martes, 5 de junio de 2012

“MUNDO” Y “MEDIO”.


Como “nada humano me es ajeno” (que dijo el filósofo) continúo con mi motivación vocacional de “meterme en cualquier charco” (aunque me salpique) y hollar por diversos jardines. Es, para mí, un deleite, una fruición, y más cuando la “vida vacacional jubilosa y no onerosa” me lo facilita.
Siempre han sido mis compañeros vitales APRENDER, de los entendidos, (por lo que leo mucho), para SABER cada día un poco más (lo que humaniza) para poder ENSEÑARLO (que es lo que he hecho durante treinta y seis años, con alumnos de Bachillerato, y que Hoy continúo en ello con mis coetáneos, en el Aula de Mayores.

El “animal es al medio” como “el hombre es al mundo”.

En el “medio animal” hay comida (que debe ser apresada y engullida) y está el peligro de convertirse en presa (lo que incita a la huida). A fin de cuentas, lo que cuenta, para el animal, es “vivir”, “seguir vivo”, bien “comiendo”, bien “huyendo”. Nada hay en el mundo animal más allá de la “supervivencia”, propia y de la especie.
Es fundamental, pues, para el animal, “adaptarse al medio”, aunque sea “emigrando”. De lo contrario, fenece. Y el arma de que dispone es, sobre todo, el “instinto” específico, impreso en el código genético.

También el hombre, en sus inicios, seguiría este mismo esquema animal. El mismo que recorrerá el niño que, desde el instinto más elemental, irá liberándose de él a través de la cultura

Fueron la “posición erecta” y la “cerebralización” las que mutaron el “medio” en “mundo”.

El “mundo humano” incluye el “medio” en que vive, pero va mucho más allá. Ha sido capaz de “adaptar el medio” en vez tener que “adaptarse al medio”. Desde la Revolución Neolítica hasta la actual Revolución Genética todo ha sido una superación progresiva de escalones.

El mundo dado nunca es considerado como definitivo, por lo que el hombre siempre está “recreándolo”, ampliándolo, enriqueciéndolo.

Si el animal actúa, sobre todo, vitalmente, el hombre, que tiene que alimentar su cuerpo con lo existente en el medio, bien directamente, bien transformándolo, también tiene que alimentar su alma. Y el alimento es la cultura, que no es otra cosa sino el repertorio, abierto, de soluciones a problemas que han ido presentándose, para no tener que ir ensayando respuestas.

Este mundo humano está traspasado de “valores” (no sólo de “utilidades”) y en él se encuentran tanto personas como ideas, tanto verdades como creencias, siendo, siempre, un “mundo abierto”.
Esta “apertura” es la que conlleva no sólo la “ocupación” sino también, y sobre todo, la “preocupación”

Si toda “persona es respetable” (merece el respeto) por el hecho de ser persona y encarnar “dignidad”, no ocurre así con las ideas, que algunas son “intolerables” y no pueden ni deben ser toleradas.

Nunca la tradición ni la historia pueden ser garantes de legitimidad de lo pensado.
Lo que “ha sido considerado valioso” (verdadero, bueno, bello,…), hasta hoy, no tiene por qué “seguir siendo considerado valioso”.

El “desde cuándo” no puede sustituir ni primar sobre el “qué” y el “cómo”.

“Ni “multiculturalismo”, ni “interculturalismo”, sino “supraculturalismo”, es el título de una conferencia que he expuesto varias veces.

La “cultura” es el “cultivo” de la vida humana superior, siempre evolucionando, frente a la “repetición animal”.

El animal no es “responsable” de su hacer porque lo único que hace es “responder” al estímulo.
Un animal, con necesidades internas y ante un estímulo propicio, (sed y agua) “responde” con automatismo instintivo. Como lo hace el niño.
El hombre, en cambio, está “suelto” de los estímulos. Puede responder, puede no responder, puede dilatar la respuesta, puede, incluso, responder sin estímulo presente.
En el hombre, entre el “estímulo” y la “respuesta”, está la “libertad”, a pesar de todas “las variables intermedias” que “incitan” pero no “obligan” de manera “necesaria”.

Un león nace león, vive león y muere león. Visto uno están vistos todos. El león es su especie.
El hombre no. No se nace hombre. Nace un ser que, luego, debe “humanizarse”.
Al hombre le es dada la existencia pero su esencia tendrá que ir haciéndosela a base de opciones y renuncias.
Haber optado por aquello en vez de por esto o haber renunciado a eso en vez de aquello lo “esencializarán” así o “asao”.
Visto un hombre está visto sólo ese hombre, no la especie humana.

¿Qué es el hombre?. Una interrogación, un “qué hacer”, un “quehacer” en un mundo que es un repertorio de posibilidades.

Al hombre le es dada la vida, pero le es dada vacía, ¿cómo, con qué va a llenarla?.

Eso es el hombre, una paradoja, Porque más que “lo que es” es “lo que va a ser” y tiene que serlo en el mundo.

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