domingo, 28 de abril de 2019

LA DIOSA RAZÓN (RESUMEN) (4)



El hombre moderno, con Leonardo Da  Vinci y Galileo a la cabeza, afirma:


         1.- Que “la naturaleza está escrita en lenguaje matemático”, o sea, que el que no sepa matemáticas no se va a enterar de nada.

         2.- Confianza plena, absoluta, en la Razón, como instrumento del conocimiento.

Y como, precisamente, la matemática es el ámbito en el que se mueve Ella es la llave que nos abra la puerta y nos muestre los secretos de la naturaleza.


Secretos que siempre han estado ahí pero que sólo ahora, cuando la Razón se ha sacudido la tutela de la Fe y camina libremente por su campo, a sus anchas, está descubriéndonos.

Los que inventan, los inventores, son los técnicos, son los tecnólogos, los creadores de seres artificiales, de aparatos.
Los científicos no son “inventores”, sino “descubridores”.

Las leyes no se inventan, se descubren.

Las mismas cosas, una piedra, siempre, en todos los sitios, en todas las culturas, al soltarlas, caen verticalmente, hacia abajo.
El hecho de caer, la caída, siempre ha estado ahí.
Sólo ahora sabemos cómo cae y por qué cae.

NEWTON descubre que el proceder de las cosas, su comportamiento, su actuar, es no arbitrariamente, sino según ley.
La Ley de la Gravedad.
Si cae, cae por la gravedad y además cae según la fórmula: “La distancia recorrida es igual a la aceleración por el tiempo al cuadrado”

GALILEO “inventa” un catalejo/telescopio y cuando lo dirige hacia el cielo, hacia la luna “descubre” que ésta no es esférica (figura geométrica perfecta al estar compuesta por el quinto elemento, el éter, que es igualmente perfecto), sino  que en ella hay montañas y valles como en la tierra.

Y cuando lo dirige hacia el sol descubre que en él hay manchas solares, es decir, que su composición no es igual en todas sus partes, que en unas está (vamos a decir) más diluido y en otras más denso, más concentrado.

Que el sol no es isótropo sino anisótropo.
Por lo que se viene abajo la teoría aristotélico-ptolemaica de la perfección de los cielos debido al elemento perfecto, éter, como único componente. Por lo tanto hay que decir adiós a la teoría hasta ahora vigente de la existencia de dos mundos opuestos: el sublunar, imperfecto, compuesto por los cuatro elementos (Fuego-Aire-Agua-Tierra) en mayor o menor proporción en la composición de los cuerpos terrestres y el mundo translunar, perfecto, debido a la pureza del único elemento (éter).

Para acabarlo de rematar KEPLER, (gran matemático) y partiendo y apoyándose en  datos experimentales anteriores, descubrirá que no existe ninguna órbita circular alrededor del sol por ninguno de los planetas, sino que la órbita normal es la elíptica.
En concreto, la órbita de la tierra en su recorrido de traslación alrededor del sol describe una elipse y el sol no se encuentra en el centro sino en uno de sus focos.

Por lo tanto, para que se cumpla una de las leyes de Kepler (la segunda) la tierra no puede ir, en su traslación alrededor del sol, con un movimiento uniforme, siempre a la misma velocidad, sino que tendrá que ir “acelerando” en el perihelio, cuando esté más cerca del sol, y tendrá que ir, a menos velocidad, “frenándose”, cuando esté en el afelio, más lejos del sol.

Ya no es que el sistema solar no sea geocéntrico ni geoestático (Aristóteles y Ptolomeo) es que ni siquiera es heliocéntrico (después se descubrirá que tampoco es helioestático).

De perfección, pues, nada.

La puntilla se la dará NEWTON con la Ley de la Gravitación Universal.
Las leyes que se dan entre los astros son las mismas que se dan en la tierra.

Unicidad del mundo, nada de dos mundos distintos y opuestos.

Los cielos se desacralizan, la RAZÓN los va a secularizar, los va a despojar de ese hálito divino.
Newton es el firmante de su defunción.

La teoría aristotélico-ptolemaica, durante tantos siglos vigente, apoyada y defendida por la Iglesia Católica, porque encajaba muy bien con el espíritu de la creación, se viene abajo.

LA RAZÓN, apoyándose en la EXPERIENCIA como punto de partida y verificándose por la EXPERIENCIA, en su punto de llegada, está triunfando, pese a todos los obstáculos que la FE y la jerarquía eclesiástica está poniéndole constantemente con todo tipo de medidas.

La abjuración de Galileo es uno de los documentos más triste de la historia de la humanidad.

Hemos encontrado la LLAVE que nos abre las puertas de la verdad.
Introduzcamos esa llave en todas las puertas y descubramos qué es lo que realmente hay detrás de ellas.



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