martes, 18 de febrero de 2014

7.- 13- LA CULTURA LITERARIA (1)


 
Lo más cultural que puede existir, más que el cine, es la Literatura.

Chorrea Antropología por todos sus poros.

Todos los aspectos esenciales de la naturaleza humana aparecen reflejados en ella: el amor, la amistad, la compasión, la justicia y la injusticia, la conciencia moral, la vida, el sacrificio, el sufrimiento, la muerte,…

Pero si la literatura es “doblemente cultura” es porque además de narrar lo que narra lo narra de manera bella. No sólo el fondo, lo que dice, también mima la forma de decirlo, el lenguaje.

No otra cosa es hablar de “los clásicos”, sea la prosa sea el verso.

Rumiar a Cervantes y a Lorca te alegra la digestión.

Todos podríamos decir lo que ellos dicen, pero lo diríamos de manera torpe, vulgar.

Porque “galopar” es galopar, pero también es “tocar el tambor del llano”, “irse” es irse, pero también es “su intención de ser lejano” y “la estatua ecuestre” es la estatua ecuestre, pero también es el “permanece el trote aquí // entre su arranque y mi mano”.

Riqueza conceptual y dominio de los recursos estilísticos.

“Un soneto me manda hacer Violante // que en mi vida me he visto en tal aprieto. //Catorce versos dicen que es soneto //…

¿Qué es un soneto? ¿Cuál es el tema de este soneto, sino la realización del mismo? Un “soneto del soneto”.

No es un poema lo que hace Lope de Vega, es un “metapoema”.

Es un ejercicio metapoético en el que se va descubriendo la composición del poema paso a paso.


Nos gusta. A todos nos gusta.

¡De qué manera tan bella se describe la escasez de comida en el alojamiento que el dómine Cabra ofrece a sus pupilos y que es compensada con la abundancia de bendiciones¡

Quevedo se emplea a fondo en la parodia del paupérrimo banquete en pos del garbanzo huérfano, reforzada por la alusión al mito de Narciso que pierde así altura épica a través de la correlación entre el agua y la sopa.

“Sentóse el licenciado Cabra y echó la bendición. Comieron una comida eterna, sin principio ni fin. Trujeron caldo en unas escudillas de madera, tan claro, que en comer una de ellas peligrara Narciso más que en la fuente. Noté con la ansia que los macilentos dedos se echaban a nado tras un garbanzo huérfano y solo que estaba en el suelo”.

La crítica y la sátira social alcanzan su punto culminante en lo grotesco de la descripción de aquel pobre pupilo que, a fuerza de no comer, llega a olvidar hasta dónde tiene la boca. “Vi a uno de ellos, que se llamaba Jurre, vizcaíno, tan olvidado ya de cómo y por dónde se comía, que una cortecilla que le cupo la llevó dos veces a los ojos, y entre tres no le acertaban a encaminar las manos a la boca”.

No es tarea fácil la conjunción de “fondo” y “forma”, de leer e interpretar la realidad en profundidad y dominar una amplia gama de recursos expresivos.

Esa es la virtud de los “clásicos” y por eso, a pesar de pertenecer al pasado histórico, siempre estarán en el presente literario. Son unos “ ya muertos pero siempre resucitados”.

1 comentario:

  1. Cuánta razón tienes maestro. ¿El fondo sin forma? ¡Nunca! ¿La forma sin fondo? ¡Quizás!
    Me encanta; mientras haya filósofos, el humor inteligente estará garantizado.
    Nono

    ResponderEliminar