martes, 28 de diciembre de 2010

FILOSOFÍA Y SEGURIDAD.

Cuando me encuentro con alumnos o exalumnos y me comentan de la seguridad que muestro, al hablar, me asusto, me da pánico.
Muchas personas creen que la filosofía es un terreno firme que, cuando se pisa, uno camina sobre seguro.
Nada más lejos de la realidad.
Yo vivo nadando en la duda. Y cuando hago pie, o creo hacerlo, me asusto y pregunto en que he fallado. Porque filosofar es un sinvivir, tiene que ser “un buscar para encontrar” pero “un encontrar para seguir buscando”.
El filósofo es el eterno caminante, consciente de que morirá en el camino, sin posada en que parar.
Nuca tengo nada claro en lo que toco, sobre lo que reflexiono.
Intento aclararlo y aclararme, intento clarificarlo para poder seguir detectando sombras o borrones, intento hacer luz para detectar sombras.
“Si Dios pusiera en mi mano derecha la verdad y en mi mano izquierda la constante búsqueda de la misma, y me diera a elegir, le diría: “Señor, quédate Tú con la verdad, porque lo propio de los hombres es la búsqueda” – Es un pensamiento de Lessing, que lo hago mío también.
Lo maravilloso de las verdades es que son difusivas, da igual que habite en ocho que en ochenta, ella sigue ahí, impertérrita.

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