viernes, 11 de noviembre de 2011

CATEDRALES: APRENDER POR LOS SENTIDOS


Siempre que visito una ciudad, la primera visita que hago (si puedo) es a su catedral. Es una de mis obsesiones. Sentarme y contemplar. Si tengo la suerte de que es Misa Mayor, que huele a incienso y que en el coro los canónigos están cantando “gregoriano”, es una especie de éxtasis de los sentidos.

Pero también oigo, a veces, (sobre todo a personas mayores) comentarios tales como “esto (la grandiosidad de la catedral) ya no se hace hoy día”. “Tanta modernidad, hoy, y fueron los antiguos los que hicieron estas catedrales”…. (y comentarios por el estilo).

Ignoran estos visitantes que las catedrales eran los libros abiertos de los hombres medievales (analfabetos en lectura y escritura) y que acudían, más por obligación que por devoción (aunque también), a oír y escuchar al cura desde el púlpito, que les transmitía las verdades que tenían que creer, y a mirar estatuas, pinturas y vidrieras, en las que las escenas de la biblia estaban reflejadas.

Los mensajes no los recibían leyendo, sino oyendo y viendo, como niños, que entienden lo que se les dice y lo que ven (pero hay que decírselo y tienen que verlo).

Sensaciones auditivas y visuales, del pueblo, frente a lectura y escritura del clero. Tiranía de la cultura.

El pueblo necesitaba iglesias, catedrales, estatuas, pinturas, vidrieras, sermones, misas, confesiones, absoluciones,….. (vista y oído), campo de los sentidos.

Los iconoclastas (“rompedores de imágenes”), los contrarios al culto a las imágenes, fueron los primeros que intentaron romper las cadenas que tenían presos a aquellos hombres.
Daño humano de la imaginería religiosa.

La práctica religiosa debía morar en el corazón, sin necesidad de espacios ajenos y externos a uno mismo.
Dios no estaba en las catedrales, sino en los corazones.
El creyente podía y debía contactar directamente con su Dios, sin necesidad ni de lugares, ni de estatuas ni de intermediarios, siempre interesados (el clero) y que cobraban por “interceder”.

Dios nunca se representaba desnudo, pero bajo sus ropajes “tendría que haber órganos sexuales”, naturalmente masculinos.

Pero la biblia dice que “Dios tiene entrañas de misericordia”.

Cuando decimos “me ha llegado hasta las entrañas”, nos referimos a nuestro “interior”, “muy adentro”.

Pero “entrañas” también significa “órganos de reproducción femenina”.

¿Ya no recordáis lo de “En las entrañas de la Virgen María formó el Espíritu Santo, de la purísima sangre de esta Señora, un cuerpo perfectísimo, creó de la nada un alma, la unió a aquel cuerpo y, en el mismo instante, a este cuerpo y alma se unió el Hijo de Dios y, lo que antes era sólo Dios, sin dejar de serlo, quedó hecho hombre”?.

Nunca lo entendí, y cuando se lo preguntaba al cura, solía darme un “capón”

Las “entrañas de misericordia” es “la matriz compasiva”. Y la matriz (de “madre”) es femenina.

¿Era raro, pues, que, en la Edad Media, hubiera una devoción a “Cristo, nuestra madre”?.

Hoy los monumentos son otros: por ejemplo: LA SEGURIDAD SOCIAL (Jubilaciones, el Inserso, ayuda a los parados, permisos de maternidad, ayuda a la dependencia, medicina y cirugía, defensa jurídica,….), LA ENSEÑANZA Y LA SANIDAD, GENERALES Y GRATUITAS.
Estos sí que son MONUMENTOS

Hoy, el argumento de autoridad religiosa ha dejado de ser un argumento. Cada creyente interpreta y practica su propia conducta religiosa. Sí seguimos a la autoridad científica, pero no tanto por ser científicos, como porque cada uno puede verificar o falsar lo que los científicos afirman.

Hoy las fuentes de conocimiento son tantas y tan a mano que podemos ahogarnos en ellas si no sabemos navegar.
Tú puedes ser fuente de conocimiento para mí y yo para ti.

LAS REDES SOCIALES e INTERNET han puesto a toda la humanidad en contacto directo e instantáneo.

La verdad se ha secularizado.
La vista y el oído son fuentes de placer, más que fuentes de conocimiento. Para éste tenemos la inteligencia y la razón.

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