lunes, 13 de diciembre de 2010

EROTISMO DEL SABER.

Inicias un artículo con el vocablo “erotismo” y mientras a unos se les alegran los higadillos, oliendo ya a placer, a otros se le retuerce la conciencia moral, oliendo a pecado.
A mí, desde mi filosofía, “amor, ansia, deseo, anhelo de saber”, se me alegra el alma.

Pero hay varios y variados “erotismos: desde el “erotismo literario” del Marqués de Sade, al “erotismo escultórico” de El éxtasis de Santa Teresa, de Bernini; desde el “erotismo sublimado” dirigido a Dios, de los escritos de San Juan de la Cruz y Las Moradas de Santa Teresa, al “erotismo bíblico” de El Cantar de los cantares; desde el “erotismo pictórico”, al “erotismo cinematográfico”,….

Pero yo quería escribir sobre el “erotismo filosófico”.

Cuenta Platón, en uno de sus mitos, que Eros es el fruto engendrado por la Diosa de la Pobreza (Penia) y por el Dios de la Riqueza (Poros). Y, como hijo de ambos, heredará los atributos paternos: el ser más pobre (como la madre), el más desvalido, el más inútil,… de la creación, de hecho, al nacer, pero, a la vez, ser el ser más rico (como el padre), más valioso, más capaz, en potencia, que desarrollará y actuará a los largo de la vida.
Eros es la metáfora del hombre. Desde niño, inútil total, al que todo hay que hacérselo porque él es incapaz de hacer nada, hasta que llega a la madurez, habiendo desarrollado todas las potencialidades y capacidades y que hacen de él el ser más perfecto de la creación.

Si pasa de “no ser nada y poder serlo todo” a “serlo todo, de hecho” es por el “eros”, el impulso, el amor, el deseo, el afán, el anhelo, que hacen de fuerza, en él, para serlo.

Pero en otro mito nos cuenta Platón que en el hombre existen tres partes diferenciadas, en su cuerpo (cabeza, pecho-tórax y abdomen-barriga-vientre), siendo el cuello y la cintura los que separan a una de otra, y a las que les corresponde ser sede de tres almas (alma racional, alma irascible y alma concupiscible) y a las que les corresponden las tres virtudes morales (prudencia, fortaleza-valor-esfuerzo y templanza-moderación), que, a su vez, tienen relación con las tres clases sociales de la polis (los filósofos-gobernantes, los guerreros-militares y los trabajadores), que, a su vez, también, tiene relación con el mito de las razas (hombres de oro, hombres de plata y hombres de barro) y relación con el mito del carro alado (el auriga, el caballo dócil-obediente y el caballo salvaje-desobediente).

División tripartita del hombre en su: fisiología-psicología-ética-sociedad-mitos.

Luego, en la vida, habrá personas cuyo máximo placer es dedicarse a la barriga (como decía la camiseta asturiana: “come, fuma, folla y bebe, que la vida es breve), es el “erotismo del placer”, es el tipo Sancho Panza. Son los encargados de proveer a la sociedad de alimentos, son la clase social de los trabajadores, que ni deben comer demasiado (estarían muy gordos, y no podrían trabajar mucho) ni deben comer demasiado poco (estarían muy endebles, muy débiles y no tendrían fuerzas para trabajar), de ahí la virtud de la templanza (templado, ni demasiado calor, ni demasiado frío), de la moderación, ni pasarse de la raya ni no llegar a la raya.

Pero también hay personas que se dedican a alimentar el pecho, el tórax, el lugar en que reside el valor, la valentía (¿qué es, si no, sacar pecho?. Se sacrifican por y para desarrollar esta parte del cuerpo, y disfrutan mandando, ordenando, obligando,… es “el erotismo del poder” (el placer que se siente al obligar a los otros a obedecer). Son valientes, pueden física y moralmente y son la clase social encargada de defender a la sociedad de enemigos externos y de poner orden dentro de la sociedad (militares, policías, guardias civiles,…).
Pero también son amantes del poder los jefes, los directores, los presidentes,… los que detentan poder que obligue a los demás.

Y, finalmente, hay personas que se dedican a saber cómo dirigir, como gobernar, a la sociedad para que ésta sea feliz. Su dedicación es al alma racional, a buscar y descubrir la verdad, a legislar las mejores leyes, a prever los imprevistos, a juzgar los incumplimientos, … Es la clase social de los filósofos-gobernantes.

“Hasta que los gobernantes no sean filósofos y/o los filósofos no sean los gobernantes, esta sociedad no tendrá remedio, no tendrá solución” Platón dixit.

Que gobierne, pues, el que más sepa de gobernar; que legisle quien más y mejor sepa de leyes; que juzgue quien más y mejor sepa de justicia; que eduque quien más y mejor sepa de educación,… y así sucesivamente.

Si los primeros disfrutan comiendo… (“erotismo del placer”) y los segundos disfrutan mandando (“erotismo del poder”), los terceros disfrutan sabiendo (“erotismo del saber”).

Y aquí estamos nosotros, los filósofos.

¿Cómo se os ha quedado el cuerpo?.

Porque “sabor”, “saber”, “sabiduría”, “saborear”, “sabroso”,…. tienen la misma raíz, porque “el saber sabe bien”, “el saber es sabroso”, el filó-sofo “saborea el saber”, porque “filo-sofía” es amor, deseo, afán,…. de sabiduría, tanto de las metas alcanzadas (los “filosofemas”) como del caminar, el recorrido, la actividad, (“filosofar”).

“Amar” es “desear”, por lo tanto es “no tener”, de ahí el “filo-sofar”, pero “amar” también es “recrearse en lo conseguido”, “disfrutar de la posesión”, de ahí los “filosofemas” o “verdades filosóficas”.

“Disfrutar de lo sabido”, “disfrutar de la búsqueda del saber”, disfrutar de la parada y disfrutar del caminar.

El filósofo es “un erótico del saber”, la filosofía es “erotismo del saber”, “saber por el placer de saber”, sin otra finalidad bastarda.

Pero hoy quien parte el bacalao es el “poder”, el “erotismo del poder” y no el “saber”, y el peligro del “erotismo del poder” es que tiene un hermano gemelo o siamés, que se llama “dinero”, “erotismo del tener”.
Nunca un filósofo ansiará el dinero, siempre un poderoso estará inclinado a aprovechar su poder y, con él, atesorar riqueza.

¡He ahí el peligro¡. ¡He ahí la tentación¡. ¡He ahí la corrupción¡.

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