jueves, 1 de julio de 2010

SER AMERICANO,¿FILIA O FOBIA? (2)

Pero sigamos.

En Europa el estado ha sido siempre anterior a la sociedad. Ésta siempre ha estado ya estatalizada (habría, quizá, que remontarse a la prehistoria para encontrarse sociedades sin estado).
Por ejemplo la burguesía no se dio un estado. Hizo una revolución para apoderarse de él y, una vez en posesión, cambiarlo. Abandonar el modelo monárquico absolutista y proclamar la “Liberté, Aequalité y Fraternité” y crear un estado burgués moderno en el que el poder reside en el pueblo (no quiero entrar en el análisis del mismo).
Pero en Estados Unidos no fue así, sino al revés. La nación americana es una comunidad política, fundada en un acto de voluntad, antes de organizarse como estado.
Desde el mismo comienzo era sólo una sociedad de emigrantes que, luego, se dieron un estado, e impusieron una ley a los que estaban fuera de ella. Es el sheriff el que impone la ley y la comunidad, que es la que le paga, puede prescindir de él y sustituirlo, porque todo se hace por elección popular.
De ahí que el americano no espera mucho del estado. Confía en sí mismo. Lo que le ocurre depende de él, no del estado.
Recordar el discurso inaugural de J.F.Kennedy, en 1.961: “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país”.
¡Qué bien conocía a sus compatriotas¡.
De ahí que a los europeos nos extrañe tanto el derecho que tiene el ciudadano a llevar un arma.

Mientras el europeo aspira, casi todos, a ser funcionarios del estado (yo mismo), para asegurar la estabilidad en su puesto de trabajo, y la gran mayoría de los europeos que no aspiran al funcionariado es porque no pueden, sin embargo el americano no le hace ascos a la movilidad, tanto exterior como interior, no le importa cambiar de estado, de trabajo, de vivienda, de religión, de marca de coche, de psiquiatra, de compañero/a (volverá, rápidamente, a unirse otra vez, si no te casas o te unes eres visto como un homosexual)
Para nosotros, el trabajo, el piso, la mujer, la religión,….suelen ser inamovibles, casi nadie cambia voluntariamente.

Mientras el estadounidense mira al futuro, está asentado en la inseguridad, es amigo de la aventura, de que el porvenir será mejor que el presente, es un “adanista”, siempre partiendo de 0, siempre volviendo a empezar, es un emprendedor nato, al europeo le asusta lo desconocido por venir, busca el pasado en que asentarse, prefiere no aventurarse, el “pájaro en mano”.

Mientras el norteamericano es una persona muy religiosa, pero con una religiosidad especial, no sometido a sacerdotes ni obispos, la que es religiosa es la comunidad en que está inserto. Acude al mercado religioso y allí hay religiones de todo tipo, no es de extrañar, pues, la presencia de telepredicadores. Pero, en general, todas las religiones son de origen calvinista, por lo que, para ellos, el triunfar es un signo de que Dios está con ellos, de que están en el buen camino.
Pero no le importa cambiar de religión, a veces por motivos baladíes.

Igualmente en las relaciones humanas las diferencias son manifiestas. No es extraño que un estadounidense, al irse de vacaciones, te deje las llaves de su casa. Confía en sus vecinos. Al vivir en una sociedad caracterizada por la movilidad, practica la solidaridad.
Si se le presentan problemas no acude al estado, sino a las asociaciones de su barrio, si las hay, y si no, las crea. No confía ni se fía del estado, pero sí de sí mismo y de los demás.
Cuando alguien triunfa el americano ve su triunfo como una meta a conseguir por él, al revés que el europeo, que siente envidia y que lo primero que se pregunta es qué habrá hecho, ilegal o inmoral, para conseguirlo, porque el otro no puede ser más que él.

Quizá una de las principales causas de las diferencias es que mientras a Europa le costó “Dios y ayuda” para llegar al liberalismo, como punto de llegada, para el estadounidense el liberalismo está en su punto de partida. Y la mezcolanza de emigrantes, de naciones distintas, creará una unión simbólica, con un respeto a la bandera y la mano en el corazón mientras, concentradas, cantan el himno nacional.

Solemos burlarnos de los estadounidenses, llamándolos analfabetos, porque no saben localizar, en un mapa, dónde está España o porque muchos de ellos creen que el Mar Negro se encuentra en África.
Alguien, burlona pero brutalmente, afirmó: “La guerra es la manera que tiene Dios de enseñarles Geografía a los norteamericanos”.
Pero es que a ellos, al no tener historia, no les interesa la historia, y menos la que no sea de su país. Y de esa poca historia que tienen ¿qué sabemos nosotros más allá de las películas de indios y la conquista del Oeste?.

Nosotros, por ejemplo, alucinamos por la N.B.A. Somos capaces de levantarnos a altas horas de la madrugada para ver a los Celtics. Pero para ellos, los dos grandes deportes de masas son el Fútbol Americano y el Béisbol, mucho más que el baloncesto, pero como para nosotros sus deportes preferidos nada nos dicen pero sí el baloncesto…
¿Cuántos españoles saben quién fue Joe DiMaggio?. Para ellos, mucho más importante que Magic Jonhson, por supuesto.
Para un estadounidense decir de carretilla las alineaciones de sus dos deportes preferidos, en años anteriores, es una manifestación de cultura, para nosotros no.

¿Qué hubiera sido de la Vieja Europa sin la intervención de la nueva nación estadounidense?.

Es verdad, ¡¡¡¡¡Cuánta geografía europea y mundial ha tenido que aprender esa nueva nación!!!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario