sábado, 30 de noviembre de 2019

FLORILEGIO FILOSÓFICO: DE ESTO Y DE LO OTRO ( 1 - 3 )



LA MIRADA CREADORA.

Es el título de la obra de Ana María Leyra.

Afirma la autora que Santo Tomás dibujaría una leve sonrisa al ver justas estas dos palabras, porque “crear” es un atributo exclusivo de Dios.
Pero resulta que el hombre artista puede hacer algo que ni Dios mismo podría hacer: ser artista.
Dios no es artista.
Le basta (y le sobra) con ser creador.

El arte es privilegio humano de poner, recomponer, cambiar, combinar, indagar, imaginar, triunfar…o fracasar.

Dios ni triunfa ni fracasa, ni recompone, ni indaga.
Todo lo ve y hace con absoluta simplicidad.
Su ojo omnividente ni sospecha ni queda fascinado.
El artista, en cambio, “crea” obras de arte.

Claro que si el término-concepto “crear” se toma a la letra (“sacar algo de nada ni de Sí”) el hombre no puede “crear”, se “recrea” juntando palabras, colores, formas,…..


EL PROBLEMA MENTE-CEREBRO.

Primera distinción entre “lo físico” y “lo mental”: lo “físico” es  espacial, lo “mental” NO.
Segunda                                                           :                 se conoce mediante la percepción externa, lo “mental” mediante la percepción interna.
Tercera                                                             : lo “físico” es público, lo “mental” es privado.
Cuarta                                                              : lo “mental” es intencional, lo “físico” NO.

TEORÍAS EN TORNO A LO MENTAL Y A LO FÍSICO:

Teorías DUALISTAS:

.- INTERACCIONISMO.

.- EFIFENOMENALSMO.

.- PARALELISMO Y OCASIONALISMO.

.- ANIMISMO-HILOZOÍSMO-PAMPSIQUISMO.

Teorías MONISTAS:

.- MONISMO NEUTRAL.

.- MATERIALISMO FUERTE.

.- IDENTIDAD MENTE-CEREBRO.

.- MATERIALISMO EMERGENTE.

.- FUNCIONALISMO

.- FENOMENISMO.

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FEUERBACH: LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO.

Es su obra capital y ocupa un papel de primera importancia en la Filosofía Occidental Moderna porque, entre otras cosas, ofrece el esquema básico de lo que se llamará, después, “Filosofía de la sospecha”.

Las críticas de Marx, Nietzsche y Freud a la religión o a la moral, a la sociedad o al estado,…siguen el modelo fundamental ofrecido por Feuerbach en su crítica de la religión.

“Las cosas no son lo que parecen” (viene a decir en síntesis).
Tras el fenómeno hay una realidad en sí que se oculta y que se debe desvelar.
Tras la Religión hay sólo Antropología, por lo que aquella tiene una esencia verdadera: el hombre, pero también una falsa: la proyección en la que el hombre se aliena de sí.

Feuerbach tiene un efecto purificador: es verdad que el hombre tiende a fabricarse su propio Dios.
Si no es cierto que Dios sea mera proyección de deseos insatisfechos, leyendo a Feuerbach aprendemos que bien puede llegar a serlo a partir de ciertas actitudes religiosas dominadas por el egoísmo.

DE ORDENADORES (Pascual Martínez-Freire) EL FUTURO DE LAS MÁQUINAS PENSANTES.

 La Sabiduría está conformada, ante todo, por la Prudencia más que por la Ciencia.
El hombre sabio es, ante todo, prudente, mientras que los científicos han sido, muy frecuentemente, imprudentes.

La dimensión moral del ser humano también debe encarar este futuro de las máquinas pensantes

Tengo mis serias dudas de que los seres humanos actuales, tan preocupados por su bienestar material y por el desarrollo científico y tecnológico, hayan alcanzado la madurez moral, y en particular, la prudencia, necesaria para enfrentar lo que denominado “la carrera de los ordenadores”
Creo que el hombre actual ha alcanzado una alta madurez intelectual, que se refleja en los productos científicos y tecnológicos que ha conseguido realizar, pero no creo que haya alcanzado una buena madurez moral y, en estas condiciones, puede resultar arriesgado que asuma el papel de creador de los robots computerizados.

Es necesario controlar a los científicos mediante comisiones mixtas de expertos y gente corriente.
Resulta necesario y urgente controlar la carrera de los ordenadores.
No podemos dejar dicha carrera, que afectará a la humanidad entera, en manos exclusivamente de los expertos, que constituyen una parte de la humanidad, a veces convertida en “secta cerrada”.

Controlar los ordenadores diseñando su orientación y objetivos a fin de evitar un desarrollo tecnológico que pueda resultar perjudicial para las sociedades humanas, ya que debemos desconfiar de nuestra madurez moral, en general, y, en particular, de la prudencia de los científicos, a veces más preocupados por sus éxitos personales que por el bien común de la sociedad.

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