lunes, 27 de mayo de 2013

NACIONALISMO CATALÁN (1)


ALGO DE HISTORIA.

-Ramón Berenguer IV, hijo de Ramón Berenguer III, Conde de Barcelona.

-Petronila de Aragón.

El Rey de Aragón, Alfonso I, “el Batallador” muere sin descendencia, legando su reino a las Órdenes Militares. Pero no se hizo efectivo el testamento, porque se buscó y se encontró otra solución.

Sacar del convento al hermano del Rey muerto, Ramiro II, el Monje, casándolo con Inés de Poitiers con la única finalidad de conseguir un heredero para la corona de Aragón.

Pero nació, no un niño, sino una niña, Petronila, lo que era un inconveniente porque, según el Derecho aragonés, no podía heredar el Reino una mujer ni, por lo tanto, ejercer el poder real a no ser que fuera desempeñado por su marido o tutor.

¿Solución?.

Ramiro II acordó la boda (“esponsales ad futurum”) de su hija Petronila (1 ó 2 años) con Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona (21 años).

Ramiro volvió a su convento, que es lo que deseaba y que si salió fue sólo para eso, pero conservando la dignidad real.

Su futuro yerno sería nombrado “príncipe de Aragón”, además de ser “Conde de Barcelona”, pero nunca recibió el título de Rey, (sólo de “Rey-consorte” pero que podría ejercer la potestad regia, (sucesor “de hecho”, aunque no “de derecho”), haciéndose cargo del gobierno de Aragón, siendo, eso sí, un  buen gobernante y un político de primera fila, y quedando, además, la Princesa Petronila bajo la protección de su marido hasta que alcanzase la edad de 14 años, edad canónica y núbil para poder consumar el matrimonio y esposarse. Él tenía, entonces, 33 ó 34 años.

Mientras tanto la niña sería educada por Berenguela, su tía, hermana de Ramón Berenguer IV y esposa de Alfonso VII de Castilla.

El Reino de Aragón y el Condado de Barcelona, entonces, no tenían frontera común.

Estamos en el siglo XII.

Ramón Berenguer, hijo de Ramón Berenguer IV y de Petronila de Aragón heredará, de su padre, el Condado de Barcelona y otros condados sometidos, y, por parte de su madre, el Reino de Aragón.

En vez de llamarse Ramón Berenguer V, en memoria de su su abuelo y por deferencia y consideración a Aragón y a los aragoneses, al acceder al trono, se hará llamar Alfonso II.

Cuando, hoy, se habla de la obra de Ramón Berenguer IV, “la Confederación catalano-aragonesa”, está tergiversándose la historia, porque “Cataluña” no existía, quedando el Condado de Barcelona subsumido en el Reino de Aragón.

No hay, pues, tal unión de Aragón y Cataluña.

Lo que surge es la Corona de Aragón.

Cuando en Historia de Cataluña, buscando los orígenes lo más lejanos posibles se afirma que “el linaje de Wilfredo el Velloso, Conde de Barcelona, fue el embrión de la Corona de Aragón” es una verdad a medias, pues es la Unión de un Reino y un Condado (no de Cataluña) y embrión muy lejano.

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