miércoles, 5 de julio de 2017

EL AMOR EN SAN AGUSTÍN (4): "TU DIOS Y MI DIOS" (FLORIA EMILIA)

4.- REPROCHES DE FLORIA EMILIA

Las autobiografías, por su misma esencia, no pueden ser totalmente neutras, o neutrales. La pesada carga de los autoprejuicios con que se va pertrechado desviará, hacia un lado o hacia otro, la justa medida.

Suelen magnificarse o minimizarse diversos aspectos o acontecimientos.

Por lo que una de las maneras de acercarse a una biografía es contrastarla con lo que del autobiografiado afirma de sí o de los demás quien lo conoce bien.

Es el caso que nos ocupa.

Floria Emilia, que lo conocía muy bien por haber sido su compañera fiel, su amante amantísima, la madre de su hijo,… y que había convivido con él durante mucho tiempo, contrabiografiará (¡perdón por el “palabro”¡) la autobiografía de San Agustín haciéndole ver lo que él no ve o no quiere ver o no puede ver, haciéndole reconocer lo que no se atreve a reconocer, poniendo las cosas en un punto más cercano a la verdad.

La “contrabiografía” de Floria Emilia moderará la “autobiografía” de San Agustín, en sus Confesiones.

Es una manera de contrarrestar magnificando lo minimizado o minimizando lo magnificado.

Es equilibrar, en parte, la balanza.

Floria le reprocha a Agustín que de las Confesiones se siga que “él descendió tan bajo que cultivó la amistad de una mujer”.

Ella no puede creer en un Dios que destroza la vida de una mujer (arrebatándole su amor y a su único hijo) con el fin de salvar el alma de un hombre.

Y siente miedo ante lo que puedan hacer algún día los hombres de la Iglesia a una mujer como ella, a una mujer que ha quedado reducida a tentación, hombres que piensan que Dios ama más a los eunucos y castrados que a los hombres que aman a una mujer.

Ella no cree que Dios haya creado al hombre para que se castre ¿Por qué, pues, lo creó con testículos? ¿Es que se equivocó, en su creación, y el varón creyente viene a arreglar el desaguisado? ¿Es que no es eso una herejía?.

Ni que la consideración del Nazareno respecto de las mujeres fuera precisamente ésa. El Nazareno fue un hombre justo con las mujeres. Son “los teólogos” los que han desarrollado en la primitiva Iglesia una actitud machista (sobre todos, Tertuliano).  

Para Floria, es imposible separar el alma de lo sensible y lo sensible del alma.
Es imposible discernir entre cuerpo y alma.
Somos cuerpos animados, con alma o almas corporeizadas.

Además, “si estas realidades (las sensibles) no tuvieran alma, no constituirían objeto de amor”.

Desde su perspectiva, Agustín en sus Confesiones se vanagloria ante Dios de la profundidad con que es capaz de despreciar toda su creación, en una posición que recuerda el maniqueísmo y su doctrina de una maldad intrínseca del mundo. 

Pero en opinión de Floria no es más que soberbia el rechazo de la vida con todos sus placeres terrenales, a favor de una hipotética existencia eterna, que tal vez no sea más que una abstracción.

A este respecto recuerda, erudita, y ya filósofa, la crítica de Aristóteles al mundo platónico de las Ideas.

Lo que a ella le parece condenable no es el amor de la carne, sino el rechazar ese amor y esa ternura, como ahora hace el obispo de Hipona Regia.

Floria no se corta y arremete contra los teólogos, a los que supone perdidos en un laberinto que es la contrapartida de la caverna platónica:

-“Teólogos…  “¡Qué profesión más miserable! ¿Cómo es posible que lo pequeño pueda ocuparse de lo grande? ¿Cómo es posible que la obra defina al maestro? ¿Cómo puede una obra decidir dejar de funcionar como tal?”.

 Arremete también contra una teología que le parece más primitiva que la pagana, al suponer la existencia de un Dios vengativo, que manda a los eternos tormentos del infierno a quienes no sigan estrictamente sus supuestas indicaciones de continencia extrema y de desprecio por la relación de ternura y amistad entre los sexos.

“¡Donde hay más ingenio, honorable obispo –escribe con ironía-, suele haber menos amor!”.





No hay comentarios:

Publicar un comentario