domingo, 27 de octubre de 2019

EUROPA: CIVILIZACIÓN MUSULMANA ( 1 )


EUROPA.

Aunque esto es verdad, no es toda la verdad.

Se ha dicho por activa, por pasiva y por perifrástica que las tres fuentes de la cultura europea han sido: 1.-  La concepción filosófica griega, 2.- La concepción jurídica romana; y 3.-  El legado religioso del judaísmo y del del cristianismo, centrado en el Nuevo Testamento y en la figura de Jesús de Nazaret.

Europa sería, pues, el resultado de la fusión de tres cosmovisiones, procedentes de tres centros culturales: Jerusalén, Atenas y Roma.

Jerusalén representa el "monoteísmo", que incluye la Biblia judía, la fuerza de la palabra, el profetismo y la narración, lo festivo y lo ritual.
Atenas aporta el "logos" griego, que da origen a lo racional-universal, crea las ciencias especulativas y positivas y promueve la filosofía, el humanismo, la escultura y la arquitectura.
Roma simboliza el "derecho" de la persona, la épica conquistadora y la organización política, junto al papado, centro religioso de la cristiandad.

Después del cisma entre Bizancio y Roma en 1054, la Europa cristiana occidental, separada de la oriental, adquiere un tinte estatal férreo y da lugar a un "sacro imperio" que se apoya en la autoridad del Papa y en un pueblo de bautizados.

Más tarde, en el siglo XVI, como resultado de la reforma de Lutero, aparece Europa dividida entre la Reforma y la Contrarreforma, con disputas teológicas y guerras de religión.

Hay, pues, en nuestro viejo continente, desde el siglo XVI, tres mundos religiosos: el "latino", donde predomina el catolicismo; el "germano", bajo la influencia del protestantismo, y el "eslavo", en el que prima la ortodoxia.

Pero, no sé por qué motivos (aunque me los supongo) se es renuente a ver la importancia que, para la construcción de Europa, tuvo la que he denominado “LA CUARTA PATA DE LA MESA”.

Estoy refiriéndome a la aportación de la cultura-civilización islámica.

Sabemos mucho de las otras tres, voy, pues, a recordar esta “cuarta pata de la mesa”.


 CIVILIZACIÓN MUSULMANA.- (1)

Pongamos cada cosa en su sitio (para que quepan todas).

A las aportaciones científico-tecnológicas que la civilización musulmana aportó al raquítico acervo cultural europeo, debe dársele todo el reconocimiento que se merece, no menos, pero tampoco más.

Como he escrito más arriba (y he repetido en varios sitios de mis escritos), la Europa moderna es el resultado de la Razón Griega, del Derecho Romano y de la Religión Cristiana, a lo que habría que añadirle la explosión de la Razón Ilustrada, la Dios Razón, con sus consecuencias económicas, sociales, políticas, morales, científicas y técnicas-tecnológicas del siglo XVIII.

En la Edad Media, ante el asfixiante papel de la Religión Cristiana sobre el conocimiento, sobre la sociedad, sobre la política,… sobre la vida, en general, se taponó el desarrollo greco-romano (a fin de cuentas, ¿”para qué sirve conocer todas las lenguas del mundo, si pierdes tu alma”?) y todo el agua se la llevó el molino religioso y teológico, siendo el Trivium y el Quadrivium, así como las Artes Liberales, simples prólogos o introitos a lo realmente importante: la Teología, la que nos ayudaría a conseguir la salvación eterna.

Fue en esta época, en la Edad Media, cuando hubo otras vías por las que, también, corría otro agua, el científico-tecnológico, que venía de la mano y de la cabeza del Islamismo, PERO…

En el siglo IV, bastante antes de que naciera Mahoma, un grupo de Cristianos SIRIOS había llevado a cabo un estudio riguroso de la Filosofía y de la Medicina hipocrática griegas.

A finales del siglo V, el Emperador de Oriente (Constantinopla) Zenón clausuró la Escuela de Endesa, por herética (monofisita, nestoriana), condenada en el Concilio de Calcedonia (año 451), teniendo que emigrar y trasladarse, también con su saber, a Persia (Irán).

Tras la conquista islámica, tanto de Siria como de Persia, éstas quedaron bajo el patrocinio de los ilustrados Califas de Bagdad, en la época de “Las mil y una noche” y Sherezade.

Entre el 750 y el 900 aquellos sabios sirios tradujeron a Aristóteles al árabe y pusieron a disposición del mundo islámico las obras científicas y médicas de Euclides, de Arquímides, de Hipócrates, de Galeno….

Al mismo tiempo, se importaron obras matemáticas y astronómicas de la India, al tiempo que se adoptaba la numeración árabe.

Los pensadores árabes se apresuraron a explotar el patrimonio del saber.

Primero lo Asimilaron, luego lo Desarrollaron, y, finalmente, Transmitieron todo este bagaje a Europa.

Ello fue a través de Al-kindi, Al-farabi y, sobre todo AVICENA y AVERROES.

AVICENA, un estudiante precoz, dominador de muchos campos del saber (Lógica, Matemáticas, Física, Medicina, Metafísica,…) antes de los 20 años y que, ya a esa edad, publicó una Enciclopedia sobre todos esos temas.

Destacó, sobre todo, como Médico y su Canon de Medicina sería utilizado por los médicos hasta el siglo XVII.
Los cuatro humores hipocráticos (sangre, flema, bilis y bilis negra), determinantes tanto de la salud como del carácter de las personas (sanguíneos, flemáticos, coléricos y melancólicos), según el predominio de uno de ellos sobre los demás, fueron conocidos en Europa a su través.

Su filosofía se basaba en Aristóteles, pero desarrollándolo y modificándolo.

La distinción entre “esencia” (qué es) y “existencia” (que es, que existe), lleva a la conclusión de que la 2ª no se infiere de la 1ª, siendo independientes.

La “esencia” “puede” tener existencia, pero “no tiene” por qué tenerla.

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