jueves, 16 de diciembre de 2010

SINECURAS Y CANONJÍAS.

Mi abuela que, como casi todas las mujeres nacidas en el siglo XIX, era analfabeta, pero que estaba muy orgullosa de tener un nieto “muy leído” (ése era yo y así lo decía ella) a veces usaba palabras de un vocabulario antiguo que yo, entonces, no entendía.

“Cuando acabes los estudios –solía decirme- a ver si tienes suerte y te dan una sinecura”.

Pero como me fui a estudiar al Seminario (por aquello de que era gratuito) “o una canonjía”.

“Sinecura” y “canonjía”.

Le pregunto, en el google, por dichos vocablos, en el Diccionario de la R.A.E., tanto por su significado como por sus sinónimos y me dice:
“sinecura”: “empleo o cargo retribuido que ocasiona poco o ningún trabajo”. “Sine”-“Cura”, sin preocupación, sin cuidado, poco esfuerzo.
Sinónimos de “sinecura” : provecho, ganga, chollo, beneficio, ventaja, prebenda, bicoca, enchufe, breva, momio, recomendación, “ínsula” (y me acordé de Sancho Panza).

“Canonjía” : “prebenda o dignidad por la que se pertenece al cabildo de una catedral”.

Y ya lo entendí, todo, al momento.
La “sinecura” es la versión laica de la “canonjía” eclesial, siendo el Partido Político a la sinecura como el Obispo a la “canonjía”.

Me explico.
Había dos tipos de curas: los párrocos y los ecónomos (versión religiosa de los Catedráticos, que consiguen una plaza por oposición, y de los interinos o contratados, trabajadores, pero sin plaza fija, por no tener oposición).
Los curas opositaban a una parroquia y si “aprobaban” y sacaban la plaza eran “párrocos”; y si esa parroquia necesitaba más personas, el Obispo nombraba a los ecónomos.
El párroco era poseedor de esa parroquia como el catedrático lo era de esa cátedra. A un catedrático no se le puede desposeer de su cátedra, a no ser por causas mayores. Igualmente a un párroco.
Pero si el Obispo no estaba conforme con la labor del párroco, en esa parroquia, lo que hacía era ofertarle un ascenso, subirlo a una categoría superior, le ofrecía ser canónigo (una “canonjía”). De esa manera dejaba el pueblo y se iba a la capital, donde estaba la catedral, y allí lo que va a tener que hacer es poco más que cantar en el coro, en la misa de 12, los domingos y alguna que otra festividad, con misa solemne, en ese canto angelical como es el gregoriano.

De ahí que “canónigo” y “barrigón” siempre hayan ido unidos.

En versión política ocurre lo mismo, o peor.

Cuando el partido quiere quitarse de en medio a un afiliado con cargo oficial (pongamos a “un concejal”), le oferta una “sinecura” para que deje el cargo y lo asciende a la Junta de Andalucía.
Y lo que es peor, cuando un candidato municipal resulta perdedor en unas elecciones, en vez de dejarlo en la oposición, se le ofrece la “sinecura” de colocarlo en una lista para las autonómicas. Y de perdedor, en el ámbito municipal, lo tenemos de diputado, en el Parlamento autonómico.
Pero es que puede ocurrirle lo mismo en el ámbito autonómico y lo veremos de diputado o senador en Madrid.
Y, más aún, sin esperar a que termine la legislatura, lo podemos ver de eurodiputado, en Bruselas.

¿Méritos?. Pocos o ningunos. ¿Virtudes?. Muy obediente, muy fiel, nunca se ha movido y siempre ha salido en la foto….

O sea, que los europeos son los malos nacionales, los nacionales los malos autonómicos, y los autonómicos los malos municipales.
O sea, una escalera jerárquica, pero boca abajo.
Y todo por meter la cabeza, aguantar, no molestar y….ascenso político y social.

Todos y cada uno de nosotros podríamos dar nombres y apellidos de lo que estoy diciendo.

Desconfío tanto de los políticos que cuando me encuentro con uno, por educación, no me río.

(He sido un poquitín exagerado ¿No?. Siempre es una temeridad generalizar).

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