jueves, 10 de noviembre de 2016

CRÓNICA DE DOS MUERTES ANUNCIADAS. (18)

CRÓNICA DE DOS MUERTES ANUNCIADAS.
1.- Teniente José Castillo, socialista, día 12 de Julio del 36.
2.- José Calvo Sotelo, parlamentario, partido Renovación Española. 13 de Julio del 39

.- El 17 de Julio, inesperadamente, (porque estaba programado para el 18), comienza la rebelión militar contra la Segunda República.
.- El 18 de Julio, la rebelión militar triunfa en Sevilla, Córdoba y Granada.
.- El 19 de Julio, de madrugada, la rebelión triunfa en Valladolid, Burgos y Zaragoza.


Es LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.

DOS MUERTES PREMONITORIAS.

Muchas veces leí y oí la salvajada del asesinato de Calvo Sotelo, a mano de los “malos” (¿) pero nunca leí y nadie decía, nada, de la muerte de Castillo, a manos de los “buenos” (¿).


EL TENIENTE CASTILLO.

El Teniente José Castillo era andaluz, nacido en Alcalá la Real (Jaén) y que, tras pasar por la Academia Militar de Toledo, es destinado a Marruecos, desde donde, tras ascender a Teniente, recala en Alcalá de Henares, en el Regimiento de Infantería.

Cuando se proclama la República comienza a participar en la política y sus simpatías se dirigen hacia la corriente socialista.

Cuando tiene lugar la Revolución de Octubre del 34, en Asturias, está destinado en Madrid, Cuatro Caminos, y le encargan la misión de sofocar una manifestación de apoyo a los revolucionarios asturianos.
Las órdenes que recibe son las de disolver la manifestación, como sea, pero se niega a intervenir proclamando: “yo no tiro sobre el pueblo”.

Este desacato es juzgado en consejo de guerra y condenado a un año de cárcel.

Cada vez se siente más identificado con la República por lo que, al salir de prisión, ingresa en la Guardia de Asalto y, de nuevo, es destinado a Madrid.

El 16 de Abril del 36 se ve obligado a intervenir durante el entierro de un guardia civil, fallecido dos días antes, durante la celebración del quinto aniversario de la República.
El entierro se transforma en una manifestación antigubernamental de las derechas y, en el altercado, el teniente mata a Andrés Sáenz de Heredia, primo de José Antonio Primo de Rivera, y dispara contra un estudiante de medicina, que queda gravemente herido.

Ian Gibson afirma que “Castillo había perdido los nervios”.

A partir de ese día Castillo se convierte en uno de los principales objetivos de Falange.

Sufrirá dos intentos de asesinato, de los que saldrá ileso, por lo que las milicias socialistas, que él entrena, estarán escoltándole permanentemente.

El 12 de Julio del 36 recibe una advertencia de una compañera y militante socialista, durante la celebración de una corrida de toros en la plaza de Las Ventas, a lo que responde con: “no conseguirán que me esconda”.

Y fue esa misma noche, dirigiéndose al cuartel de Pontejos, donde prestaba sus servicios, cuando es abatido por cuatro encapuchados.
Su cadáver es trasladado a la Dirección General de Seguridad.
En el cuartel comienzan a concentrarse paisanos y guardias y la palabra que más se escucha es “VENGANZA, VENGANZA, VENGANZA”

Era el 12 de Julio.


JOSÉ CALVO SOTELO.

Era gallego, nacido en Tuy (Pontevedra).
Estudia Derecho en Zaragoza y es Matrícula de Honor en Derecho Romano, por lo que vende copias de sus apuntes.

Llega a Madrid y trabaja en el Ministerio de Gracia y Justicia.
Asciende, tanto en su profesión como en las filas del partido de Antonio Maura, durante la Monarquía de Alfonso XIII, llegando a ser diputado y, posteriormente, Gobernador Civil de Valencia.

Cuando Primo de Rivera toma el poder se une a su Unión Patriótica, participando en el gobierno durante casi toda la dictadura, llegando a ocupar, en 1.925 la cartera de Hacienda, creando el llamado presupuesto extraordinario para costear las obras públicas, creando bancos y Campsa (el monopolio estatal del petróleo).

Dimitirá en el 29, tras la crisis, y al no detener la caída de la peseta.

Al llegar la República se ve obligado a exiliarse (estaba acusado de evasión de capitales).

En el extranjero entra en contacto con las ideas de los monárquicos franceses y del fascismo italiano.
“Antes Roma que Moscú” –decía.

Colabora en la revista Acción Española, en la que escribe: “hay que conquistar el Estado”.

Aunque es elegido y reelegido parlamentario, durante la República, pero no vuelve a España hasta Mayo del 34, tras la amnistía del gobierno de Lerroux.

Desde su escaño y como representante de Renovación Española hace continuos llamamientos al ejército contra “las hordas rojas”.
“Prefiero ser militarista, a ser masón, a ser marxista, a ser separatista e, incluso, a ser progresista”.

Intenta reorganizar todas las fuerzas de la derecha, a las que agrupa en el Bloque Nacional, que se constituye en Diciembre del 34.

No obstante, José Antonio Primo de Rivera, que no se une al Bloque, se niega a admitirlo en su partido de Falange Española de las JONS.

En las elecciones del 36 Calvo Sotelo pacta con la CEDA de Gil Robles con el objetivo de llegar al poder y sustituir al Presidente de la República por un general, posiblemente, Sanjurjo.
Pero Gil Robles no coincide en ese objetivo y las relaciones entre ambos se enfrían.

Calvo Sotelo es partidario del golpe de Estado y de una vuelta de la Monarquía, pero contrario a cualquier clase de revolución, no quiere que “el trono se cimente sobre regueros de sangre y montones de escombros”.

El 15 de Febrero del 36, la víspera de las elecciones, publica en la prensa un manifiesto en el que propone crear un Estado Autoritario para evitar que “las esencias más vitales” de la nación dependan del “sufragio envenenado”.

Poco antes de su asesinato pronuncia un discurso cuyas palabras son premonitorias premonitorias: “Es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio”

Es consciente de que su vida está en peligro y le pide a un periodista del ABC, Luis de Galinsoga, que le avise cuando se produzcan disturbios para estar prevenido ante posibles represalias.

Un extraño cambio en el personal de su escolta, en los primeros días de Julio, hace aumentar, aún más, sus sospechas (un amigo le comprará un coche Buick, blindado, de Estados Unidos).

La madrugada del 13 de Julio, tras el asesinato del Teniente Castillo, un grupo de oficiales se presenta en su casa en una camioneta de la Guardia de Asalto.
Se ve obligado a acompañarles y se despide de su mujer sospechando lo que le espera.

A mediodía, su cuerpo aparece en el depósito de cadáveres, muerto a tiros, y siendo identificado.

Pemán escribiría: “nosotros lo queríamos para gobernante, pero Dios lo quiso para mártir”

Su muerte está considerada  como el detonante más inmediato del levantamiento militar y, por tanto, de la guerra civil.

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