viernes, 1 de enero de 2016

LA MAYORÍA DE EDAD.



Somos muchos, ya, en España, los Mayores EN edad, desde hace mucho tiempo, pero nos ha costado mucho ser Mayores DE edad.

Porque la mayoría DE edad conlleva DOS requisitos: libertad y responsabilidad.

Pero, en nuestra educación, siempre tutelada, nos metieron tanto miedo que nos costó mucho ser mayores DE edad, libres, autónomos, independientes, capaces de tomas decisiones por nuestra cuenta.

Nos enseñaron, sobre todo, a obedecer. ¿A quienes?: a los Mayores en Edad (los padres, los mayores, los abuelos, los más viejos), a los Mayores en Dignidad (sobre todo a los curas, obispos,… a toda la jerarquía eclesiástica) y a los Mayores en Gobierno (Reyes, Ministros, Gobernadores, Alcaldes…)

Ellos sí que sabían, y nosotros deberíamos obedecerlos.

El otro gran pecado (junto al más grande de los pecados, la Lujuria) era la Desobediencia.

Nos recordaron, constantemente, que el pecado original fue la desobediencia a Dios, lo que trajo consigo la expulsión del paraíso, y, consiguientemente, el trabajo y el sudor de la frente, del varón, y el parir con dolor a los hijos, de la mujer.

La verdad siempre estaba en los de arriba, y los de abajo deberíamos Obedecer para no caer en pecado (desobedecer a Dios, cuya ley la interpretaban los curas) o para no caer en delito (desobediencia a las normas del jefe).

El castigo era, o bien el infierno, eterno, o bien la multa, la cárcel o la pena de muerte, temporal.

El peligro era querer ir solo por la vida, obedeciéndose sólo a sí mismo.

Para no equivocarse, había que hacerles caso a los viejos, que eran los que más sabían, porque eran los que más habían vivido, y “la experiencia es “magistral vitae”).

Para no pecar, había que hacerles caso a los curas y demás jerarcas eclesiásticos, porque éstos eran los que sabían cuál era la voluntad de Dios, lo que Dios quería y exigía.

Para no delinquir, había que hacerles caso y obedecer, a nuestros gobernantes, a los detentadores del poder, con sus leyes, ellos sí que sabían qué era lo que más nos convenía a nosotros.

Y, Nosotros, a obedecer.

Nos enseñaron a Obedecer, no a Saber.

Así se creó en nosotros un Complejo de Inferioridad, de inmadurez, siempre menores de edad, siempre necesitados de Tutores, para caminar seguros por la vida.
Todos sabemos, por experiencia propia y ajena, que los bebés, al soltarse a andar, se caen más de una vez, pero la madre, en vez de prohibirles andar, lo que hacen es ayudarles a que se levanten, a que se suelten y que caminen por sí solos.

No hay peor cosa, para el desarrollo de un niño, que una madre con “complejo de gallina”, que siempre quiere tener, bajo sus alas, a sus hijos, siempre, pues, “polluelos”.

En el siglo XVIII escribía Kant “Qué es la Ilustración”, esencia de la Edad Moderna (“pensar”), en contraposición a la Edad Media (“obedecer”)


La Ilustración era “LA MAYORÍA DE EDAD DE LA HUMANIDAD

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