viernes, 21 de febrero de 2014

7.- 15- LA CULTURA DEL ARTE O EL ARTE COMO CULTURA..


 
“Yo firmo todo, billetes de Banco y tickets de metro, incluso sobre un niño recién nacido. Yo escribo encima “Andy Warhol” y todo queda convertido en obra de arte” dice A. Warhol.

Se trata, pues, de hacer lo nunca visto, lo que nadie ha hecho antes, de ser original, el primero.

Es pura “autonomía” y “libertad” del artista.

Si “Dios ha muerto” –como dijo Nietzsche- también la realidad, como obra suya, ha muerto con Él.

La muerte del Creador se ha llevado por delante, y consigo, la naturaleza por Él creada.

Nada, pues, de “imitar a la realidad”, hay que “crear nueva realidad”.

El arte evoluciona y el “artista-creador”  ha desplazado al “artista-imitador”

Lo único que el “artista moderno” imita es el “acto creador mismo”

“Dios es la competencia” –dicen que dijo Picasso.

Nietzsche ya había afirmado: “….y ya que Dios ha muerto…” http://blogdetomasmorales.blogspot.com/2013/04/despues-de-nietzsche.html‎ de 26/4/2013 - Después de Nietzsche no se puede seguir pensando como antes de Nietzsche. ... Tras Nietzsche, el humanismo postnietzscheano será una “humanización de lo divino” o una…

Libertad para crear una vez liberados del pasado, de sus artistas y de sus técnicas.

Cada uno tendrá su propia técnica, unipersonal, privada.

El único valor es la libertad, ella es la que decide lo que es arte o no.

Los mismos objetos (un váter o una pipa, por ejemplo), puestos en el cuadro, dejan de tener, quedan libres/liberados de su sentido utilitario.

El artista convierte en obra de arte cualquier objeto que firme.

Y si el artista es “libre para crear” el espectador queda liberado del significado y es “libre para interpretar” y darle significado.

Lo creado no tiene significado, el espectador puede darle el que le convenga.

El fin último del arte contemporáneo no es crear belleza sino expresión de la libertad.

Este “formalismo artístico” me recuerda a la Moral Formal kantiana, que no te dice qué tienes que hacer, sino cómo debes obrar, hagas lo que hagas.

Me recuerda a los tests de Rorschach, los tests de manchas en que se le pregunta al interrogado, tras mirarlas, “qué ve” en ellas.

Tests proyectivos de la personalidad.

Cada uno ve según él es.

Y es que decir “modernidad”, en arte, es decir “autonomía”, es decir “libertad”.

De donde surge el culto por lo nuevo, por lo original.

No importa tanto lo que hagas como que seas el primero que lo hace y a nadie, antes que a ti, se le haya ocurrido.

Culto a la improvisación.

La “libertad creativa” es el valor supremo, pero siendo el primero, llámese Kandinsky, Dalí o las “Latas de sopa Campbell” o el Art Pop de Warhol.

El arte se ha convertido en un juego y cada uno juega a su juego, siempre que se sea original.

Si le preguntáramos al artista qué mensaje es el que quiere transmitirnos podía respondernos que el que tú saques.

Así es si así os lo parece.

El que imita ya no vale, porque no es “creador”.

La Vanguardia es una selva donde la libertad del artista es un desdén por la realidad como modelo y hacia la técnica de los maestros.

Así, con estos esquemas mentales, acudo a la exposición en el Palacio del Obispo, de Málaga.

Entro en la sala y me encuentro:


1.- Un neumático de camión, viejo, gastado y rajado irregularmente por varias partes y tendido en el suelo como si fuera una alfombra fantasmal...

Y ya no me pregunto qué querrá decir el autor con eso, sino que yo y mi mujer vamos charlando y dándole significados: inseguridad en la carretera, reciclaje de residuos,… ¡Qué demonios ….¡

2.- Un montón de cristales rotos medio desparramados y medio apilados y nos preguntamos qué….

3.- Seis palos, de longitud desigual, tirados en el suelo medio encima uno de otro, y nos preguntamos qué….

4.- De 300 a 400 tickets de compra de Carrefour  esparcidos por el suelo, y nos preguntamos qué…

Y salimos y nos vamos de bares a tomar cañas y nos aguantamos, o no, mutuamente, la risa, y dudamos de nuestro analfabetismo artístico o de que eso sea arte y nos preguntamos, en silencio, cada uno para sus adentros, si expusiéramos la silla de enea, descuajeringada y arrumbada en el cuarto trastero, o la jofaina desconchada, de porcelana, que usaba mi bisabuelo como lavabo, o el celemín, la cuartilla y la media fanega que usaba mi padre para medir el grano, o…. (puedes tú, lector, ampliar la lista de los posibles objetos artísticos, muestras de un tiempo pasado que nunca fue mejor…

Acabo de ver el Catálogo de ARCO  2.014, de 572 páginas, en su 33 edición, con Finlandia como país invitado, 219 galerías, de 23 países,,,, y “yo alucino en colores”.

Página 149: RODADO POR CORREDORES DE CONTENCIÓN HASTA DESCANSAR EN UNA SUPERFICIE PLANA o

Página 213: MADERA Y PATA DE CONEJO.

Una pancarta, con un mensaje reivindicativo y crítico, en perfecto castellano (pero de un finlandés), instando a los ciudadanos a pedir trabajo a su compatriota Papá Noel al tiempo que la Ministra de Trabajo, Fátima Báñez, convertida en obra de arte.

Una “performance” con el título, en neón, “CONGRESS Topless”, con strip-tease incluido.

Una colección de no sé cuantas cajas de cerillas.

Las Meninas de Velázquez, con un pegote amarillo en el centro, del gallego Lino Lago y con el título (muy significativo): “Atentado” (por lo que él debe ser el terrorista).

¡Joer¡

Según la Sociología del Arte, Sociedad y Arte están ligados, en conexión.

Existe la correlación entre las obras de Arte y las Ideas de la época.

Para comprender, pues, una obra de arte deben conocerse las costumbres y el estado del país en el momento en que el artista produce sus obras.

El Arte, pues, es el reflejo, la expresión de las tendencias sociales existentes, de sus valores y, a la vez, es un anhelo, una anticipación o un temor  de una sociedad futura.

Reflejo, pues, de una sociedad fragmentada, dispersa, no unitaria, disuelta y arbitraria.

El caos social, la crisis moral, la desmembración del todo.

En nuestra sociedad, cuyo único dios verdadero es el dinero, el Arte ya no sólo debería ser creación de Belleza, sino que  también, y sobre todo, es considerado como inversión, al ser considerado como mercancía, como objeto de producción, de consumo y de exhibición, ya que el arte se ha convertido en un distintivo, no solo personal, también social y político (el Guggenheim de Bilbao o el  Thyssen y el Picasso de Málaga).

Tener colgado un Miró en el pasillo….o presumir de tener el Museo X….da prestigio.

Con la facilidad, además, de cómo se presenta hoy el mercado del arte en la adquisición de obras, con la superación de las clásicas subastas tradicionales y con la ayuda de las nuevas tecnologías, sin la presencia real del posible interesado, y por las que el mundo se ha convertido en una galería virtual y cualquiera, desde cualquier parte del mundo, puede pujar y adquirir cualquier obra, permaneciendo el comprador en el anonimato.

Incluso ese comprador compulsivo (y oculto) que desborda la cotización de una obra, cuyo valor final es el último pujado.

No sólo la Belleza, también poner al descubierto la situación social en la que el artista crea, incluso una función terapéutica se le atribuye al Arte, que puede provocar preguntas, alivio, risa, lágrimas, crítica, reflexión,….

Estos “inversores en obras de arte”, a los que, muchas veces, les importa un pimiento el arte pero que van a la caza y captura de los “nuevos talentos” o “talentos en transición” o “talentos emergentes”

Además, hoy, con las nuevas tecnologías, el artista es solicitado igual para una campaña publicitaria, que para el diseño, que para la moda,… incluso careciendo, ya, de autoría personal, siendo equipos o autoría colectiva.

Los programas informáticos crean una modificación de los materiales.

Uno cualquiera (yo mismo) puedo diseñar en Ikea y ver la fotografía exacta de una cocina que no existe.

La transformación perceptiva a través de las nuevas tecnologías con las que pueden simular un paisaje sólo con decorados y ubicarte en tiempo medieval, con la capacidad de fingir una vida maravillosa u horrorosa.

La realidad fílmica, que poco o nada tiene que ver con la realidad real.

O la realidad televisiva y de los medios de comunicación con su enorme influencia en la creación de opinión pública.

¿Qué es el Arte?.

Dice un critico del acontecimiento que “a veces la belleza se manifiesta en la fealdad y el espanto” (lo que parece un “atentado terminológico y conceptual”).

No me extraña que inciten a que “el espectador debe ser activo”, porque de lo contrario…

¿Cuál será la intención del autor?. ¿Cuál será el mensaje de la obra?. ¿Qué me dicen ambos a mí?

Todo es una interrogación o una página en blanco “in qua nihil scriptum est”
 
Así que me hice el encontradizo con uno de los artistas, coloqueme frente a él, mirele fijamente a los ojos y preguntele: “Maestro: Qué es el Arte”.

Ha cerrado los ojos, como inspirándose y díjome: “Arte eres tú”.

Quedeme  patidifuso, desplomeme y no pude saber si era yo una “obra artística” (de lo que nunca he dudado) o era “un artista” (de lo que sigo dudando).

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