domingo, 24 de agosto de 2014

8.- 44 MONOTEÍSMO TRINITARIO.


Recordemos el Astete.
P.: ¿El Padre es Dios? R: Sí, Padre.
P.: ¿El Hijo es Dios? R: Sí, Padre.
P.: ¿El Espíritu Santo es Dios? R.: Sí, Padre.
P.: ¿Son tres Dioses? R: No, sino un solo Dios verdadero, como también un solo Omnipotente, un solo Eterno y un solo Señor.
P.: ¿El Padre es el Hijo? R:: No, Padre.
P.: ¿El Espíritu Santo es el Padre o el Hijo? R: No, Padre.
P.: ¿Por qué? R.: Porque las personas son distintas, aunque es un solo Dios verdadero.
P.: Según esto, ¿cuantas Naturalezas, Entendimientos y Voluntades hay en Dios? R: Una sola Naturaleza, un solo Entendimiento y una sola Voluntad.
P.: ¿Y cuantas personas? R: Tres distintas, que son: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El Trinitarismo nada tiene que ver con el Judaísmo y mucho con Egipto.
De las tres Religiones del Libro, dos de ellas son monoteístas, la otra es trinitaria (todos sabemos a cuales estoy refiriéndome)
En otros lugares he dejado escrito que una (si no la principal) causa  de la invasión árabe en España, el 711, fue luchar contra la herejía cristiana de “los tres dioses”.
Quizá Mahoma no hubiera predicado una nueva religión si no hubiera sido porque el cristianismo no era monoteísta.
El cristianismo, por su parte, creyó que el Islam  era una herejía más del cristianismo, análoga a la de Arrio.
El Trinitarismo viene de Oriente, tanto del simbolismo ternario hindú (Shiva, Vishnu y Brahma) como de Hermes Trismegisto (“el tres veces grande”, personaje mitológico, síntesis del dios egipcio Tot y del dios griego Hermes) (Escritos herméticos, en la Literatura ocultista).
En la Biblia Cristiana la única referencia a la Trinidad aparece en la 1ª Epístola de San Juan, versículo 7: “Tres son los que dan testimonio (de Cristo) en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo.
En 1.806, Miguel Servet sería llevado a la hoguera al desmentir que ese versículo no figuraba en ninguno de los manuscritos griegos  anteriores al siglo IV.
Se trataba/se trata de interpolaciones, datadas en el siglo IV, y seguramente por el español Prisciliano.
El 13 de Enero de 1.897, el Índice, con la venia del papa León XIII (que se las daba de “intelectual”) prohibió poner en duda la autenticidad de dicho versículo.
Tenemos, pues, así el Dogma de la Santísima Trinidad, cuya creencia será obligatoria para no tener que pagar peaje de entrada y pasar la aduana que desemboca en el cielo eterno.

¡Hay que ver las argucias, piruetas lingüísticas, sofismas, laberintos mentales, coartadas filosóficas, regates dialécticos,..¡, para defender el dogma. 

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