miércoles, 9 de marzo de 2016

LA MUJER EN EL FRANQUISMO (2) NACÍ EN EL 44


La mujer como un ser hueco, como la sombra del varón.

¿El comportamiento femenino correcto? (Año 1.939):

1.- Honestidad en los vestidos, sin exagerar los escotes, faldas y mangas.
2.- Suprimido, radicalmente, ir sin medias. Más vale llevarlas zurcidas que ir sin ellas. Si, para ello, faltan pesetas, se suprimen bares y cines.
3.- Reducir al mínimo la pintura de la cara y los labios, así como los colores imprevistos de los cabellos. No dejar lo natural para convertirse en una muñeca de escaparate.
4.- Suprimir las posturas poco honestas y no ir por lugares de poco tráfico y de poca luz.
5.- Suprimir el fumar. La que desee fumar, que coja un fusil, vista un mono y vaya al frente.
6.- Dedicar el máximo de tiempo al trabajo para los heridos y soldados y disminuir los paseos y gastos superfluos.

La Sección Femenina, según algunos, parece que surgió para dar cobertura a las actividades violentas de los falangistas y, así, entre las actividades femeninas estaría la asistencia a los detenidos, las visitas a los encarcelados, el apoyo a sus familiares, la recolección de fondos, las misiones de propaganda y enlace,…así como “los lavaderos del frente”, encargados de lavar y remendar los uniformes de los soldados, los talleres de costura, los actos de despedida para los soldados que iban al frente,…

Tras la victoria del 39 la Sección Femenina pasa a formar parte del aparato del Estado como órgano del partido al que se confía toda la formación política y social de las mujeres españolas.

Dos objetivos, pues:

1.- Objetivo político de mentalizar e instruir a las mujeres en la doctrina falangista, doctrina nacional sindicalista que le permita estar formada y transmitir esa información a sus hijos.
2.- Objetivo ideológico-cultural, formando un modelo de mujer que se caracteriza por su sumisión al varón y su preparación para cumplir sus misiones básicas de esposa y madre, con espíritu cristiano y con enseñanzas de Puericultura, Economía Doméstica, Higiene, Canto,…enseñanzas domésticas que la mujer necesita para cumplir dignamente sus funciones familiares.

Las afiliadas a la Sección femenina se organizaban en:
1.- “Las Flechas”, compuesta por niñas menores de 14 años y que, contra el Frente de Juventudes, se hizo con el control.
2.- “Las Militantes”, en que se incluían las afiliadas entre 14 y 35 años, y sujetas a un mayor nivel de disciplina.
3.- “Las Adheridas”, que eran las afiliadas de más de 35 años, que pagaban una cuota y tenían la obligación de acudir a aquellos actos en los que se le solicitara su presencia.

En sus inicios, eran casi todas mujeres solteras, prescindiendo de las mujeres casadas y viudas con hijos, para no distraerlas de sus deberes fundamentales de esposa y madre.
Pero el problema era que ¿cómo iban a transmitir y educar los valores del Movimiento a sus hijos si eran solteras?

Corría un chiste, no sé si machista, que decía cómo se clasificaban a las mujeres por su belleza: “las hay guapísimas, muy guapas, guapas, normales, feas, muy feas, feísimas y de la Sección Femenina

Además, así como los jóvenes estaban obligados al Servicio Militar o “Mili”, las jóvenes estaban obligadas al Servicio Social (1.937), debido a la situación de guerra y por la necesidad de incorporar a la mujer en la ayuda a las tareas del Estado.
Aunque en un primer momento el Servicio Social sólo era obligatorio para las “mujeres trabajadoras”, las, potencialmente, más peligrosas para el Régimen.
Posteriormente sería obligatorio para las mujeres solteras de 17 a 35 años, quedando exentas las mujeres casadas, las viudas con hijos, las que habían perdido a un familiar por defender la patria y las religiosas.

Se exigía el Servicio social para la obtención de cualquier título académico o certificado de estudios, para ejercer cualquier profesión oficial, para obtener la licencia de caza o pesca, para el carnet de conducir o el pasaporte.
Se disponía así de una nueva herramienta para el control ideológico de las mujeres intentando relegarlas al ámbito del hogar, en vez del ámbito laboral.

La prestación, sobre todo en las ciudades, porque en los pueblos no podía realizarse, consistía en realizar trabajos gratuitos en comedores, escuelas, bibliotecas, oficinas, guarderías, cuestaciones, canastillas (mis hermanas, por ejemplo, en el pueblo)… todo ello fuente de mano de obra gratuita para el Régimen.
Rentable en un doble sentido: ideológicamente, por el control que suponía, y económicamente, por la cantidad de trabajo gratuito que generaba.

Las formas de cumplir el Servicio Social eran diversas:
1.- “Ordinario” (tres meses de formación teórica y otros tres de prestación, a razón de unas 6 horas diarias.
2.- “Internado” (tres meses de duración)
3.- “Universitario” (dos meses de formación teórica, internado en albergues del SEU y dos meses de prestación” (los varones teníamos las Milicias Universitarias, durante los veranos, saliendo con la graduación de Teniente de Milicias)
4.- “Obreras” (seis meses de formación a razón de dos horas diarias)
5.- “Libres” (para las que vivían en pueblos, sin instituciones donde prestar el servicio, a quienes se les enviaban los libros a estudiar y la prestación consistía en la confección de canastillas o similares, lo que antes he dicho de mis hermanas)


Con el tiempo el Servicio Social se convirtió en un puro trámite, aunque siguió vigente hasta el 1.977, en que desapareció la Sección Femenina.

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