martes, 8 de mayo de 2018

CULTURA RELIGIOSA: EL NUEVO TESTAMENTO (1)


EL NUEVO TESTAMENTO


El Nuevo Testamento estuvo escrito originalmente en griego antiguo, que era la lengua franca del mundo alrededor de Palestina desde, por lo menos, tres siglos antes de Nuestra Era.
Pero jamás se ha encontrado ninguno de esos manuscritos.

Es más.

Los más antiguos de algunos de los 28 libros datan (nada más y nada menos) que del siglo III d. C.
(Por supuesto que tampoco existen manuscritos de los libros del Antiguo Testamento que sean anteriores al siglo I a. C.)

Y es que, en el año 303 (siglo IV), el emperador Diocleciano mandó destruir todos los manuscritos sobre el cristianismo en todo el imperio pero ¿por qué no aparece en las obras de Flavio Josefo, autor de dos grandes obras: “Historia antigua de los judíos” e “Historia de la guerra de los judíos contra los romanos y de la ruina de Jerusalén”, escritas entre el 37-99 d. C., no muy lejanas de la vida pública y muerte de Jesús?

Ni en las obras de otros historiadores del mismo período, que tratan de la historia de Palestina antes y durante la vida de Jesús se menciona al Cristo y los acontecimientos de su vida, mientras que lo que sí sabemos es del progreso de la Iglesia en la primera fase de su existencia, de su rápida propagación, de su entusiasmo, de su energía, de su vitalidad, de su fuerza de resistencia, de sus infortunios, de las persecuciones de que fue víctima, de los martirios, de sus discordias internas y de su herejías, de hechos a menudo tan asombrosos que…?.

Todo esto se basa en un libro, “Historia eclesiástica”, escrito entre 315 y 335 d.C., por Eusebio (265-340 d.C.), Obispo de Cesarea, en Palestina.
O sea, 300 años después de la existencia de Jesús y nada en la historia más cercana a su muerte.

La obra de Eusebio de Cesarea abarca tres siglos, y muchos países y regiones y nada dice de las figuras dirigentes, que desaparecieron como por arte de magia 15 años después de la muerte de Jesús.

Actualmente deben de existir más de 4.500 manuscritos del Nuevo Testamento y que son, sin duda, copias de textos originales pero, como ocurre con todas las copias hechas a mano, no hay ninguna exactamente igual a la otra.

Ha podido comprobarse que hay entre doscientas y doscientas cincuenta mil variantes.

Debió de haber copistas que, partiendo de una copia poco legible, redactaron algunas frases de su propia cosecha o hicieron anotaciones marginales en los manuscritos, las cuales fueron interpoladas en los textos por copistas posteriores.

Incluso debió de haber copistas que cambiaban un texto que no les resultaba bastante comprensible, según su modo de ver y entender.

De estos manuscritos antiguos los hay de dos tipos:

1.- Los UNCIALES, que datan del siglo V al X, cuyas letras están todas en mayúsculas, una letra, en general, un poco más redonda y sin que haya puntuación ni espacio entre las palabras.

2.- Los CURSIVOS, cuya escritura se parece más a la nuestra escrita a mano, con espacio entre las palabras, pero datan, tan sólo, del año 1.000 aproximadamente.

Hay pocos manuscritos completos y, de los que están más o menos completos, sólo hay seis cuya datación oscila entre el 500 y 1.000 d. C.

Y, siempre hay que tener en cuenta que estos manuscritos antiguos ya son copias de las copias de las copias…de los originales y que, sobre todo en la escritura Uncial, las posibilidades de una falsa interpretación han sido grandes, pues al copiar un texto Uncial ya en Cursiva la última letra de una palabra puede considerarse perfectamente como la letra inicial de la palabra siguiente.

Sin embargo, los estudiosos, tras un duro trabajo y durante siglos, han llegado a un texto que es casi universalmente aceptado, pero que en nada se parece a otros textos más cercanos y contemporáneos a la vida de Jesús y sus discípulos.

Por ejemplo. Flavo Josefo habla sobre Pilatos y da sobre él muchos detalles, pero nada sobre su papel en el proceso contra Jesús, lo que es raro si ello hubiera sido muy importante.

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