martes, 7 de enero de 2014

5.8. UTOPÍAS.


 
“La razón humana no sólo contiene “ideas”, también tiene “ideales” – afirma Kant.

El ideal sirve como arquetipo. Todos llevamos, dentro de nosotros, ese hombre ideal con el que nos comparamos y a la luz del cual nos juzgamos. Por eso podemos hacernos mejores de lo que somos, cuando intentamos hacer coincidir nuestra forma de obrar con la forma ideal de obrar, aunque nunca lo consigamos

En el lenguaje común el término “ideal” puede ser usado como adjetivo (“el novio ideal”, “el estudiante ideal”,…) y, en este caso, equivale a “modélico”, “perfecto”, “digno de imitar”,…

Pero también puede usarse como substantivo (“Los ideales de la juventud son muy distintos a los de sus mayores”, “la sociedad actual carece de ideal”,…) y, en este caso, equivale a “meta”, “valores a alcanzar”, “aspiraciones”,… más perfectos, mejores de los que hay.

Además también puede aplicarse, no sólo a los individuos, también a las sociedades. Hay “sociedades ideales” a las que poder o deber aspirar. En este caso estamos hablando de “proyectos históricos”.

En cada época, en cada sociedad, podemos encontrar dos tipos de personas: las que se adaptan a las circunstancias, a lo que hay, las que se conforman con la situación presente y las que, poniendo de manifiesto las injusticias y deficiencias del tiempo y de la sociedad en que viven no se conforman con ello y quieren/desean/intentan cambiarlas, para mejorarlas.

Las podemos llamar “fuerzas conservadoras” (las que desean conservar lo que hay, justifican el orden establecido y defienden su estabilidad) y “fuerzas progresistas” (las que desean cambiarlo, proponiendo nuevos ideales a conseguir, para constituir una sociedad mejor.

Así surgen las “utopías”.

“Utopía” (de “ou” y “topos”), no-lugar, ningún lugar, lugar que no existe. Palabra creada por T. Moro, en el XVI, título de su obra Utopía y que le sirve para designar una isla imaginaria cuyos habitantes poseían una organización perfecta, sin injusticias, sin pobres, sin problemas sociales,…

Esta palabra “utopía” serviría, después, para designar “todo proyecto ideal que, en el momento de su formulación, no sólo no existe, sino que parece irrealizable”.

Utopías las hay de muy diverso tipo: religiosas, políticas, económicas, sociales o científicas (como luego iremos viendo).

Mientras las “fuerzas conservadoras” se empeñan en mantener el statu quo y su deseo es que el futuro sea como el presente o, incluso, como el pasado (los románticos), las “fuerzas progresistas” sólo miran hacia el futuro, a salir del presente, deficitario, y llegar a un futuro mejor.

También puede haber utopías literarias, de imaginación desbordada (Julio Verne: De la tierra a la luna, 20.000 leguas de viaje submarino…

Pero, desde el punto de vista social, debe entenderse por pensamiento utópico sólo el pensamiento progresista, el que se encuentra comprometido con las circunstancias sociales, económicas y políticas, pretendiendo modificarlas a favor de una mejor organización o de una mayor justicia social.

Al conductor hay que advertirle que conducir mirando por el espejo retrovisor no es la mejor manera de conducir. Hay que mirar por el parabrisas, hacia adelante, hacia la meta. La meta está delante, con la esperanza de llegar, o al menos intentarlo, no está detrás, en la añoranza del pasado.

Las Utopías constituyen el verdadero motor de la historia.

Incluso cualquier programa electoral, de cualquier partido, es un cúmulo de promesas a conseguir para mejorar la situación actual (otra cosa es que, luego, tras prometer, no cumpla las promesas sino que gobierne por lo contrario).

Y cuando hablamos de progreso no nos referimos fundamentalmente al modo científico-tecnológico (que también) sino al modo más humano y más justo de vivir.

Pero de poco sirve que un individuo lance su Utopía, porque como no tenga detrás un grupo, poca efectividad va a tener, como ocurrió con la comunidad primitiva cristiana, el pueblo llano en la Ilustración, o las organizaciones obreras de XIX y XX con las ideas marxistas.

Gandhi no era sólo Gandhi, era una gran parte (si no toda) la comunidad india la que aspiraba (Utopía) a desuncirse del yugo británico.

Siempre hay que tener en cuenta el dónde y el cuándo, porque sólo así puede resaltar la disonancia de lo que hay con lo que se aspira que haya.

Históricamente, quizá el primer gran utópico haya sido el filósofo DIÓGENES, el cínico, que frente al orgullo de los atenienses de ser atenienses (etnocentrismo) él se declaraba “COSMOPOLITA”, ciudadano del mundo y que cuando afirmaba que “tener esclavos era contrario a la naturaleza” lo decía en una ciudad cuya economía se basaba, en gran medida, en el trabajo de los esclavos.

Disonancia entre lo que hay y lo que debería haber tiene que existir, otra cosa es el grado de cumplimiento de esa aspiración.

Examinemos la utopía “Liberté, aequalité, fraternité”, cuando en la actualidad ni había libertad de nada, la miseria abundaba en el pueblo y la injusticia era la norma.

Hay quien afirma que la primera igualdad que se dio en la Francia revolucionaria fue la guillotina. Todos los condenados morían “igual”, guillotinados.

El entusiasmo con que fueron acogidos estos tres ideales, en el XVIII, contrastó en cómo se plasmaron en la primera Revolución Industrial y en cómo los tenemos hoy, en nuestras sociedades democráticas actuales.

Incluso, a veces, los ideales de Libertad, Igualdad y Justicia, presentes en la mente de una marxista como Stalin, acaban siendo una feroz dictadura.

Desde los albores de la historia están presentes las Utopías en la mente de lo hombres.

Ante su situación presente, penosa, desgarrada, infeliz,… se tiende a añorar una época pasada, de felicidad, de heroísmo, de grandeza, una Edad de Oro perdida (Don Quijote y su discurso: “dichosa edad y siglos dichosos aquellos en que….”) y al mismo tiempo se tiende a

Un futuro de esperanza en el que los problemas y las dificultades del presente encontrarán solución.

Es lo que aparece en las grandes religiones y epopeyas.

Hagamos un poco de Historia.

En GRECIA nos encontramos ya en los siglos VI y V a.C. dos grandes ideales, dos grandes Utopías: la CIENCIA y la DEMOCRACIA.

La Ciencia era una forma nueva de afrontar y de enfrentarse a los problemas con el arma humana de la Razón, sin tener que recurrir a los dioses.

En el “mito”, en la mentalidad mítica, todo lo que ocurre, ocurre porque los dioses así lo quieren. Todo depende de su voluntad y, si algo malo nos acaece, podemos pedirle que nos lo retire y podemos, también, pedirle favores (salud, dinero y amor). Todo depende de él.

En la “ciencia” no rige la arbitrariedad, sino la necesidad. Puestas las mismas causas van ocurrir los mismos efectos. Por lo tanto podemos ir de las causas a prever los efectos y desde los efectos a las causas. Dios no aparece en este escenario.

Si la piedra, suelta de la mano, cae, es porque Dios quiere que caiga, lo que siglos después se dirá es que no sólo cae sino que tiene, necesariamente, que caer por una ley física.

Lo que comenzó siendo una Utopía, un Ideal, la CIENCIA, es hoy el pan nuestro de cada día, una realidad, además en auge a pasos agigantados.

¿Y qué decir de la DEMOCRACIA, como Idea, frente a un sistema monárquico o por los eupátridas, minoría aristocrática, los nobles?

Ese ideal de una nueva forma de participación política de “todos”, del “demos”, del pueblo.

Tras los avatares a lo largo de la historia de esta Utopía, la DEMOCRACIA, la tenemos hoy en nuestra sociedad occidental.

Una Utopía que ha dejado de serlo, un Ideal plasmado en la realidad.

Por supuesto que no de la misma manera, porque la Utopía siempre tiene que tener en cuenta las circunstancias.

Si la Utopía, como Teoría, es virgen, pura e inmaculada, cuando va realizándose tiene que perder su pureza y casarse con la circunstancia.

En ROMA, su Ideal, su Utopía fue el DERECHO. Establecer un sistema de leyes justas, destinado a mantener los lazos sociales, a reprimir las conductas negativas y a dirigir a la sociedad romana hacia el Bien Común.

Ese era el Ideal, sustituir en las relaciones humanas “la realidad de la Fuerza, que entraña Injusticia”, por “el Ideal de la Ley y de la Justicia”.

Este ideal romano y la estructura del Derecho Romano han servido de modelo a la organización de la justicia en casi todos los pueblos de Occidente.

Tanto en GRECIA como en ROMA, algunas escuelas filosóficas, como los CÍNICOS, los EPICÚREOS, los ESTOICOS tenían en su programa la abolición de la ESCLAVITUD y la IGUALDAD NATURAL de todos los hombres, Ideal, Utopía, que contrastaba con su sociedad.

El CRISTIANISMO, construyó una concepción religiosa del mundo y del hombre. Todo depende de Dios, creador de todas las cosas, Debemos obrar como Dios quiere que obremos. Las virtudes religiosas o teologales (fe, esperanza y caridad) deben primar sobre las virtudes éticas o morales (prudencia, fortaleza, templanza y justicia).

Todos somos (en un mundo donde reina la desigualdad) IGUALES ante Dios porque todos hemos sido creados por Él. y frente a la ley del Talión y su estricta justicia conmutativa (“ojo por ojo, diente por diente”) está la CARIDAD, el PERDÓN, el AMOR AL PRÓJIMO,…

Por lo que este Ideal o Utopía los llevaba a salir en defensa de los humildes, de los oprimidos, de los esclavos, de los pobres,…

En el RENACIMIENTO todo cambia.

Frente a la Edad Media, teocrática, feudal, imperial,… surge la tendencia NACIONALISTA (las naciones aspiran a formar su propio Estado y a ser independientes de la tutela del Papa y del Emperador), el auge de las CIUDADES y, como consecuencia, la ECONOMÍA URBANA, y el resurgir de los VALORES MUNDANOS (placer, lujo, vivir bien, ciencia, arte,…) frente a los únicos Valores Religiosos medievales.

El centro de la vida dejó de ser Dios (teocentrismo) y su lugar fue ocupado por el hombre (antropocentrismo).

Entre la brújula (para no perderse en medio del mar océano) y el telescopio el mundo dejó de ser pequeño y se agrandó, hacia adelante y hacia arriba.

Los nuevos descubrimientos geográficos, el incremento del comercio y el descubrimiento y conocimiento de otras culturas, el auge de la burguesía en detrimento del noble caballero, el crecimiento de las ciudades, ya no alrededor del castillo medieval sino a un cercano palacio burgués, el lujo de la seda sustituyendo al saco medieval, las especias y el buen comer, la gula variada en vez de la dieta austera medieval obligatoria, el desarrollo de la banca y de la letra de cambio, la aparición de los humanistas, la imprenta, la avalancha cultural tras la caída de Constantinopla, tantas y tantas cosas más….hicieron ver el mundo, además de más grande, de otra manera, y surgieron nuevos problemas, tanto políticos como morales, tanto jurídicos como geográficos.

Y si todo eso se veía ¿qué habrá aun más y que todavía no vemos? Y la imaginación se dispara y crea una gran cantidad de Utopías, no sólo la de T. MORO, también las de ERASMO de ROTTERDAM, la de RABELAIS, la de F. BACON, la de T. CAMPANELLA.

En 1.516 T. MORO escribió UTOPÍA, una isla como Gran Bretaña (pero imaginaria) pero que, frente al cúmulo de problemas políticos, religiosos y civiles de la isla real, en Utopía todo se encontraba perfectamente organizado y prevalecía la justicia; todas las personas intervenían en el gobierno, gozaban de una exquisita educación y todos trabajaban, pero en jornadas de trabajo muy cortas. No existían ni pobres ni grandes potentados, no existía la avaricia y el hacer acopio de bienes, porque todas las familias sabían que no les faltarían los alimentos. Tampoco había rivalidades religiosas ya que en Utopía se había establecido la tolerancia religiosa.

Utopía constituía, pues, el Ideal de convivencia humana.

ERASMO de ROTTERDAM, amigo de T. MORO, escribió dos obras de contenido social.

       ENQUIRIDIÓM en la que presenta un programa de reformas encaminadas a recuperar el espíritu del cristianismo primitivo, con una Iglesia muy sencilla, implicada en los problemas de lo humildes y alejada de las grandes disputas y diatribas políticas, así como alejada del lujo de los palacios, papales, episcopales,…

       EL ELOGIO DE LA LOCURA es una crítica a ciertos estamentos sociales, sobre todo al clero, a los teólogos y a los frailes, a causa de su ciencia inútil y estéril, muy alejada de los verdaderos problemas y de las necesidades humanas.

Y no sólo contra Roma, también contra Lutero y su dogmatismo intransigente que le llevó a romper con Roma.

F. RABELAIS, en una época en la que el rey de Francia se encontraba inmerso en varias guerras, escribió GARGANTÚA Y PANTAGRUEL, historia de un gigante bondadoso que predicaba el pacifismo: “No hay guerras justas ni guerras injustas, sino sólo guerras absurdas que atentan contra la vida y la dignidad de los seres humanos”.

F, BACON, preocupado por las ciencias y propulsor de un método científico experimental, el Nuevo Órgano, la inducción, con “las Tablas”, en detrimento del argumento de Autoridad y el método escolástico, escribe la Utopía Tecnológica por excelencia, LA NUEVA ATLÁNTIDA, en la que expresa una fe firme en el progreso y en una actividad científica más útil y más pragmática, que contribuya a proporcionar alimentos para todos los seres humanos, así como a establecer una organización social más racional, más equilibrada y más justa.

Durante la ILUSTRACIÓN, amplio y profundo movimiento cultural, en el siglo XVIII, surgirán las grandes UTOPÍAS DEMOCRÁTICAS, basadas en los grandes Ideales utópicos: LA RAZÓN  (la DIOSA RAZÓN) y la confianza en el valor y en el alcance de su conocimiento. Ideal de disipar la IGNORANCIA, LA SUPERSTICIÓN Y EL FANATISMO mediante la extensión de LA CULTURA. Creencia en la posibilidad de alcanzar LA PAZ PERPETUA entre los pueblos y las naciones, con el único arma ofensiva de los argumentos racionales. La luz de la Razón y la fuerza de la Palabra acabarán triunfando e imponiéndose a la fuerza bruta de la espada y de la bayoneta. La Razón que nos llevará al BIENESTAR de los ciudadanos, así como al RECHAZO al        ABSOLUTISMO, y promoviendo los VALORES DEMOCRÁTICOS  de LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD

Era la hora de descabalgar al Dios de las religiones de los altares y colocar en la peana a la Nueva Diosa, la DIOSA RAZÓN, con ayuda de la cual podremos montarnos en el progreso continuo, no sólo científico y tecnológico, también en el moral y humano.

No sólo conoceremos más y mejor, no solo tendremos más y mejores cosas, también seremos mejores.

Y es que LA RAZÓN no pertenece a ningún grupo de creyentes sino que es común, una y la misma, y habita en Todos los hombres. Todos razonamos de la misma manera. El secreto esta en dejarnos llevar por Ella y utilizarla correctamente. Ella es el nuevo bálsamo de Fierabrás, la nueva llave que nos abre y pone a nuestra disposición todos los secretos de la naturaleza.

¿Qué es la ENCICLOPEDIA sino el arma cultural, la luz que acabará disipando la ignorancia, los tabúes, los dogmatismos, el fanatismo,…?

¡Son tantos los pensadores ilustrados defensores de estos Ideales, de esta nueva UTOPÍA¡

Y todo parecía arrancar de manera optimista cuando estos Ideales Ilustrados, como buena simiente, prenden y fructifican en el surgimiento del Primer Estado Democrático Moderno, los Estados Unidos de Norteamérica, así como con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en 1.789, en la Francia revolucionaria.

Esta UTOPÍA RACIONAL, este PROGRESO CONSTANTE que iría desarrollándose en el futuro, y a partir de ese momento, en el siglo XIX, para beneficio de toda la humanidad, se la apropió la nueva clase social pujante, la burguesía y le cambió el rumbo, dirigiéndola hacia sus intereses exclusivos y no sólo no se beneficiaría la humanidad, sino que la sufriría, con un nuevo tipo de esclavitud, la explotación de una masa obrera en crecimiento.

La Revolución Industrial tenía sólo un ganador, la cada vez menor (debido a la competitividad) pero cada vez más rica (debido a las plusvalías) en detrimento de la cada vez mayor y cada vez más pobre, el resto de la humanidad.

Lo que debería ser para el bien de todos, quedaba en propiedad privada de unos cuantos.

Toda el agua era desviada de su curso e iba sólo a un molino. Y la injusticia se instalaba y reinaba por doquier.

Reaccionando contra esta triste realidad surgirían Nuevas Utopías, superadoras del “statu quo” miserable, proponiendo nuevos Ideales Sociales, un mejor reparto de la riqueza y una mayor justicia social.

Fueron los distintos SOCIALISMOS UTÓPICOS.

El británico OWEN fundó las primeras COOPERATIVAS o comunidades de trabajadores, en las que todos participaban tanto en la organización como en los beneficios.

Pensaba Owen que la civilización industrial poseía la fuerza suficiente para producir abundantes riquezas para satisfacer las necesidades de todos los seres humanos y, por tanto, para acabar con el hambre y la pobreza.

Igualmente, el francés FOURIER pretendía solucionar los problemas sociales por medio de los FALANSTERIOS, vastas asociaciones de producción y de consumo, que  proporcionaban todo lo necesario para la vida de sus habitantes y en las que los intereses de todos los individuos se armonizaban entre sí.

CABET, en su VIAJE A ICARIA, propugnaba un sistema comunista como ideal del bienestar social “en el que cada persona percibiera según sus necesidades”.

Pero, sobre todo, si atendemos a sus resultados históricos, el pensamiento utópico más representativo del siglo XIX lo constituyeron, sin duda C. MARX y F. ENGELS.

(El desarrollo de su doctrina, denominada SOCIALISMO CIENTÍFICO, no ha lugar en este rápido recorrido histórico).

En el Pensamiento Utópico Occidental han predominado Ideales tales como: “la consecución de la paz”, “la finalización de las injusticias sociales”, “la defensa de la dignidad de la persona, por ser persona”, “Los Derechos Humanos, universales”, “una mejor distribución de la riqueza”, “una confianza total en el progreso indefinido de la humanidad”,…

¿Cuántos y cuánto, en qué medida, se han conseguido materializar algunos o varios de esos ideales?

Ahí están, como dos Torres Gemelas, a la vista de todos, las DOS GUERRAS MUNDIALES, con bombas atómicas (progreso tecnológico) incluidas.

Ahí está la crueldad inhumana de los hombres en forma de CAMPOS DE CONCENTRACIÓN y de EXTERMINIO.

Ahí están todos los PERSEGUIDOS POLÍTICOS.

Ahí (y aquí) están los FANÁTICOS POLÍTICOS y los AÚN MÁS FANÁTICOS RELIGIOSOS, ondeando la bandera de la INTOLERANCIA, siempre manchada de rojo.

Ahí están las HAMBRUNAS perpetuas, la POBREZA enquistada, la CONTAMINACIÓN galopante, el peligro ATÓMICO.

Ahí está avanzando la DESERTIZACIÓN, el EFECTO INVERNADERO, el AGUJERO DE OZONO.

Ahí están…. ¡hay tantos “ahí están”….¡

También, entonces, han surgido Utopías, pero UTOPÍAS PESIMISTAS, porque pueden ir a más, si no lo remediamos.

Ahí está “Un mundo feliz”, de ALDOUS HUXLEY.

Ahí están “La rebelión en la granja” y “1.984” de ORWELL.

Ahí está “Farenheit 451” de BRADBURY.

Parece que no ha lugar al optimismo general, a pesar de los grandes avances científicos y tecnológicos, puestos al servicio de la salud, solucionando problemas hasta hoy irresolubles.

La Diosa Razón ha triunfado, pero no en el sentido previsto por los ilustrados.

Es verdad que las viejas formas de opresión han desaparecido o se han atenuado, pero han surgido otras, más sutiles, más sibilinas, menos evidentes, aunque, sin duda, más eficaces.

No se divisa una solución a la Injusticia Universal.

Incluso las Ideologías más comprometidas con la Justicia Social, como el marxismo, ya vemos cómo, por doquier, ha degenerado en dictaduras, y algunas, en horribles dictaduras.

Parece que los Demonios del Capital son más inteligentes que los Ángeles de la Conciencia Humanitaria.

¿Y HOY?, ¿CUÁLES SON LAS UTOPÍAS ACTUALES?

Como siempre, observemos la “realidad real”, démosle la vuelta a la tortilla, y tendremos “los Ideales a conseguir, las Nuevas Utopías Actuales”.

1.- EL PACIFISMO

Ante la carrera armamentística mundial de las grandes potencias y la importación de armas por los países no fabricantes o intercambio por materias primas, incluso en países donde el hambre está instalada, la educación no existe y la sanidad brilla por su ausencia, ante la proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva y el peligro que entrañan por cualquier fallo técnico o humano, por el armamento químico, por los elevados presupuestos bélicos de casi todos los estados y que tienen que ser detraídos de donde más falta harían, por el secretismo de los estados, al ser asuntos confidenciales (secretos de Estado), por…. Cobran un significado especial los IDEALES PACIFISTAS y los Movimientos de OBJETORES DE CONCIENCIA.

       .- Campaña contra la fabricación y almacenamiento de ingenios nucleares por numerosos científicos (Einstein, Russell, J. Huxley).

       .- Acuerdo entre las dos grandes potencias en la eliminación de los misiles de corto y medio alcance, del 1.987, firmado por R. Reagan y M. Gorbachov.

       .- Acuerdo de París, 1.989, por el que 149 Estados se comprometían a eliminar su armamento químico.

       .- La caída del Muro de Berlín, símbolo de la guerra fría.

       .- Los acuerdos Start-2, firmados entre Yeltsin y Bush.

¿ES POSIBLE?

¿Pueden/deben los Estados, individualmente, estar y permanecer inermes, sabiendo que puede ser/está expuesto a recibir una agresión por un país enemigo?

¿Y qué hacer cuando uno de ellos es agredido? ¿Responder por si mismo o por otros aliados? ¿Mirar para otro lado?

¿Es realista predicar y practicar “la paz a cualquier precio” o “el desarme a toda costa”, incluso frente a Hitler, a pesar de Auschwitz, Dachau, Mauthausen, Trevlinka,…en la que no sólo perecieron millones de judíos sino muchos pacifistas?

¿Y si todos los demás países hubieran estado desarmados?, ¿Podían/debían permanecer inactivos?

¿Es antes la justicia o la paz?

¿Y si, ahora mismo, surgiera otro Hitler, aunque no fuera por causas/motivos étnicos, sino religiosos, patrióticos, nacionalistas,…?

Ahí está Corea del Norte.

Ahí está Irán.

Ahí están las armas químicas usándose, ahora mismo, en Siria, y muchas veces contra la población civil.

¿Cómo se puede parar la carrera armamentística y la venta de armas?

Los OBJETORES DE CONCIENCIA son aquellas personas que por motivos religiosos o éticos rechazan y se niegan a llevar a cabo cualquier actividad relacionada con la preparación militar.

Pero en muchos países, al suprimirse la “mili” obligatoria, el ejército está formado por profesionales y voluntarios.

De todas las maneras, ante el armamento tan sofisticado actual, no son necesarias tanto las manos como la inteligencia y el peligro puede atajarse a largas distancias.

“No hay caminos para la Paz, la Paz es el camino”

2.- LA IGUALDAD INTERSEXOS.

Los prejuicios históricos han convertido a las mujeres, hasta ayer mismo en algunos países y hoy, y sin verse el fin, en muchos más, víctimas inocentes de todo tipo de discriminaciones.

Un Ideal o Utopía, pues, hoy es la NO DISCRIMINACIÓN, la IGUALDAD entre Varones y Mujeres.

El voto femenino, en el país de más tradición democrática, Gran Bretaña, no fue reconocido hasta después de la Segunda Guerra Mundial, en 1.918, en Estados Unidos el año 1.920, y poco más tarde 21 naciones más.

Sabemos (y lo he escrito en varios espacios) la polémica del Sí o No al voto femenino, durante la Segunda República, entre Clara Campoamor y nuestra malagueña Victoria Kant, defensora que, mientras la mujer estuviera sometida a las tres P (la Paliza, del Marido, el Paro, del Patrón y el Pecado, del Cura) no debería votar, porque no era libre para hacerlo.

El FEMINISMO es el movimiento más importante en la consecución de esa IGUALDAD entre los dos sexos (¡por Dios¡ no digamos “géneros”).

Y es que la discriminación ha sido/es múltiple:

       .- IDEOLÓGICAMENTE, pues siempre, todas las fuerzas, han separado el “campo de lo doméstico” (refugio exclusivo de la mujer: casa, cocina, cama, hijos,..) y el “campo de lo público”, (en exclusiva o, al menos gran prioridad, del varón). El “dentro” y el fuera”, la “casa” y la “calle”.

       .- CULTURALMENTE. El lenguaje siempre ha sido sexista. “Zorra” es “puta”, un insulto, pero “zorro” es “astuto, listo, espabilado”, un piropo. “Eres una vaca”, vs “eres un toro”, “mujer pública” vs “hombre público”.

En la enseñanza, en las artes, en los medios de comunicación,…mayoría absoluta, a veces unanimidad de varones. El “sexo” prevaleciendo sobre la “valía, la capacidad, …”, “los testículos sobre la inteligencia”. Los roles mal repartidos, y repetidos una y otra vez.

       .- POLÍTICAMENTE. Tan poco a poco ha ido ocupando espacios que hasta los partidos políticos, por cortesía o por presión de las mismas mujeres, han accedido a la “cuota femenina”. Como si las gónadas tuvieran algo que ver con la capacidad de mando o de gestión.

       .- LABORALMENTE. Los primeros puestos de la cadena de mandos siempre reservados a los varones. Las secretarias y los jefes. Como las monjas en las Iglesias, en los puestos inferiores, fuera de los despachos. Pendientes de la llamada del Director General o de Departamento.

¡Cuántas veces, ante la ausencia de razones, algún energúmeno ha soltado el exabrupto de “estará con el período”.

IGUALDAD de mujeres y varones, de varones y mujeres. De momento una Utopía, una meta a la que llegar. Y no habiendo impedimento alguno en el plano teórico, ni en el marco legal.

IGUALDAD de oportunidades ¿por qué no limpieza en la carrera y discriminación sexista en los resultados?

“Para gran parte de la humanidad la libertad es poco menos que la elección entre morir reventado, trabajando como una bestia, o morirse de hambre. No ha lugar a vivir”

3.- EL ECOLOGISMO.

Inmersos en la vorágine del consumismo, rodeados de cosas, de muchas cosas, de más cosas, para las que es necesaria la explotación desmedida de los recursos naturales, erosionando y contaminando el hábitat natural, ordeñando a la naturaleza hasta agotarla, en una carrera desenfrenada. Como si la paga del mes hubiera que gastarla los primeros días de mes sin pensar en la segunda quincena.

Contaminando el agua que, después, tenemos que pagar su descontaminación. Llenando de mierda el aire, ese aire que, a continuación tenemos que respirar, porque, desde que nacimos nos han enseñado y hemos aprendido que, para vivir, tenemos que respirar.

Esas ciudades bañadas en una nube envolvente de gases quemados, al tiempo que personas paseando por las aceras y respirándolo

La tiranía del “usar y tirar” que está produciendo el desequilibrio de amplias zonas, con la desaparición de grandes masas de bosques, cooperando en el acelerador de la desertización, del peligro de la delgadez, incluso agrandando el agujero, de la capa de ozono.

El ECOLOGISMO pretende ser una nueva filosofía y una profunda reflexión moral que aspira a moderar el comportamiento consumista de los seres humanos, intentando crear nuevos hábitos tendentes a respetar la naturaleza.

Incidir en lo cualitativo y natural sobre lo cuantitativo y artificial.

Intentar compatibilidad  de las realizaciones técnicas con las exigencias del equilibrio ecológico.
 

4.- LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA.

Siempre intentando y consiguiendo ganar pequeñas batallitas, con campañas “ad hoc”, y perdiendo todas las batallas.

Escándalo insuperable. Una minoría de países y de personas, revolcándose en lo innecesario, ahogándose en la abundancia, al tiempo que una gran mayoría muere con la garganta ayuna, el cuerpo escuálido, y el quebrantahuesos al lado, esperando, pacientemente, para acabar de raspar sus huesos.

La lotería del nacimiento social y del nacimiento geográfico.

Las miserias, el hambre, las enfermedades,… aquí, mientras ahí, al lado, reina despreocupado el dios de la abundancia.

¿Tercer mundo?. ¿Por qué no llamarlo “penúltimo” mientras el ataúd espera recoger los escasos restos para la “última morada”?

Y, para mayor vergüenza, “bolsas de miseria” en la amplia periferia de un ridículo y reducido centro.

El espectáculo del desfile continuo de mendigos, desaliñados y desaseados, de vivienda callejera y mantas de cartón, aferrados al tetrabrik de Don Simón y con perro famélico acurrucado, afeando el paisaje mientras toma el vermut, en la terraza de la Gran Vía, la gente decente.

¿Es que no es un esperpento que la producción de bienes y alimentos es, prácticamente, suficiente para acabar con el hambre y la miseria del planeta mientras, por problemas internacionales, no puede lograrse una adecuada distribución de las riquezas.

Las diversas organizaciones internacionales (UNESCO, UNICEF, OMS,..) hacen todo lo que pueden (que no es mucho, porque los milagros de la multiplicación de panes y peces pertenece a la historia de los mitos).

¿Qué ha pasado/pasa con el programa “Agenda 21” (llamado así por estar orientado a procurar remediar los desequilibrios económicos, ecológicos y sociales del siglo XXI? ¿Dónde está el compromiso de los países desarrollados (Junio del 92, Río de Janeiro) del 0,7% del PIB de cada uno de ellos para ayuda de los países pobres?

Nos desayunamos oyendo y viendo tragedias por las que los países pobres no han apostado. Vamos rumiándolas durante la mañana y, mezcladas con la comida, nos producen acidez de estómago. Terminamos el día, tras el examen de conciencia, con dolor de corazón y propósito de la enmienda para que, tras el plácido sueño, se haya borrado todo el proceso del día anterior. Y vuelta a empezar, en una carrera de Sísifo.

¡VERGÜENZA  PROPIA Y AJENA¡
 

5.- LA CONDUCTA HUMANA.

Con tantas posibilidades económicas y tanto tiempo de ocio estamos instalándonos en el hedonismo, preocupados tan sólo por el placer variado del aquí y ahora. No un placer ganado tras el esfuerzo, sino sin esfuerzo, un placer enlatado y comprado. Hay que disfrutar con esto o con esto, aquí o allí, pero sin salirte de las líneas marcadas.

Hemos hecho de la vida, no un paseo placentero, sino una competición en la que no basta con correr, hay que ganar y pisar podio. El segundo ya es un perdedor. La frustración crece como la mala hierba. Quien cree que lo importante es participar se autoengaña, culpablemente.

No ha lugar al reposo. Tomarse el tiempo sosegadamente es perderlo. Hay que fundirlo, agotarlo, y de prisa, corriendo sin saber cuál es la meta a la cual dirigirse.

Y ante la soledad del corredor de fondo, otros solitarios como él, y todos en compañía, en manada, creyendo, así, repartir la responsabilidad y que el delito de muchos no es delito de nadie, llegarán a conductas agresivas, fascistas y xenófobas, a la caza del otro por ser distinto, conducta de hinchas y hooligans deportivos, potenciados con todo tipo de estupefacientes y drogas, para refugiarse, judicialmente, en la “determinación”, por inconsciencia y, por consiguiente, ausencia de libertad, luego sin responsabilidad o responsabilidad mermada.

El nuevo hogar es la calle, el nombre el anonimato, la familia es la pandilla. Ubicuidad por la posibilidad de desplazamiento rápido, en el coche de papá que cree, así, aminorar su responsabilidad en la dejadez y no haber marcado las líneas y las señales de “stop”.

Las muertes por accidente siempre les ocurren a los otros. Él domina la máquina y todos cuantos a su lado van son domingueros, aunque vayan a trabajar, sin gorra y bien vestidos.

Sólo se usa la primera persona. Yo, mí, me, conmigo y, si queda algo, para mí.
 
Y debería aspirarse a Ideales o Utopías tales como la PRUDENCIA, el ALTRUISMO, la FAMILIA, la ÉTICA DEL DESPLAZAMIENTO, la TOLERANCIA, la NO DISCRIMINACIÓN de personas, la NO MASIFICACIÓN, siempre el RESPETO AL OTRO, por el mero y simple hecho de ser igual de persona que uno, la NO PRISA para darle tiempo a la conciencia a discriminar entre lo no necesario, lo conveniente y lo imprescindible.

Toda muerte por accidente, en carretera o con una aguja pinchada, es una muerte gratuita, inútil, y una resta más en la lucha por el bien común.

Esa multicrisis que nos circunda y nos anega.

Crisis de Valores Morales, en que la ausencia y/o la equivalencia de valores nos invita a proclamar el “todo da igual”, “todo es lo mismo”, del tango Cambalache, de la próxima entrada.

Ese “relativismo moral” que representa “la persistente objeción a la pretensión de buscar racionalmente el contenido objetivo (no subjetivo) de qué es el bien”.

Aceptar el “relativismo moral” es romper y/o renunciar a un molde ético.

Porque “lo relativo” siempre es objetivo.

Porque X, al que desde aquí veo sentado a la derecha, en la clase, es el mismo X que afirma estar sentado a la izquierda de la misma.

La “perspectiva” como criterio de “verdad relativa” y objetiva, pero no de “verdad absoluta”.

Es “relativo” el tratamiento que muestran conmigo la cajera de Mercadona, la Guardia Civil de Tráfico, mis tres nietos, el Ministro Montoro, porque para ellos soy “cliente”, “conductor”, abuelo”, “contribuyente”.

Y es verdad soy eso, todo eso, pero no sólo eso, soy más que eso, soy persona.

“Crisis de conocimientos”

¿Cómo poder contrastar la Verdad que nos dicen los medios de comunicación?

Imposible.

Y cada uno está apuntado, siempre a la misma cadena que ve, a la misma emisora que escucha, a la misma prensa que lee, quedándosele invisible las gafas cromáticas ideológicas, hasta atreverse a afirmar que él no tiene gafas, mientras los demás ven lo que ven por la cadena que…. la emisora que….la prensa que…

Desconfianza y sospecha de que habiendo escasez de recursos éstos no llegan donde son necesarios, dentro o fuera de la sociedad en que nos movemos.

Poder “marcar distancias” sobre las ropas con que nos tapamos.

Ese “analfabetismo” de sabiduría que tiene de compañero y va de la mano de ese extraordinario manejo de la tecnología. Como si el “saber hacer o saber técnico” pudiera nublar al “saber moral” y anular el “saber teórico”.

Ese responder automático, como un resorte, ese responder “por reacción” (porque viene del otro) más que por “convicción” (aunque venga del otro), sin tiempo para reflexionar.

Esa crisis gubernamental legislativa, empeñada en “corsés y muletas para andar”, son leyes siempre obligatorias o siempre prohibitivas, cuando el alma y el corazón de una democracia son las “leyes permisivas” capaces, en libertad, de cargar la responsabilidad al que pudiendo responder bien responde mal, y viceversa.

¿Qué “merito” tienen unos padres que quieren, crían y educan a sus hijos? Es su obligación natural como padres. Su única libertad es en el “cómo” hacerlo, con qué comida alimentarlos, no sobre el “hacerlo”, la meta, alimentarlos.

Es su obligación natural, cuyo prospecto viene escrito en la sangre.

No hacerlo sí que sería demérito.

Necesidad y obligación de los fines, de las metas, libertad en los métodos, en el camino, en el “cómo”.

Ese uso tan frecuente de la palabra “derecho”, en nuestra boca, reclamando del otro la respuesta deseada, cuando la gran mayoría de derechos que reclamamos son “derechos negativos”, derechos a no ser discriminado, por ser bajito, por ejemplo, y reclamar el “derecho positivo” a jugar de pívot en el NBA, como si el otro tuviera que responder a tu pretendido derecho positivo.

¡SON TANTAS LAS UTOPÍAS POSIBLES EN ESTE MOMENTO¡

Comenzando por reconocer que todos, todos, solemos llamar “calumnias” a las verdades que dicen de uno sus adversarios y llamar “justicia” a los halagos de sus amigos.

Ésta debería ser la primera gran Utopía del hoy.

Pero para eso es necesario tener lo que nos negamos a hacer, REFLEXIONAR, una REFLEXIÓN, sosegada, tranquila, sopesada. Tenemos tanta prisa en pagar la compra que no tenemos tiempo de sopesar la posibilidad de que la pesa de 1 kilo, sólo pese, 800 gramos.

¡Tenemos tanta prisa…¡, pero ¡qué mala consejera es¡

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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