que sólo es posible desde y en una sociedad.

Medio de expresión y medio de pensar.

Si los padres le dan “el ser humano”, es la sociedad la que va irle dando el modo de estar humano en la realidad.

Frente a los valores tradicionales de la vida social -como son “la iniciativa privada” y “la libertad liberal”- se introducen hoy otros nuevos valores, no menos importantes, -como son “el sentido de comunidad”, “el sentido de equipo”, “el sentido de organización”- que tanto influyen hoy en el desarrollo de la ciencia y también en la promoción y dignificación de la justicia social, contribuyendo a una sociedad más proporcionada y más justa.

Hoy no pueden defenderse, a ultranza, los intereses y posiciones egoístas creadas al amparo del ultraliberalismo económico, vigente hasta no hace tanto.

La intervención del estado es necesaria para evitar la segura injusticia, producto del egoísmo.

Las relaciones sociales nos son absolutamente necesarias para vivir humanamente, aunque los modos de relación sean muy variados:

.- “Transitorios” (como la que existe entre el cobrador del autobús y el usuario) o “estables” (como la de los esposos).

.- “Simples” (como la del vendedor de frutas y el cliente) o “complejas” (como la que se da entre el individuo y la Administración Pública).

.- “Sinceras y cordiales” (como las que se dan entre novios, amigos, enamorados,…) o “hipócritas” y “tramposas” (como la existentes en protocolos y las que se dan en la alta sociedad).

Hay, pues, formas elementales de relaciones, son las denominadas COMUNNIDADES o GRUPOS PRIMARIOS, que son los más naturales, que se fundamentan en el sentimiento, y en las que cada individuo considera al otro como “un fin” y formas más complejas de relación, las denominadas ASOCIACIONES o GRUPOS SECUNDARIOS, y que son totalmente culturales, basadas en el interés y que cada sujeto se dirige al otro como un “medio” y que pueden surgir en función de, por ejemplo, la Economía (asociaciones de empresarios, de trabajadores, clase sociales…), en función de la Política (partidos políticos, gobierno, militares,..), en función de la religión (iglesias, sectas,…), en función lúdica asociaciones deportivas…) o culturales (Liceos, Academias,…)

Hay, sin embargo tres conceptos fácilmente confundibles, entrelazables y difíciles de distinguir. Nos referimos a los conceptos PATRIA, NACIÓN y ESTADO.

PATRIA. Tipo de unidad AFECTIVA y cuyos condicionantes son tener los mismos antepasados y la misma tierra.

NACIÓN. Tipo de unidad HISTÓRICA y cuyos condicionantes son la geografía, la economía, la raza, la religión, el idioma, la voluntad. Existe el convencimiento de ser distintos de otros grupos sociales, de tener peculiaridades propias.

ESTADO. Tipo de unidad POLÍTICA y cuyos condicionantes son la fuerza, la decisión colectiva.

A veces se ha dado el caso de una Nación que luego se ha constituido en Estado, y viceversa.

Todos tenemos una Nación, porque todos hemos “nacido” pero, luego, puede ser querida, y pasará a convertirse en Patria o no, sólo sufrida.

El Estado, en cambio, es la manera de organizarse una nación, que puede ser democrático o no,….

 

 

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