jueves, 7 de junio de 2012

DOS CARTAS


1.-
Queridos padres. Gracias. Gracias por todo lo que habéis hecho por mí. Gracias porque sé que me habéis dado todo lo que me podíais dar, todo lo que habéis podido, lo mejor que teníais. Gracias, de corazón.

Pero ya me he hecho mayor de edad, puedo valérmelas por mí mismo. Ya no os necesito. Voy a emprender la aventura de mi vida sin vosotros. Estoy preparado para ello.

Sé que si, en cualquier momento, os necesitara, me echaríais no una sino veinte manos. Sé dónde acudir y, si tuviera que recurrir a vosotros, sé que nunca, jamás, me daríais la espalda ni me cerraríais la puerta.

Gracias y adiós. O hasta luego.

¿No creeríais que los padres se sentirían orgullosos y sería un honor para ellos?.

¿No creéis que esto sería lo normal?.

El hijo ya se ha hecho mayor; ha aprendido a volar y abandona el palomar, despidiéndose con buenas maneras, porque quiere hacer su nido aparte, quiere hacer su vida, quiere volar otros aires.

2.-
¿Por qué no ésta otra despedida?.

Querido Dios. Adiós. Adiós y gracias. Gracias porque cuando no sabíamos, creíamos en Ti, acudíamos a Ti, y eso nos consolaba.

Pero ya somos mayores de edad. Ya hemos pasado el Rubicón de la Ilustración. Nos hemos echado de compañera a la Razón y ya podemos explicar y comprender y hacer tantísimas cosas sin Ti. Gracias, de corazón. Gracias y adiós, Dios.

No te reprochamos nada. Cuando fuimos niños nos cobijaste; pero hemos llegado a la mayoría de edad. Ya nos las podemos arreglar sin Ti.

A partir de ahora dejaremos de visitar vuestras iglesias y nos refugiaremos en nuestros laboratorios. No veas, Señor, la de cosas que estamos descubriendo. Podemos explicar el mundo y sus fenómenos por causas naturales, estamos descubriendo remedios y prevenciones a nuestras enfermedades con el estudio y la investigación y, para esto, no necesitamos rezar.

Ahora entendemos la vida de otra manera. Ya no queremos morirnos, sino vivir. Vivir más y mejor. La vida ya ha dejado de ser posada y lugar de paso y la estamos convirtiendo en morada, en vivienda agradable, cómoda.

Gracias por todo. Señor.

¿No sería esto normal?. ¿Creéis que Dios se ofendería?. ¿O estaría orgulloso de su hijo?


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