domingo, 24 de febrero de 2013

¿QUÉ ES "FILOSOFIA"? (1)


        Hace muchos años, recién llegado a Málaga, en un autobús, una mujer mayor entabla conversación conmigo.

        -Ud. por el acento, no es andaluz.

        - Pues no, soy salmantino de nacimiento, pero llevo treinta años en Andalucía, y me considero ya más andaluz que castellano.

        -¿Y en qué trabaja? ¿A qué se dedica Ud.?

        - Soy Profesor de Filosofía, en un Instituto de Bachillerato.

        -¿De qué ha dicho Ud. que es profesor?

        - De Filosofía.

        -¿Y eso qué es?

        - Pues, la verdad, que no sé muy bien lo que es.

        - O sea, que Ud. es profesor, de una asignatura de Bachillerato, y no sabe lo que es. Entonces ¿Qué enseña Ud.?

        - Enseño a pensar, a reflexionar, soy como un entrenador de la mente.

        - ¡Así que no enseña pensamientos sino a pensar! ¿y eso cómo se hace?

        Me salvó la campana. En este caso la parada del autobús donde mi filósofa-preguntadora tenía que apearse. La vi en el escaparate de Los Guerrilleros, viendo zapatos, pero no sé si pensaba en ese hombre tan raro que acababa de dejar en el autobús o se estaba fijando en los precios de las zapatillas de invierno de las rebajas, para comprarlas. Y eso que aconsejan Los Gurrilleros: “Aquí no compre, vendemos muy caro”.

        Y eso es lo que yo quería preguntarles a Uds. ¿Qué es la Filosofía?

        Porque hoy solemos leer titulares como “Filosofía comercial de El Corte Inglés”, “Filosofía de la banca”, “Filosofía sanitaria”, “filosofía de tal ministerio”, “filosofía del empresariado”, “filosofía del sindicato CCOO”, “Filosofía de tal personaje”, “filosofía del deporte”, “La filosofía del alcalde de Málaga”… ¡Oh, Dios!, pero ¿Qué es la Filosofía?.

        En estos casos se emplea el término “filosofía” como “una visión de conjunto de una actividad”, como el pensamiento general, el objetivo general, de esa empresa, de ese ministerio, de esa actividad.

        Tres acepciones corrientes que todos Uds. han oído más de una vez:

        “Hay que tomarse las cosas con Filosofía”.

        “Déjate de filosofías”.

        “Este hombre es un filósofo”.

        La 1ª. “Hay que tomarse la vida con filosofía”. Filosofía = tranquilidad, calma, aceptar las cosas como vienen, ser un estoico, no oponerse al destino. Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá, y si ocurre, aceptarlo con serenidad. Vida filosófica. Modo o forma de tomarse la vida. Es una actitud vital. Es una forma de vida.

        La 2ª. “Déjate en paz de filosofías”. Es un sentido peyorativo. Es un utópico. Pura imaginación desbordada. Está en la luna, no es realista, vive en otro mundo. Es un despistado. A Platón, en uno de sus viajes para poner en práctica su utopía de La República, no lo mataron “porque era filósofo” (en plan chanza, burla, mofa). Un bendito de Dios, que no puede hacer nada malo, que es inofensivo, cándido, ingenuo, utópico y ucrónico. Es un bendito de Dios. Está fuera de la realidad. Parece que no vive en este mundo.

        La 3ª. “Este hombre es un hombre profundo, es un filósofo-filósofo”. Es el que reflexiona más que otros. El que no acepta las cosas a la primera. Es el que tiene un pensamiento lógico ordenado. Es un saber reflexivo, el que reflexiona, el que piensa, es el que mirando lo mismo que los demás, ve más cosas o las ve de forma distinta. Es el que no se conforma con la primera impresión.

        Quizás ésta tercera acepción sea la que más se acerca a lo que sea filosofía.

        Alguna vez mis alumnos me decían: “Tomás enséñanos La Filosofía”, porque otros profesores nos enseñan La Matemática, La Física, La Química…

        Y yo les leía el  texto de un filósofo del XIX, Hegel.

        “En las filosofías, en apariencia diversas, debe distinguirse lo universal de lo particular…… Si se tratase de objetos de la vida corriente…..podíamos poner un ejemplo. Un varón/una mujer van a una frutería y le dicen al frutero: “Póngame tres kilos de fruta”. Imagínense la cara del frutero. -¿De qué fruta? – “¿Ahí, en el cartel, no pone frutería? Pues véndame/póngame tres kilos de fruta.- Señora/señor, ¿Quiere Ud. peras, manzanas, uvas o naranjas?- NO, yo quiero fruta”.

        Es como si alguien pidiera fruta y rechazara las peras, las cerezas, manzanas….por ser peras, cerezas,  manzanas… y no fruta, La fruta.

        Pues lo mismo ocurre en la Filosofía. Hay gente que se permite el desprecio de La filosofía porque existen filosofías diversas, siendo cada una de ellas, sólo Una Filosofía y no LA filosofía. Como si las cerezas no fueran fruta…”.

        No hay Filosofía, como hay Matemáticas, Biología o Astronomía.

        Hay muchas y muy distintas Filosofías.

        “Ay qué pena”- ¿Qué pena?, ¿Por qué? ¿Es mala la diversidad? ¿Los puntos de vista, los enfoques, las consideraciones de la vida?

        Lo que para algunos esto es una riqueza, la diversidad de gustos, de sabores, de filosofías; para otros esto es un escándalo, “el escándalo de los sistemas”, y los filósofos, no serían maestros de sabiduría, sino maestros de la desconfianza. Maestros en el arte de no ponerse de acuerdo en lo que cultivan y, evidentemente, mucho menos aún en los frutos de su cultivo.

        Pero hagamos un poco de Historia.

-        Para HERÁCLITO “He ido a Egipto para filosofar”

-        Para PITÁGORAS: “filo - sofos) Distinto de “sofos” (los siete sabios de Grecia) ¿Y eso qué es?

-                    (TEXTO atribuido a Cicerón. LEER)


-        Para SÓCRATES:

                                       -Maestro  ¿SABER?- ¿para qué? Para OBRAR bien. ¿Para qué? Para SER FELIZ. SABER (lo que está bien y lo que está mal, las virtudes y los vicios)  – OBRAR (bien) – SER (un hombre bueno).

                Su “sólo sé que no sé nada” no debe tomarse como una exhibición de ignorancia, sino, más bien, como una voluntad de búsqueda.

                Ese pensamiento socrático habría que leerlo como “sólo sé que no sé nada, en comparación con lo que aún me falta por saber, de manera que me dedicaré, de por vida, a estudiar y a preguntar, porque el ámbito de mis preguntas siempre será probablemente mayor que el de las respuestas que puedan dárseme”.

        Para Sócrates filosofía no es el resultado de la búsqueda (que es la sabiduría), sino el esfuerzo, la actitud, el querer saber, el arte de preguntar, la voluntad de búsqueda, el amor al saber.

                Dicen que los niños son los que mejor muestran esa actitud filosófica, porque siempre están preguntando, quieren saber. Como los filósofos, porque se dan cuenta, son conscientes de que no saben.

                Si los niños aprenden tanto y tan rápidamente, es porque preguntan mucho y siempre.

                El que pregunta tiene inquietud por saber, quiere saber porque es consciente de que no sabe.

                Todo niño es socrático.

                Pero es que el que no pregunta, ni se pregunta, no obtiene respuestas.

-        Para la MITOLOGÍA (el mito de EROS)= DESEO, AMOR, QUERER.  Eros = hijo de Poros y Penia.

-             (TEXTO de  Platón en El Banquete).

        - Para el gran Platón,”hasta que no sean los filósofos (los que saben) los que dirijan los asuntos públicos y ocupen los cargos públicos, o los dirigentes públicos sean filósofos, los males de La República no tendrán remedio, no tendrán solución”. O sea que los políticos sean filósofos o los filósofos sean políticos. Que gobierne el que sepa gobernar. Que el ministro de Justicia no sólo sea él justo, sino que sea el que más sabe de justicia. Igualmente el ministro de educación o de obras públicas.

        - Para S. AGUSTÍN  (Confusión filosofía-religión) “Nostra vera….

        -Para EPICURO. “Una filosofía que no cure las heridas del alma, no merece el nombre de filosofía”. Filosofía práctica – ayudar a ser feliz. Filosofía = Ética.

        - Para SANTO TOMÁS (y todo el pensamiento medieval) época de feudalismo y vasallaje, siervos>esclavos, Filosofía = Ancilla (esclava, sierva de la Teología). La Fe salva, la razón “puede” ayudar. Pero siempre “subordinada”.

        -Para el gran Descartes, el de las coordenadas cartesianas, el que aritmetizó la geometría, el que fue capaz de expresar en números el espacio geométrico, el padre de la filosofía moderna, el que se bajó del objetivismo y se montó en el subjetivismo (en el que todavía seguimos montados y cabalgando), para Descartes, digo, “La Filosofía es como un gran árbol, cuyas raíces son la Metafísica, el tronco es la Física, y las ramas que salen de este tronco son todas las demás ciencias, que se reducen a tres: la Medicina (hoy la llamaríamos Biología), la Mecánica y la Moral”.

        Para Kant “la filosofía no puede aprenderse, no puede enseñarse, sólo puede aprenderse a filosofar”. La filosofía como actitud, y no como conjunto de conocimientos.

        “Una gran filosofía no es la que instala una verdad definitiva, es aquella que introduce una inquietud”. Entre la Sabiduría  (sólo Dios) y la ignorancia del animal. Ni ángel ni bestia, eso es el hombre, un filo-sofos, un buscador impenitente.

        El gran Newton titula su gran obra: “Principios matemáticos de Filosofía Natural”.

        Uno de los padres de la evolución, Lamarck, titula su principal obra “Filosofía zoológica”.

        El inconmensurable Dalton, ese que estamos viendo en Historia y Filosofía de la ciencia, titula así su obra, “Nuevo sistema de filosofía química”.

        Las ciencias han parcelado la realidad y ahí se encuentran los científicos, en su parcela, investigando, buscando y encontrando, con una metodología específica de la ciencia que practican. Pero los científicos, además de científicos, son hombres. Con frecuencia se dice que un científico está filosofando o haciendo filosofía cuando traspasa los límites de su especialidad y hace consideraciones más generales que las permitidas por el marco metodológico de la misma.

        “Hacer filosofía es estar siempre en camino. El filósofo no es residente, es un viajante. Es un buscador hasta el día que se muera. “Haz, Señor, que busque para encontrar, y encuentre para seguir buscando”, porque en Filosofía las preguntas son más importantes que las respuestas. Las respuestas serán cambiantes, históricas, temporales; las preguntas filosóficas son eternas: ¿Qué somos?, ¿somos un trozo de carbono impuro que se arrastra reptando, sin fuerza, sobre un minúsculo planeta, sin importancia, alrededor de una estrella ya vieja? ¿Somos hijos de Dios? ¿Somos, de momento, el último eslabón de la cadena evolutiva? ¿Somos sólo materia viva compleja?, ¿somos un alma que se vale de un cuerpo como instrumento, como vehículo, para manifestarse?, ¿Qué somos? ¿De donde venimos?, ¿A dónde vamos?

        Dice Unamuno: ¿“De dónde vengo yo y de dónde viene el mundo en que vivo y del cual vivo? ¿A dónde voy y a dónde va cuanto me rodea? ¿Qué significa esto? Tales son las preguntas del hombre (….). Y si miramos bien veremos que, debajo de esas preguntas, no hay tanto el deseo de conocer un porqué como el de conocer el para qué. Deseo no de conocer la causa sino la finalidad. (Ya parto de que estoy aquí, puedo preguntarme por qué, pero es más importante preguntarse que, puesto que ya estoy, para qué estoy aquí. Sólo nos interesa el por qué en vista del para qué. Sólo nos interesa saber de dónde venimos para mejor poder averiguar a dónde vamos”

        Para Marx, “hasta el día de hoy los filósofos no han hecho otra cosa que interpretar el mundo, y de lo que se trata, lo que importa es transformarlo”. Filosofía como praxis revolucionaria.

 

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