domingo, 22 de marzo de 2015

MI JUBILACIÓN Y DESPEDIDA DE LOS ALUMNOS. CURSO 2003/04 (3)


        NOS “NACEN” HOMBRES.

        NOS “HACEN” HUMANOS.

        NOS “HACEMOS” PERSONAS.




1.- NOS NACEN “HOMBRES”

        Calderón se quejaba a Dios: “¿Qué delito cometí contra Vosotros, naciendo?. ¿No nacieron los demás?, pues si los demás nacieron,...”

        No. Don Pedro, NO.
Las causas eficientes de nuestro nacimiento (y quiero pensar que también la causa final) son un varón y una mujer.
“No nacimos”, “nos nacieron”.
“Mi padre y mi madre me nacieron”.
Nuestros padres biológicos nos nacieron.
Es la forma más fácil de ser padres. Bastaría con instinto y sexo. Con eso sería suficiente.
Pero yo siempre he querido pensar que tú has venido a este mundo porque tus padres fueron a buscarte, que no eres un intruso, que no te presentaste de improviso. Que no eres forastero ni fruto de un despiste, de un mal cálculo, de un fallo ni de ese japonés llamado Ogino.
Quiero creer que tú eres la causa final de ese intenso momento de amor, y que a ese grito incontrolable de dos personas abrazadas en orgasmo, respondiste tú con tu llegada tras nueve meses en ese paraíso interior como es el claustro materno.
Quiero creer que siempre fuiste un “bien venido” porque fuiste “bien buscado”, “bien llamado”.
Ellos te han nacido hombre, macho o hembra, mujer o varón, qué más da.

Pero siempre nos nacen desnudos. Pero, nada más nacer, comienzan a vestirnos de muchas maneras.

Ahora comienza la segunda tarea.

2.- Tienen que “HACERNOS HUMANOS.
       
        Hay un adagio de un pueblo centroafricano, de estos llamados semisalvajes, que dice: “hace falta todo un pueblo para educar a un niño”.
Tu familia, tus amigos, la “seño”, el maestro, el lenguaje, la televisión, el instituto, los libros, los amores y desamores, los triunfos y los fracasos, tu tiempo y tu espacio, tus ideales, tus risas y tus llantos... todo eso y mucho más ha ido haciendo de ti lo que eres.
“Yo soy yo y mi circunstancia; y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, porque yo soy eso, un ser “circunstanciado”. Con otros padres, con otros profesores, con otro instituto, con otros amores,... tú serías otro.

Cuando has despertado a la adolescencia te has dado cuenta de que llevas a la espalda una mochila, cargada con cosas que todos han ido metiendo y tú sin darte cuenta.
Te han hecho “un tipo de hombre”.
Te hemos hecho un tipo de hombre.
Si hubieras nacido en otro tiempo, en otra cultura, con otros padres, con otra lengua, seguirías siendo hombre, pero un tipo humano distinto.
Si hubierais tenido la suerte (espero que la desgracia) de no conocerme a mí seríais algo distinto y peor a como sois.
Algo de cada profesor hay ahí, en vuestro corazón y en vuestra cabeza.
Hemos ido, entre todos, “formándoos”, “dándoos forma”. Hemos ido “moldeándoos”.

        Cuando en la guardia de los miércoles, a primera hora, con la compañera (y sin embargo amiga) Mª Luisa Padilla, perseguíamos por los pasillos a los “pequeñajos” de la ESO, y nos soltaban eso de “maestro...” me acordaba de Ortega y Gasset, y pensaba para mis adentros: “ojalá fuéramos vuestros maestros, porque, entonces seríais vosotros nuestros discípulos; lo malo, lo triste, es que sólo somos, para vosotros, profesores y vosotros sólo sois alumnos”.

Si vosotros, alumnos de 2º de bachillerato y de ciclo formativo, fuerais discípulos os esforzaríais toda la vida, no por seguir a vuestros maestros sino para demostrarles que estaban equivocados.

La misión del discípulo es esa, la de superar al maestro.
Primero, seguirlo. Luego ponerte a su altura y decirle hola”, para, en tercer lugar, decirle “adiós”, “hasta luego”... y, ya en la lejanía, girar la cabeza y decirle, agradecido, “gracias”.
       
“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo” –decía Ortega.
La moneda no tiene cara y cruz. La moneda es cara y cruz.
Somos hechos a imagen y semejanza, no de Dios, sino de la cultura que nos envuelve, que respiramos.
Nos HACEN humanos, tal tipo de hombres.

Somos animales culturales.

3.- Y, ahora, el más importante, NOS HACEMOS PERSONAS.
Y aquí ya no puedes echar balones fuera, amigos alumnos.
Ni tus padres, ni tus profesores, ni tu ambiente… Aquí ya no tienes excusa.
A tu edad el único responsable de tu persona ya eres tú.

"Es que la tele...” pues apágala (Yo, personalmente le estoy muy agradecido a la Tele, gracias a ella, me culturizo a marchas forzadas, porque cuando la enciendo y hago un rastreo, la apago y me cojo un libro).

“Es que los amigos....” pues déjalos, cámbialos por otros. Precisamente esos no son necesarios.
“Es que estudiar....” pues esfuérzate un poco más.
“Es que...”

“YA NO hay esques”.
Tú eres el efecto, tú eres el resultado actual  de tus opciones y de tus renuncias: Tú eres como eres por ti. Responde de otra manera.
Eres responsable de tus respuestas.

Nos NACEN HOMBRES, todos iguales, todos los mismos derechos, los derechos humanos, iguales para todos, sin discriminación de raza, sexo, religión, estado civil, lugar de nacimiento,....
Pero luego, los suecos tienen unos derechos  que no tienen los italianos, y los alemanes unos derechos que no tienen los ingleses... Derechos sociales, derechos políticos, culturales...
Y finalmente tú tienes derecho a presentarte a selectividad, a meterte en un módulo superior, a pasar a la universidad, a meterte en el mercado laboral.
Tienes derecho a sacarte el carnet de conducir, a independizarte, a casarte (no de momento, por favor) por ser tú. No por ser hombre, ni por ser español. Por ser tú.

Estáis a punto de abandonar el Instituto porque habéis  conseguido subir otro escalón de la escalera formativa. Pero aún os quedan muchas escaleras.

¿Vuestro próximo escalón? Vosotros diréis. El escalón universitario, o el escalón profesional, o el escalón laboral. Pero tenéis que elegir y tenéis que seguir subiendo.

Yo, como aquel padre le decía a sus hijos, lo que elijáis, pero tenéis que luchar por ser los mejores.

Si, además, no tenéis que ir muy lejos. Si Málaga es mucha Málaga.

        ¿Quieres periodismo?,  adelante, pero tienes que intentar ser un Manolo Alcántara, decirle “hola” y luego decirle “adiós”.
        ¿Novelista? Ahí tienes a Antonio Soler. Acércate a él, ponte a su altura, y, después intenta decirle “hasta luego”.
        ¿Poeta/poetisa? Mª Victoria Atienza, a Alfonso Canales, a Rafael Pérez Estrada. “Hola” ¿qué tal?. Y Adelante.
        ¿Medicina?: Federico Soriguet, este gran médico humanista.
        ¿Arquitectura? Hola Moreno Peralta, hola, Asenjo Díaz.
        ¿Quieres ser teólogo? Corre, antes que se nos vaya. D. José Mª González Ruiz. El sólo es una institución.
        ¿Pintor....? El genio es malagueño.
        ¿Traducción e interpretación?....
        ¿Tenor? ¿Qué tal Carlos Álvarez?

        Tendrás siempre mucho donde elegir. Málaga es mucha Málaga.


        Hace justo una semana estuvieron aquí arriba, en este mismo escenario, cuatro antiguos alumnos, Alfonso, Enrique, Luis y Eva. Piano, tenor, canto. Quién los vio y quién los ve. Qué gozada. Qué satisfacción. A su edad y ya instalados allá arriba, y a esa velocidad. Cómo desenrollan y desarrollan sus potencialidades, cómo actualizan sus potencialidades. Eligieron un camino y el trabajo, el esfuerzo y la constancia los están poniendo en su sitio.

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