sábado, 10 de diciembre de 2011

MI VISIÓN DE LAS COSAS

ANTECEDENTES DE LA GUERRA CIVIL.

Siempre Goya. Siempre “a garrotazos”.
A Ortega y Gasset nadie le hizo caso: “Un camino ancho y limpio”, en que quepan todos..
Aquí, NO.
Aquí, “dos caminos estrechos, paralelos y sucios”. “O conmigo o contra mí”. No podía ser “sin ti, pero no contra ti”.
Aquí, siempre “exclusivos y excluyentes”.
Así nos ha ido a lo largo de la historia.

O Largo Caballero o Franco. No podía ser Giner de los Ríos.
Soy más de Madariaga que de Antonio Machado.
En vez de “una de las dos Españas…” las tres Españas de Madariaga.

Fue la lucha entre los tres FRANCISCOS: FRANCISCO Largo Caballero, FRANCISCO Franco, FRANCISCO Giner de los Ríos.

O Revolución Caballerista o Reacción Franquista. No pudo ser Reformismo Ginerista (¿un palabro?).
Revolución a toda costa versus Caudillismo a toda costa. Los dos caminos estrechos, sucios y paralelos. No pudo ser “el camino de en medio”, “el camino ancho y limpio”, el de la Institución Libre de Enseñanza, el camino del pacto moderado y razonable, el camino de los que querían evitar tomar parte en la batalla fratricida, de los que serían vilipendiados por ambos bandos, los del exilio interior.
No pudo ser el reformismo democrático, por lo que la reacción autoritaria aplastó, con sangre, la revolución colectivista.

La auténtica libertad posible sucumbió ante el libertinaje desaforado del presente y la desaforada falta absoluta de libertad del futuro.

El 16 de Febrero fue el día de la gran pelea. En el cuadrilátero electoral los dos púgiles: Azaña y Gil Robles. Revolución frente a contrarrevolución.
Gana Azaña, pero sólo a los puntos. 34,3% frente a 33,2%.
4,6 millones de la Izquierda vencen a 4,5 millones de la Derecha.
El P.S.O.E. es el partido más votado, la C.E.D.A, el segundo.
Pero el Frente Popular ha recibido el voto de quienes, olvidando rencores e ideologías, lo hacen con la nariz tapada, votando “contra los otros” y no, por convencimiento, “a favor del Frente Popular”.
Me refiero al respaldo del Anarquismo que, desde ese momento, será una hipoteca pendiendo sobre su cabeza, como una espada de Damocles.
Podrían/deberían no haberlo hecho, pero lo hicieron.

También la C.E.D.A, podría haber ganado las elecciones si los monárquicos y los extremistas la hubiesen apoyado.
Podrían haberlo hecho, pero no lo hicieron.

Los ganadores sabían que no habían sido, ideológicamente, ganadores.
Los perdedores, a su vez, no se consideraron, del todo, perdedores.

¿Es auténtica y verdadera la sentencia del futuro ministro de Gobernación de Azaña: “si ellos vencen, que nos exterminen y si nosotros vencemos los exterminaremos”?.
Julián Besteiro profetiza, dirigiéndose a sus compañeros socialistas; “Vais a llegar al poder, si llegáis, empapados y tintos en sangre”,

La suerte estaba echada. Se levanta el telón de la tragedia.

Unamuno expresa la situación del momento, como siempre él lo hace, crudamente, con sinceridad insultante:

“Ya no se hable de ideología, que no hay tal. No es sino barbarie, zafiedad, suciedad, malos instintos y, lo que es peor, estupidez, estupidez.
De ignorancia no se hable. He tenido ocasión de hablar con pobres chicos que se dicen revolucionarios, marxistas, comunistas, lo que sea, y cuando, cogidos uno a uno, fuera del rebaño, les he reprochado, han acabado por decirme: “Tiene razón, Don Miguel, pero ¿qué quiere que hagamos?”
Daba pena oírles en confesión. Pero luego se tragan un papel antihigiénico en que sacian sus groseros apetitos ciertos pequeños burgueses que se las dan de bolcheviques….
Tragaldabas que reservan ruedas de molino soviético para hacer comulgar con ellas a los papanatas que les leen”.

Cada vez es más posible el golpe de estado.

1 comentario:

  1. Desde siempre, incluso cuando no sabía lo que significaba el cuadro, me ha impresionado el cuador de Goya, el de la lucha a garrotazos. Qué situación más española de la profunda España...
    Y nadie mejor que Unamuno para definir aquella esperpéntica e insufrible situación, pero creo que sí había otra salida antes del golpe de estado. Lo que no había era intención, personas (no personajes) y entidades públicas capaces de arriesgar sus "carreras" por cumplir con su obligación cívica.
    Me recuerda una parte de tu artículo a aquella canción que cantaba no sé quién y decía aquello de "Paco, Paco que mi Paco, Paco, Paco Paco"

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