miércoles, 20 de diciembre de 2017

9.- LA MASTURBACIÓN O “EL VICIO SOLITARIO” (1)



También denominada “onanismo” o “autoerotismo”.
Pero así como “onanismo”, deriva de un varón llamado Onán (lo que llevaría a considerar el “onanismo” como una “masturbación masculina) al referirse al onanismo en las mujeres habría que adjetivarlo: “onanismo femenino” que sí es “autoerotismo” o “masturbación” pero distinta a la masculina u “onanismo propiamente dicho”.

“Onanismo”  es una palabra que deriva de Onán, un personaje de la Biblia.
Hijo de Judá, Onán, ante la muerte de su hermano mayor, tuvo que contraer matrimonio con la viuda de su hermano, una mujer llamada Tamar, de acuerdo a la ley de los judíos.
Las normas de la época indicaban que, si Onán tenía un descendiente con Tamar, el hijo de ambos no sería tomado como hijo de él, sino que sería considerado hijo de su hermano difunto.
Esto, a su vez, implicaría un desplazamiento de Onán en la sucesión hereditaria de su familia.
Para evitar esta situación, Onán desarrollaría el “coitus interruptus” con Tamar, evitando, así, eyacular en su interior para que la mujer no quedara
Embarazada.

La Biblia cuenta que, ante estas acciones, Dios decidió matar a Onán.
Su nombre, “Onán”, por extensión a la práctica, “onanismo”, pasó a asociarse a la “masturbación” ya que, al igual que el “coitus interruptus”, supone que el semen se desperdicia y no se emplea para procrear.

“Onanismo”, por lo tanto, es sinónimo de “masturbación masculina”, acción de estimular los órganos sexuales para provocar placer, ya sea a uno mismo o a un tercero.

“Onanismo”, pues, va asociado a “semen derramado fuera de la vagina” (también denominado “paja”)

El onanismo puede desarrollarse a través de caricias y frotaciones con las manos o mediante la utilización de un juguete sexual,…etc.…etc.….
Por lo que sería terminológicamente incorrecto denominar “onanismo” a la masturbación femenina o autoerotismo a no ser que lo denominemos “onanismo femenino”

El onanismo, pues, también denominado “vicio solitario”  es la acción y efecto de procurarse solitariamente goce sensual”

La moral tradicional lo ha considerado un “pecado” al desviar el destino natural del semen, que es la procreación.

La ausencia del autoerotismo en las etapas previas al matrimonio ha sido considerada necesaria para la actividad sexual normal dentro del matrimonio y su efecto correspondiente, la procreación.

Se estimaba que el aguantar el goce autoerótico “antes de” era para poder disfrutarlo más y mejor durante el matrimonio y como premio por las incomodidades de la crianza y educación de los hijos.

Se consideraba, además, que la calidad del semen iba deteriorándose a medida que éste iba saliendo del varón, por lo que repercutiría en los defectos que pagarán sus hijos.

Además de que se creía que los hijos de familias numerosas eran mejores que los hijos únicos y que los primogénitos.

Antes de masturbarse, pues, pensar en la “regeneración y mejora de la especie” más que en la simple y mera “generación” del individuo.

La ideología más extendida ha sido que la masturbación es un “vicio de anormales” (más o menos anormales).

Se recomienda a los padres que sus niñas no usen prendas de ropa interior que rocen o aprieten demasiado sus partes sexuales, que no abusen del ejercicio de la bicicleta, o de la equitación llamada “a la gineta o jineta”, porque el roce del sillín o de la silla de montar en sus órganos sexuales puede despertar a destiempo o prematuramente sus sensaciones voluptuosas que las llevarían a provocárselas con manipulaciones vergonzosas.

(Quién haya practicado la equitación en edades tempranas habrá comprobado que es verdad).

¿Son los varones o son las mujeres los más adictos a la masturbación o autoerotismo?

Porque los varones lo consiguen al eyacular, pero ¿las mujeres?
Así se pensaba, por lo que era menos justificable la masturbación femenina, más anormal.

Se creía y se explicaba que la masturbación producía múltiples enfermedades y un variado tipo de problemas psicosomáticos.

¡Cuántas broncas no me echaría el cura cada vez que confesaba haberme hecho una (o varias) pajas¡
Que si mis hijos saldrían raquíticos porque mis espermatozoides estarían débiles, lentos, vagos,….
Que si me quedaría como Lolo (“el tonto del pueblo”) porque el semen es como la médula blanca de la columna vertebral y mis huesos se debilitarían….
Que si la función natural del semen es, como su nombre indica, la “semilla” que debe ser sembrada en el vientre de una mujer (de la mía, el día de mañana) y que masturbarme, pues, era una acción “antinatural” y, como Dios es el creador de la naturaleza, un acto “contra natura” era un acto contra Dios, un pecado mortal de necesidad.
Que si… (Yo qué sé cuántas cosas más me decía D. Miguel, mientras acariciaba, manoseaba, mi barbilla de niño)

Y, ¡cuidado con la ducha, el baño y el bidé, porque tocarse las partes íntimas puede producir un goce que…¡

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