jueves, 19 de diciembre de 2013

4-1.- EL HOMBRE, ANIMAL SOCIAL Y ECONÓMICO.


“Frente a los demás animales, es propio del hombre poseer el sentido del Bien y del Mal, de lo Justo y de lo Injusto, y de los demás valores. La participación común de estas cosas es lo que constituye la casa y la ciudad” – dice Aristóteles.

No decimos de placer y dolor (cualidades sensibles, que también el animal, además de disfrutarlas o padecerlas, puede comunicarlas con signos), decimos de “valores”, captados inteligentemente, y que no siempre son placenteros, y que pueden ser comunicados a los otros no sólo con signos (como los animales) sino con símbolos, con palabras, con el lenguaje.

El hombre es un “zoon politikon” (ciudadano) al tiempo que un “zoon logikon” (con “logos” = Razón y Palabra)

¿Que el hombre es “social por naturaleza”? es algo evidente y mostrable.

Ya para “aparecer” como embrión necesita de la sociedad de, al menos, dos personas: una mujer que aporta su óvulo y un varón con su espermatozoide fecundante (y a veces con equipos médicos que faciliten dicha fecundación).

A partir de ese momento el embrión, en su desarrollo como feto,… necesita de la madre, en cuyo seno o claustro materno va alimentándose, creciendo, desarrollándose,… durante, más o menos, 9 meses.

Antes no, pero hoy, ya durante todo el período de gestación será seguido por médicos, enfermeras,…y, cuando llegue el momento de salir a la luz, será atendido en instituciones sociales por personal sanitario.

Nada más abandonas el “claustro materno” no queda ahí, prematuro biológica, nerviosa y psicológicamente, abandonado, sino que es recibido e ingresa en el “claustro familiar” en que irá “madurando”, necesitando de alimentación, cuidados, cariño,…

Es tal su debilidad al nacer que su muerte, en breve, estaría asegurada, si no se viera rodeado de los demás.

Ya no basta la madre, como en los primeros 9 meses, sus necesidades son ya más que alimenticias.

Y tras un mayor o menor período en el claustro familiar, sin abandonarlo del todo, tendrá que ingresar en el “claustro escolar” porque sus necesidades, ya culturales, desbordan a la familia.

Al mismo tiempo va creándose otro claustro, el “grupo de amigos” que tanta influencia, positiva o negativa, va a ejercer sobre él en estos primeros escarceos con la maduración.

Y, cuando llegue la hora, ingresará en otro ámbito, en la “sociedad laboral”, donde podrá desarrollar sus habilidades y sus aptitudes, o no (teniendo que hacerlo en una actividad ni deseada ni grata) pero que es necesaria para vivir.

Y, mientras, el instinto sexual irá creando el círculo amoroso y desarrollando una relación íntima con otra persona, de distinto o del mismo sexo, pero que es algo nuevo y potente que no ocurría en los otros círculos.

Y, poco apoco, abandonando el nido familiar irá proyectando su propio nido, creando una nueva familia.

EL HOMBRE ES SOCIAL POR NATURALEZA.

Las relaciones con los demás son absolutamente necesarias para que él pueda ser él.

Su capacidad de dar y de recibir, de dialogar y compartir no podrían ejercerse, y son necesarias.

La Soledad es antinatural y, además, negativa, empobrecedora has el máximo.

Nunca puede haber un “yo” sin un “tú”, sin un “otros”.

Es el “yo circunstanciado” de Ortega y “si no la salvo a ella no me salvo yo”, porque ella no es un añadido a mí, sino constituyente de mí.

No es que sea “yo y mi circunstancia”, sino que “soy un ser circunstanciado”, “soy así”.

Desde el principio, todo lo que rodea al niño es, para él, algo natural, pero han sido necesarios miles de años para que estemos aquí y así, en la sociedad en la que vivimos (desde el biberón y la cuna, hasta el Centro de Salud y la Guardería, desde la higiene a la tecnología,…

Toda esa circunstancia envolvente es lo que le hará ser lo que es.

Esas conquistas humanas, necesarias, no sólo hay que mantenerlas, también mejorarlas, para su bien y el de todos.

No es que la sociedad le garantice la felicidad pero, lo cierto es que, sin sociedad no sólo no podría ser feliz, es que ni siquiera sería, existiría y menos como existe.

Nadie, nunca, ha sido ni es autosuficiente. Apuntarse a la autosuficiencia es apostar y firmar la pobreza y por la degradación.

Robinson nunca vivió solo desde el principio, llevaba consigo, en su mente, la sociedad inglesa, en forma de cultura.

Sociedad paternal, sociedad familiar, sociedad política y económica.

Llega un momento en que las necesidades del niño no pueden ser cubiertas por la familia y hay que ampliar el círculo. La polis, la ciudad, sí puede satisfacérselas (enseñanza, sanidad, seguridad, trabajo,…)

Es imposible la realización individual fuera de y sin la sociedad. Están mutuamente relacionados y necesitados.

No habría sociedad sin individuos y no habría personas sin sociedad.

SOMOS SOCIALES POR NATURALEZA.

Todavía recuerdo las clases de Platón y cómo, en la República, iba “creando con la imaginación” el origen de la sociedad como solución a los problemas y siendo necesarios, además de los padres, el agricultor (para labrar la tierra), el ganadero (que cuida los bueyes), el herrero (que fabrica las rejas), el carpintero (que hace el arado), el albañil….el panadero…. el zapatero,….el comerciante… el policía,….el gobernante…. el juez…

Cuanto más desarrollada y equilibrada esté la “polis” en la que uno vive y se desarrolla, más posibilidades oferta para una mayor y más rápida perfección como persona.

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