I. Fuentes Paganas
Las fuentes no cristianas sobre la verdad histórica de los Evangelios son escasas y están contaminadas de odio y de prejuicio, lo que no es anormal, el que tus enemigos hablen mal de ti.
Existe un número de RAZONES que
se han propuesto para explicar esta condición en las fuentes paganas:
1.- El campo en el que se desarrolla la historia que narran los Evangelios fue la remota Galilea.
A.- ¿HORACIO?
2.- Los judíos, en aquellos
tiempos, eran percibidos como una raza supersticiosa, si damos crédito a
Horacio: “Credat Judaeus Apella | No ego: namque deos didici securum agere
aevum; | Nec, si quid miri faciat natura, deos id Tristes ex
alto coeli demittere tecto” que traducido dice: (“El judío, Apella, lo cree, no
yo; porque sé que los dioses traen vida tranquila; y si la naturaleza
a veces hace algún portento, no son los dioses enojados quienes lo envían desde
la alta bóveda celestial. (I, 5, 100-103)
3.- El Dios de los judíos era
desconocido e incomprensible para la mayoría de los paganos de ese período.
Los judíos, en cuyo seno la Cristiandad tomó sus
orígenes, estaban dispersos y eran odiados por todas las naciones paganas.
La religión cristiana era a
menudo confundida con una de las tantas sectas que habían surgido del judaísmo,
y que no podría despertar el interés del espectador pagano.
Es, sin embargo, cierto que ni los judíos ni los gentiles sospechaban en lo más mínimo la importancia monumental de la religión de cuyo crecimiento eran testigos.
Es, sin embargo, cierto que ni los judíos ni los gentiles sospechaban en lo más mínimo la importancia monumental de la religión de cuyo crecimiento eran testigos.
Estas consideraciones dan
razón de la escasez y aspereza con la que los eventos cristianos son
mencionados por los autores paganos. Pero aunque los autores gentiles no nos
dan ninguna información sobre Cristo y los primeros estadios de la cristiandad
que no tenemos en los Evangelios, y aunque sus afirmaciones son hechas con un
odio y desprecio sin disimulo, de todas formas, y sin quererlo, prueban el
valor histórico de los hechos relatados por los Evangelistas.
No necesitamos demorarnos
mucho en un escrito titulado "Los Actos de Pilato", que debe haber
existido en el siglo II (Justino) y debe de haberse utilizado en las escuelas
paganas para advertir a los jóvenes contra las creencias cristianas (Eusebio de
Cesarea: que fue obispo de Cesarea y que, por su gran obra, “Historia
eclesiástica o Historia de la
Iglesia ”, se le conoce como el padre de la historia de la Iglesia porque sus
escritos están entre los primeros relatos de la historia
del Cristianismo primitivo, que abarca desde los inicios hasta el año
324 d. C.
4.- ¿Existieron realmente las
tablas de censo de Quirino?.
B. Tácito (56-120 d.C.)
B. Tácito (56-120 d.C.)
A Tácito se le considera uno
de los grandes historiadores de la
Roma antigua. Su obra “Anales” trata la
historia del Imperio romano desde el año 14 hasta el 68 (Jesús murió
en el año 33 (¿?)). Tácito escribió que el gran incendio que devastó la
ciudad de Roma en el año 64 se le atribuyó al emperador Nerón, pero que
Nerón culpó del incendio a los cristianos “para acabar con los rumores”. Luego
añadió: “Aquel de quien tomaban el nombre, Cristo, había sido ejecutado en el
reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato” (Anales, XV, 44).
Su religión, aunque suprimida
por un tiempo, renació nuevamente no solo en toda Judea donde se había
originado, sino hasta en Roma, y –añade- que no era sino el nudo de
convergencia de todas las corrientes de maldad y desvergüenza.
Y, lo que es más, que Nerón
había desviado de sí mismo las sospechas de la quema de Roma acusando a los
cristianos de este crimen; que estos últimos no eran culpables del incendio,
aunque es verdad que merecían su destino, en razón de su misantropía universal.
Tácito, además, describe
algunos de los horribles tormentos a los que Nerón sometía a los cristianos.
Aunque, probablemente, Tácito
confunde a los cristianos con los judíos, considerándolos una secta judía
particularmente abyecta.
Se puede inferir lo poco que había investigado la verdad histórica de
los documentos judíos por la credulidad con la que aceptaba las absurdas
leyendas y calumnias sobre los orígenes del pueblo Hebreo.
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