domingo, 11 de septiembre de 2011

LA ENSEÑANZA.



Para parar el imparable deterioro de la Enseñanza son necesarios varios principios.
(Quien esto escribe es alguien que se ha dedicado, por vocación y como profesión, durante 36 años, a la enseñanza del Bachillerato y que, aunque juró por todos los dioses no jubilarse hasta los 70 años, solicitó, voluntariamente, la prejubilación, ofertada por la Junta de Andalucía, antes de cumplir los 60.(Quedo, sin embargo, libre del juramento, al ser agnóstico)).

1.-El Bachillerato debe ser de 3 años y dejar de ser, como hasta ahora, el 5º y 6º de la E.S.O. Debe ser, realmente, un escalón superior que habilite, realmente, al alumno que lo curse, un acceso, con garantía, a la Universidad y no ser, como hasta ahora, “para no discriminar a los malos estudiantes”, sin tener presente el perjuicio que se le hace a los buenos estudiantes.
El Bachillerato debe ser optativo, para quienes quieran acceder a la Universidad, y no semi-obligatorio, para quienes no tienen donde ir, tras terminar la E.S.O. con regular fortuna.

2.- El Bachillerato debe ser considerado, por los estudiantes, como un lugar de trabajo y no como un mero lugar de permanencia. Hay que olvidarse del P.I.L. (Pasa por Imperativo Legal) de la E.S.O., aunque apenas sepa algo y haya sido casi nulo el interés mostrado y el esfuerzo realizado.

3.- Debería haber una Prueba de Suficiencia, al finalizar la E.S.O. y ser desviados, obligatoriamente, a la F.P. quienes no la superen.
Igualmente debería haber una Prueba de Suficiencia, al finalizar el Bachillerato, para quienes quieran obtener el título del mismo.
Además, debe seguir siendo obligatoria la Prueba de Selectividad.

4.- Debe volver la disciplina a las aulas, priorizando el derecho a aprender de quienes quieran hacerlo sobre quienes boicotean el desarrollo de las clases.
El profesor debe estar investido de autoridad pública, siendo el director, y no mero animador, de la clase.

5.- La vuelta a sus cuarteles de las tribus P-. y Psi-., que demasiado daño han hecho ya a la enseñanza, con su autohalo de sabedores del secreto de la enseñanza.

6.- El profesorado debe ser valorado por su hacer y su saber, y no por la cantidad de cursillos, casi siempre inútiles para una buena práctica de la docencia, impartidos, general e interesadamente, por los Sindicatos, puntuando más, como méritos, la suma de unos cuantos cursillos que el Doctorado o las publicaciones.

7.- Que la enseñanza sea un Pacto de Estado y no estar al albur del partido político de turno, ganador, apoyado, generalmente, por algún partido nacionalista, para obtener la mayoría absoluta.
Debe elaborarse, de una vez, y con el objetivo de permanencia, una Nueva Ley de Educación, cuya elaboración estaría a cargo de los profesionales de la enseñanza, de los representantes de los partidos políticos, según su valía profesional más que por su fidelidad al partido y los representantes de los sindicatos del sector de la enseñanza (pero que no esté, ni los Ps. Ni los Psis.)







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