domingo, 6 de marzo de 2011

DOS NOTICIAS.

1.- ACADÉMICA.

“Quien copia de un libro, es un “copión”; quien copia de dos, es un “sinvergüenza”, pero el que copia de tres, es un “investigador” – nos solía decir aquel Catedrático de Universidad, de mi querida Salamanca.

Para conseguir la titulación de Licenciatura en Filosofía y Letras (Sección Filosofía Pura o Estricta), leí mucha obra agustiniana y muchos libros de especialistas en la Filosofía de San Agustín, de los que sacaba ideas y las iba escribiendo en aquellas fichas de color amarillo.
Cuando ya el fichero (que aún conservo) estaba repleto y creía tener material suficiente para redactar mi Tesina, me puse manos a la obra, en aquella Olivetti, de color verde (que me han robado, no hace mucho, del cuarto trastero), con el typess a mano, para ir corrigiendo.

Al final me quedó una tesina curiosa, sobre “La Antropología agustiniana” y dividida en tres partes: 1.- “Noli foras ire”, 2.- “Redde te ipsum, in interiore homine habitat veritas”, et post, 3.- “Trascende te ipsum”.

Mi tesina era como un collage, con ideas de muchos filósofos, que las hice mías.

Ya entonces, se vendían y se compraban Tesis Doctorales. Tenían un precio. Eran confeccionadas por los Departamentos de Filosofía. Te aseguraban el aprobado y el grado de Doctor. Tú sólo tenías que pagar. Leértela, aprenderla y defenderla ante el tribunal, que, naturalmente, estaba en el ajo del asunto.

Ahora leo que todo un ministro alemán, de Defensa, muy bien colocado para ser el sucesor de la Presidenta Ángela Merkel, ha dimitido porque han descubierto que en su tesis doctoral había hasta un 20% de “cortar” y “pegar”.
Como supongo que su puesto de ministro no dependía de su grado de Doctor en Derecho sino de su valía para el cargo, yo me he sentido extrañado, porque no lo considero una falta grave.
Él, incluso, solicitó a la Universidad que le retiraran el título de Doctor.

¡Vergüenza torera¡. Sí señor.

En España, a pocos de nuestros ministros de la democracia, les podría haber pasado eso. Aquí no se estila la preparación académica sino la lealtad al jefe y la disciplina al partido, sean miembros o “miembras”.

Grave era lo que solía hacerse en las universidades, en cuyas listas de aprobados aparecían, a fin de curso, las mujeres y novias de muchos profesores, las cuales ni ellas mismas lo sabían y que se encontraron con una carrera terminada, sin haberla, tan siquiera, iniciado.

2.- ENERGÉTICA.

Si en el Norte de África está extendiéndose el virus de las revoluciones, en España, nuestro gobierno se ha contagiado del virus de las reformas. Y es que no para.
Cuando me despierto pongo la radio, para escuchar las noticias de la mañana y oír cuáles son las últimas ocurrencias, a reformar y retocar en días sucesivos, de mi gobierno, cuyo presidente (el mío) apenas llega de rendir pleitesía a un reyezuelo-tirano-dictador del Golfo Pérsico y con el que ni ha mentado la palabra “democracia”, pero que tiene mucho petróleo, y al que se le ha calentado la boca de la palabra “democracia” y no ha cejado de alabar sus maravillas a los revolucionarios tunecinos.

Y, de repente, se le ha iluminado que tiene que hacer reformas en el consumo de energía (porque no la tenemos y tenemos que importarla).
Así que el gasóleo por las nubes, la carretera limitada a 110 kilómetros/hora,(por lo que las arcas del estado van a llenarse con las multas y pérdida de puntos por las infracciones de exceso de velocidad cometidas ), la iluminación de las farolas, la de los edificios públicos, las bombillitas caseras, el cambio de neumáticos, el uso restringido del automóvil para potenciar el servicio público,... (y mañana, más)
Pero lo que no es de inteligentes es invitar a las autonomías a que rebajen un 5% el billete, pero que lo paguen ellas.

O sea, yo te invito a camer, pero tú pagas la cuenta.

Resulta que nosotros importamos energía eléctrica de las centrales nucleares francesas (porque nosotros no queremos producir energías sucias y contaminantes, así que nos gastamos los dineros en subvencionar huertos solares y molinillos antipaisajes, que salen mucho más caros).
Pero Francia, que tiene energía propia, gasta entre 77 y 90 kilovatios/hora por habitante. Alemania, no llega a 50 Kilovatios/hora por habitante. Y nosotros, más chulos que un ocho de pie, que tenemos que importarla y pagarla carísima, tocamos a 118 kilovatios/hora por habitante.

(Nota. Como le ocurriese alguna avería a las centrales nucleares francesas, sus efectos les llegarían a los catalanes antes que a los parisinos).

¿Alguien puede entender estas dos noticias?

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