lunes, 12 de noviembre de 2012

!DÉJATE DE FILOSOFÍAS¡


“Vamos a dejarnos de tanta filosofía y vayamos al grano”

“Déjate de cosas abstractas y vayamos a lo concreto”

“Una cosa es la teoría y otra, muy distinta, es la práctica”

¿Quién no las ha pronunciado  u oído alguna vez, éstas u otras por el estilo?.

¡Qué plan, qué proyecto tan bonito¡, pero ahora ¿puedes aplicarlo y hacerlo realidad?.

Oyes o lees un programa político, en período de elecciones, y te dan ganas de llorar, por ilusorio, por irreal, porque, cuando ganador, quiera/intente aplicarlo, el resultado te hará llorar de verdad.

“Lo dicho, antes, y lo hecho, después”.

“El puedo prometer y prometo y el qué fue de aquellas promesas”.

Decirle a alguien que es un “teórico” es llamarlo “utópico”, falto de realismo.

¿Alguien prometió “corrupción, derroche y despilfarro”?

¿No prometieron, todos, “trabajo, bienestar, comportamiento ético, justicia, progreso….” . “Y no como los otros que……”.

Los políticos, puros teóricos en período electoral y no sé cómo calificarlos en la práctica diaria postelectoral a una gran parte de ellos, en cualquier nivel (municipal, supramunicipal, autonómico, nacional, europeo).

¡La Teoría y la Práctica¡.

La Política y la Ética, que deberían ir, siempre, entreveradas, y parecen estar reñidas, como el agua y el aceite.

Ya lo dijo un gran filósofo ilustrado: “quienes quieran tratar, por separado, la Política y la Moral nunca entenderán nada de ninguna de las dos cosas” – Rousseau dixit.

Claro, que él era un ilustrado,¿dónde está hoy ese espíritu ilustrado en nuestra clase política?.

¿Están en el ejercicio de la política los mejor preparados, los más capaces, los mejores (como quería Platón) o son los más dóciles, los menos díscolos del partido, los que menos se mueven para salir en la foto, que han conseguido un buen puesto en el punto de partida, en las listas electorales?.

¿Cuántas veces las palabras bonitas, bien sonantes, van de la mano de conductas obscenas?.

¿Por qué quienes “dicen” una cosa, “hacen” luego otra, incluso la contraria?.

¿Por qué la Teoría, que debería ser la brújula del camino a emprender, en nada se parece a la Práctica ejercida?.

¡Las Palabras y las Conductas¡.

¿Por qué no se le pueden exigir responsabilidades a los políticos?. Porque no es suficiente, no debería bastar, otro voto en las próximas elecciones.

Si yo voto el programa de un partido ¿por qué no puedo pedirle cuentas de su ejecución, no al final del camino, sino cuando detectamos que va por otro camino?.

Este desajuste entre el “decir” y el “obrar”, entre la Teoría y la Práctica, está llevando a la sociedad a la “desafección” y a proclamar el TODOS SON IGUALES.

Todos dicen lo mismo, todos hacen lo mismo, lo contrario de lo que dijeron que iban a hacer.

¿Por qué hasta cualquier concejal de urbanismo, de cualquier pueblo, ya, de entrada, se nos muestra sospechoso de corrupción?.

Hasta aquí hemos llegado y “lo que te rondaré, morena”.

¡Como si ser un “legítimo gobernante” fuera de la mano de ser un “político legal”¡

Lleva a uno a cuestionarse ¿qué más dan los distintos discursos y programas, de los distintos partidos, si “todos los políticos son iguales”?

Y soy consciente de la “falacia de generalización inadecuada” que cometemos.

Pero si están ahí, donde están, es por nosotros, no por Derecho Divino, ni por Carisma, sino que somos nosotros, con nuestros votos quienes les hemos otorgado licencia para actuar, pero nos consideramos estafados.

¿Puedo, yo, tener algo de responsabilidad por haber votado (un hecho) de manera coherente con mis pensamientos (ideas) un programa que, quien se comprometió a cumplirlo no lo cumple?.

¿Estafa de la Política o de los políticos?, porque no se trata tanto de “saber” el camino como de “andarlo”.

“No investigamos para “saber” qué es la virtud, sino para “ser” virtuosos” –otro filósofo, Aristóteles dixit.

No sé trata, pues, de “saber” qué es la justicia, sino de “ser” justos para conformar una “sociedad justa”.

Si es difícil o imposible hacer lo que no se sabe, ¿por qué no hacerlo, cuando se sabe? (esta vez es Sócrates)

“Saber” qué es el bien (Teoría) para “obrar bien” (Práctica) y así “ser bueno” (Esencia, Naturaleza) (programa socrático).

Mientras que no todos somos/son “científicos”, todos debemos/deben ser “ciudadanos”, pues es en ese útero social donde vamos a desarrollarnos como durante nueve meses lo hicimos en el útero materno.

¿Cómo es posible que no sea obligatoria una “Buena Educación para la Ciudadanía” si sólo en la ciudad nos desarrollaremos como personas?.

Si somos, al menos en parte, responsables del “estar ahí” de los políticos ¿también lo somos de su errado actuar?.

Optar por un conductor que promete llevarnos a ese destino deseado ¿implica que seamos cómplices de su no saber conducir o del desvío del camino proyectado?.

Su “mal hacer” y su “bien decir”.

¿Tendrá que reinar, en cada uno de nosotros, la desconfianza en el punto de partida?.

¿No podemos/no debemos fiarnos de nadie?.

¿Entonces,,,,,?.

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