domingo, 26 de mayo de 2013

PAÍS VASCO (3).


 
Es “historia” que la mayor parte del País Vasco estuvo a favor de los carlistas, pero no contra España, sino contra los gobiernos liberales de España.

No contra la unidad de España, sino “para llevar al Rey D. Carlos a la Corte de Madrid”.

Pero el carlismo, siempre, fue español.

Navarra y Castilla declararon, con frecuencia, su soberanía sobre Álava hasta que ésta, voluntariamente, se integró en Castilla, en 1.332, a condición de que se respetasen sus fueros.

Vizcaya era, desde la Edad Media un señorío y, durante el mandato de la familia Haro, en 1.334, Alfonso XI de Castilla obligó al Consejo de Guernica a reconocerlo como “señor”, respetando sus fueros,

Guipúzcoa, como más arriba hemos, ya, señalado, se incorpora a Castilla, reinando Alfonso VIII, año 1.200, reconociendo sus fueros.

Como hemos señalado, al comienzo de este post, todo ocurrió en el siglo XIX, como productos del Romanticismo, cuando surgen los regionalismos (exaltación sentimental de algunas tradiciones).

Hubo regionalismo en muchas partes de España, pero sólo en Cataluña y Vasconia originaron nacionalismos fuertes.

¿Por qué no en mi Andalucía, por ejemplo? ¿O en Galicia, Baleares o Valencia?

Una de las causas sería el empuje industrial vasco y catalán, que, como todo progreso y toda industria, fue fruto del Racionalismo y la Ilustración. ¿No fue la razón la causa y el origen de todas las revoluciones industriales de la época moderna y, cuando, en 1.789, se produce la Revolución social y política es cuando, contra ella y su expansión ilimitada, surgen los Romanticismos y añoranzas de un pasado, real o ficticio, una especie de enroque, para no perder lo peculiar, pero sin dejar lo industrial-racional?

Aunque, es verdad que la burguesía catalana, más comercial y expansionista, no deseaba renunciar al mercado español como destino de sus productos manufacturados.

No así la burguesía vasca, cuya meta parecía ser la creación de una sociedad rural y bucólica, al tiempo que industrial pero sólo exportadora, enrocada en sus tradiciones.

La abolición, tanto de los fueros como de leyes particulares catalanas, fue lo que los llevó, a unos a apostar por el carlismo, a los otros a luchar contra Felipe V.

Pero ambos se sentían españoles. Vascos y españoles. Catalanes y españoles.

Pero en el siglo XX encontraron, entre sus filas, a líderes enfervorecidos e iluminados: Sabino Arana, por un lado, y Prat de la Riba y Cambó, por el otro, ambos con el mismo objetivo: DESESPAÑOLIZAR a vascos y a catalanes.

De ahí  los continuos y constantes ataques a España y a Castilla, con una “Historia de agravios contra ellas, al tiempo que un halago a lo autóctono”

“Éramos catalanes y nada más que catalanes” – vociferarán.

Falsedad y Mentira.

Siempre en su boca el desdén, incluso el desprecio, pero no sólo contra España y Castilla. También entre ellos. Muy poco amigos vascos y catalanes.

Pero mientras Arana se encierra en sí mismo y quiere encerrar a Euskadi, Prat de la Riba tiene ansias imperialistas.

¿Nada, pues, de origen misterioso, ni de la lengua ni de la etnia vasca? (nada digo del catalán)

¿Saqueadores continuos de estos montesinos sobre las ciudades celtíberas de los alrededores?

¿Mucho que ver, su presencia en Hispania, con la llegada de los bereberes libio-fenicios y tingitanos de Mauritania, tropas de Aníbal Barca, desertores en un número de unos 20.000, al cruzar los Pirineos  (Abril-Mayo del 218 a.C)?

¿Tras la deserción, unos buscaron refugio en las montañas, sobre todo navarras, manteniéndose del bandidaje, ocupando poblaciones celtíberas, escasamente defendidas, mientras otros se alistaron al ejército romano, para poder subsistir?

Cuando la guerra civil César-Pompeyo, ¿por qué no aparecen los vascos  ni en uno ni con otro bando?

¿Porque, aún, no existían como pueblo?

En las crónicas romanas, después, siempre, al referirse a los vascos, dicen que “rechazaban cubrirse con casco”.

Los vascos, antes de pacificarse, practicarían el bandolerismo como forma de vida regular, manifestando una crueldad y una falta de freno a la hora de perpetrar sanguinarios saqueos, tropelías, asaltos, también contra el pueblo cántabro, siendo conocidos por su carácter tramposo y falso y su poca credibilidad a la hora de firmar pactos (la “punica fides”) y, tras la pacificación y, una vez asentados y pacificados, sus actividades y formas de ganarse la vida serían las del pastoreo, carboneo, arriería, trajinería, …..

Abrían cuevas en las montañas para su vivienda, según costumbre bereber.

Debió haber más pueblos parecidos, los denominados “pueblos malditos”, grupos étnicos, enclaves bereberes aislados y no asimilados con los del entorno (los maragatos, las Hurdes, las Batuecas, los vaqueiros, pasiegos, charros, gitanos, agotes (leprosos),….

Lingüísticamente, a pesar del tiempo trascurrido, ¿es verdad que existe una gran similitud vasco-bereber (región de los Montes Atlas, de la antigua Mauritania?. SÍ.

¿Es verdad que esto mismo ocurre con el guanche? SÍ.

 Sin embargo, Menéndez Pidal defiende el origen ibero del euskera = lengua neoibérica.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario