miércoles, 10 de agosto de 2016

PICARESCA E INTELIGENCIA



1.- Cuenta José Antonio Marina que, en los años 50, hubo en China una plaga de ratas que se comía la cosecha de arroz.

El Gobierno chino, entonces, pensó, muy sensatamente, que si cada chino mataba algunas ratas la plaga se terminaría en poco tiempo, y decidió pagar una gratificación por cada cadáver de roedor.

La idea era buena, pero no contó con que los campesinos iban a descubrir que criar ratas era más productivo que plantar arroz. Y obraron en consecuencia.

La medida, pues, produjo lo contrario de lo que pretendía.

2.- Koengswad era un paleoantropólogo que buscaba restos humanos en la isla de Java, más en concreto en el valle del río Solo, porque estaba indagando los orígenes del hombre.

Había ofrecido a los habitantes del valle que recompensaría con 10 centavos por cada fragmento de hueso de homínido que encontrasen y le llevasen.

Y comenzaron a llegarle fragmentos y más fragmentos, y él pagando y pagando los 10 centavos prometidos.

Pero, horrorizado, acabaría descubriendo que los habitantes del valle se habían dedicado, afanosamente, a romper piezas grandes para convertirlas en pequeñas y así ganar más dinero.


La medida, pues, también produjo un efecto no buscado ni deseado.

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