domingo, 5 de enero de 2014

5.6.3. MARXISMO DESPUÉS DE MARX.


 
El “marxismo”, como “doctrina”, pertenece a la Historia de las ideas y encajaba adecuadamente en la situación del momento.

El “marxismo”, como “método”, con las matizaciones correspondientes, siempre será válido.

Platón mismo intentó poner en práctica su utópica República en Sicilia y terminó siendo él vendido como esclavo, aunque rescatado por un antiguo alumno de su Academia.

Marx no pudo ni intentarlo, pero sí hubo líderes que, en el siglo XX, lo llevaron a la práctica, con la Revolución, con la Dictadura del Proletariado y la fase Socialista (URSS, Naciones al otro lado del telón de acero, China, Cuba, algún país africano).

Si el gran pecado original, y que trajo la desgracia a la humanidad, no fue el morder la manzana en el paraíso, sino el establecimiento de la propiedad privada de los medios de producción en la Época Moderna, bauticemos a la nueva criatura, a la nueva sociedad sin clases y con la propiedad colectiva de los medios de producción.

Cuando en 1.989 cayó el Muro de Berlín, esa extraña frontera de hormigón, de no sé cuantos cientos de kilómetros, levantada por la URSS, pero levantada no para evitar la invasión de los países del Oeste, del infierno capitalista, deseosos de domiciliarse en el nuevo paraíso terrestre socialista (como pregonaba la publicidad estatal) sino para evitar la fuga, las riadas masivas de los “nuevos adanes”, deseosos de pasar al “infierno capitalista”, que era para ellos “el paraíso”.

A partir de mediado del siglo XX los países socialistas del Este abandonaban, con sangre, a su patrón, la URSS y, apostatando, van occidentalizándose, capitalizándose.

En 1.991 se disolvió, misteriosamente, la Unión Soviética.

El “marxismo oficial puesto en práctica” entraba en proceso de descomposición.

Intentar ser “marxiano” en el siglo XX era una impostura.

Si Marx había previsto que sería en los países industrializados y altamente tecnificados donde se produciría la rebelión de los trabajadores y la Revolución proletaria se puso en práctica en un país no industrial, sino agrícola, y sin apenas tecnología, en régimen de servidumbre o semiservidumbre, de señores y amos tradicionales pero no capitalistas….

No era la Rusia de Lenin, Stalin y sucesores (como tampoco lo era la China de Mao), porque en ninguno de ellos se daban las condiciones previstas por Marx donde debería haberse sembrado el “marxismo”.

Si la Razón Ilustrada estaba llevando a sus límites la economía y la sociedad, a la injusticia manifiesta, habría que pararle los pies a la Diosa Razón con sus excesos, y eso sólo podían llevarlo a buen puerto los asalariados de los países industriales, no los medievales agricultores rusos.

Y donde debería haber surgido, tras la implantación del marxismo, el paraíso terrestre real, en los países capitalistas, en estos los asalariados, sindicados, optaron por la negociación y el diálogo (“lucha de razones” como “lucha de clases”) llegando a acuerdos más beneficiosos o menos onerosos de los trabajadores (jornada laboral, salario familiar, seguro de enfermedad y laboral, edad laboral, días de descanso,…) nada que ver con las condiciones laborales de aquel capitalismo salvaje.

El capitalismo cedió en su salvajada y los trabajadores en acabar con el capitalismo. Deseaban, y lo consiguieron, tomar parte en las ganancias.

Mientras que en los países de “marximización” (palabro) se impuso la superstición, la violencia, la barbarie, la ausencia de libertad, la falsedad y el engaño, además de la mentira.

Los países quedaban laboral y socialmente militarizados.

Entre “la libertad” y la “igualdad”, dijeron apostar por ésta, recortando aquella, para que un día, en el futuro, ambas estuvieran en lo más alto.

Occidente apostó por la “libertad” y “libertades” interviniendo los gobiernos en ir corrigiendo la desigualdad y prohibiendo, por ley, los abusos manifiestos del capital sobre los obreros.

Cuando leo que “las grandes previsiones marxistas no se cumplieron” y que Marx, como profeta, fue un desastre, desmentido por la historia, vuelvo a analizar a Marx y al Marxismo y no veo tales desastres.

Si Lenin, Stalin, Mao y demás vieron así al marxismo o es que no se enteraron o es que, enterados, quisieron conseguir la cuadratura del círculo, que fructificara una simiente, apta para una “tierra industrial”, en una “tierra pedregosa agrícola”.

¿Por qué culpar al padre del error, por falta de inteligencia o por maldad, del hijo?

Marx no se equivocó, sí lo hicieron los que así lo interpretaron, los que lo llevaron a la práctica y, ni con violencia, torturas, muertes, destierros a Siberia, barbarie,…y, a pesar de de todo ello, no lo consiguieron, pero porque, así, no era “conseguible”.

Que los proyectos en nombre de Marx han fracasado es evidente, pero esos no eran los proyectos de Marx.

Y cuando releo que “las grandes previsiones marxistas no se cumplieron” me re-pregunto si eran esas, fracasadas, las previsiones marxistas, y me respondo, que no.

Y es verdad que los proletarios no se han empobrecido pero no por fallo de previsión de Marx, sino porque las condiciones del capital cambiaron y los gobiernos intervinieron.

Lógico que en todos esos intentos de sembrar el marxismo se levantaran dictaduras en vez de establecerse las democracias.

Si hay una expresión de “contradicción real” pero de “léxico adecuado” es el de “República Democrática” (por ejemplo, alemana), porque era una “dictadura elitista” con toda la parafernalia encubridora.

Si la explotación capitalista era, según Marx el segundo gran pecado (vice-original, tras el original de la “propiedad privada” de los medios de producción) de la humanidad y de este pecado el proletariado era inocente y su inocencia lo conduciría a un reino de felicidad sin fin, cuando la explotación deja de ser salvaje o es menos salvaje, menos inhumana y a la propiedad privada de los medios de producción no se la deja suelta, salvajemente, para que entre en avalancha, al cambiar las condiciones, tiene que cambiar lo condicionado.

Quien tiene nociones, aunque sean elementales, de lógica matemática, sabe que el “modus ponens” siempre es correcto: ((si P à Q) & P) àQ), pero es una “falacia de negación de antecedente”: ((si P à Q) & -P) à -Q)

(Es verdad lógica, es correcto, que (si yo me llamo Tomás) entonces (mi nombre empieza por T)  y como (me llamo Tomás) entonces mi nombre empieza por T.

Pero no es verdad lógica, es incorrecto que (si yo me llamo Tomás) entonces (mi nombre empieza por T) pero como (NO me llamo Tomás) entonces…. ¿entonces, qué?, aunque no me llame Tomás puedo llamarme Teófifo, o Teodoro, o Teodorico, o Teobaldo…. Y empezaría mi nombre, igualmente por T.)

Si Marx afirma que “si se da A entonces tiene que darse B y luego resulta que NO se da A….) ¿en que se equivocó Marx?

Dice Popper que: “en el Este, especialmente en la Unión Soviética, el marxismo reinó sin piedad, con poderes dictatoriales, basados en una ideología poderosa que se apoyaba sobre un arsenal de mentiras”.

Y esto seguro que es verdad.

¿Se le puede, todo ello, echar en cara a Marx?

El mismo Popper afirma: “el capitalismo que Marx analizó nunca ha existido en la tierra. Jamás existió una sociedad que tuviese en su estructura la tendencia descrita por Marx al empobrecimiento creciente. Es cierto que los comienzos de la industrialización fueron terriblemente duros pero ésta supuso, también, un aumento de la productividad que iría, más pronto o más tarde, a las masas. El cuadro histórico de Marx y su profecía no sólo son falsos sino imposibles: no se puede producir en masa para un sector decreciente de capitalistas ricos. Por tanto, el capitalismo, tal y como lo entendía Marx, es una construcción mental imposible, es una falacia”

Pues este humilde junta letras afirma que Popper no ha interpretado adecuadamente a Marx.

Si el capitalismo seguía siendo tal capitalismo, acaparando cada vez más y más plusvalía, enriqueciéndose más, el valor de lo trabajado, siempre creciendo y creciendo a medida que va cada vez más mecanizándose, entonces el valor del trabajo tiene que ir decreciendo, la distancia entre capital y trabajo tiene que ir en aumento, luego el pobre cada vez es más pobre porque el rico cada vez es más rico.

¿Que el capitalismo deja de ser tal capitalismo? Nada que decir contra Marx si el capitalismo cambia y la distancia, entonces, disminuye.

Creo que fue, precisamente, el marxismo quien sacó a la luz las injusticias de las que, enseguida, se dio cuenta el capitalismo. Que, si todo seguía igual, la tendencia era esa, e intentó paliarlas.

Interpretemos correctamente este aserto de Marx: “La última palabra de la ciencia social será siempre lucha o muerte, guerra sangrienta o nada”, a lo que habría que añadir: “a no ser que ninguno de los contendientes quiera y decida no guerrear con las armas (explotación y huelgas) y sí con las palabras (guerra de razones), diálogo y negociación.

Y eso fue lo que ocurrió en el mundo capitalista.

Un marxista, disfrazado de comunista utópico, con buena planta y de palabra fácil, es capaz de engatusar, como buen sofista, a cualquier ingenuo que identifica los fuegos artificiales con el fuego real. No sería un buen marxista, un honesto marxista.

Quienes dieron el toque de atención a los capitalistas, no fueron otros más que los marxistas.

Posteriormente, ciertas élites (Sartre, Bernard Shaw, Bertold Brecht, Ernst Bloch, Thomas Mann,…) intelectuales europeas, coquetearon con el “marxismo ruso o maoísta o, actualmente, cubano”.

Como si estar contra la URSS fuera estar con Hitler, con el fascismo, con la opresión burguesa,…

Pero a muchos de los entusiastas se le acabó el entusiasmo cuando pudieron comprobar, in situ, que no había milagro, sino truco, a pesar de que lo pasearon por avenidas con arboledas y no por cárceles siberianas, Gulags,…

¿Entre las Coreas del Norte y del Sur?, ¿Entre los cubanos de Cuba y de Miami?, ¿Entre los Chinos en tiempo de Mao y Taiwán?, ¿Entre la otrora República Soviética Estonia y la vecina Finlandia?

¡Qué bien lo retrató Orwell en su “Animal Farm”¡ Los cerdos y demás animales, la rebelión en la granja.

Y tras la caída del Muro de Berlín, 1.991, se hicieron visibles las vergüenzas de todo tipo que el Muro y la Propaganda intentaban negar y ocultar.

Lo que no lleva a la adoración de nuestra sociedad capitalista.

¿Y Marx?

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