domingo, 2 de mayo de 2010

DEMOCRACIA MORBOSA (2 de 4)

“La democracia como democracia, es decir, estricta y exclusivamente como norma de Derecho Político, parece una cosa óptima, y lo es.
Pero la democracia exasperada y fuera de sí (como el que sentencia:”yo soy, ante todo, demócrata”), la democracia en religión y en arte, la democracia en el pensamiento y en el gesto, la democracia en el corazón y en la costumbre, es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad” – Ortega dixit.

“Imagínese lo que sería un vegetariano en frenesí, que aspire a mirar el mundo desde lo alto de su vegetarianismo culinario:
-En Arte censuraría todo cuanto no fuese paisaje hortelano.
-En Economía Nacional sería, eminentemente, agrícola.
-En Religión no admitiría sino las arcaicas divinidades cereales.
-En Indumentaria sólo vacilaría entre el cáñamo, el lino y el esparto.
-Como Filósofo se obstinaría en propagar una Botánica trascendental”.

-Ortega dixit-

Razón Teórica, Razón Práctica o Moral, Razón Técnica o Tecnológica, Razón Histórica, Razón Vital.
¿Quién puede poner en duda el imprescindible valor de la técnica?. Pero ésta debe estar subordinada a la Vida. Es el Racio-Vitalismo orteguiano.
Inventar y crear técnica para la vida, no sacrificar la vida por y para la técnica. La vida no puede ser víctima expiatoria y propiciatoria, porque ella es la divinidad a la que someterse la ciencia y la técnica. La vida siempre es fin, la técnica siempre tiene que ser medio.
Pero la vida de los hombres, la convivencia entre ellos, debe estar regulada por la Razón, eso es la Política.
La Política es a la Sociedad lo que la Técnica es a la Naturaleza.
La técnica como instrumento al servicio del vivir, del vivir más, del vivir mejor.

“El amigo de la justicia no puede detenerse en la nivelación de privilegios (no debe haber privi-legios : “leyes privadas”) sino intentar asegurar la igualdad de Derechos para lo que en todos los hombres hay de igualdad”.

Todos los hombres, independientemente del sexo, nacionalidad, religión, ideología,…somos “iguales”, porque somos igual de personas. Por eso los mismos derechos humanos deben atañer a “todos” los hombres, porque todos somos igual de personas. “Somos iguales, no desiguales”, aunque, a continuación, hay que decir que “todos somos distintos, no idénticos”, por eso el maestro, el político, el padre, el conductor de autobuses… tendrán sus derechos exclusivos, por ser eso, no por ser personas.

“El amigo de la justicia siente (debe sentir) la misma necesidad por legislar, por legitimar, lo que hay de desigualdad entre los hombres”.
“Quien se irrita al ver tratados desigualmente a los iguales, pero no se inmuta al ver tratados igualmente a los desiguales, no es demócrata, es plebeyo” (cita ya en la reflexión anterior).
“Lo que hoy se llama democracia es una degeneración de los corazones”.

Cuando alguien carece de ciertas virtudes, en vez de afanarse por conseguirlas, por conquistarlas, emplea la perversa estrategia de descalificarlas, de desprestigiarlas, de esa manera ¿tiene ya necesidad de desear lo desprestigiado?. Lo de la zorra y las uvas (como no estaban maduras…)
Nietzsche los llamaba los estrategas del “resentimiento”. Como son unos “resentidos” emplean la estrategia de la zorra.

“A la masa, a la mayoría, a la plebe, no les basta ser “iguales ante la ley”, les gustaría que saliera un decreto de “igualdad entre todos los hombres en talento, en delicadeza, en sensibilidad…”.

“Quien no sea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo….”.
La masa quiere que todos sean masa.
¿Y la levadura?
El hombre masa no reconoce que tenga que haber levadura. Pero no le preguntes por qué. De entrada, NO. “Todos somos iguales”.
El hombre masa no quiere reconocer que todos somos iguales sólo “ante la ley”, “ante el Derecho”, en todo lo demás, somos distintos. “Ca uno é ca uno” –que diría el castizo.
Decir que “todos somos iguales” es abogar por el “igualitarismo”, y esto es una barbaridad. Es como determinar que como la estatura media humana es 1,79865 metros, el que sobrepase esa medida hay que cortarle y al que le falte habrá que estirarlo.
Cada uno tiene la talla que tiene y no hay por qué tener todos igual, la misma, estatura. Eso mismo ocurre con lo sublime, con lo excelso, con la virtud,…

“Todos iguales”, “Ser, ante todo, demócrata”, “democracia morbosa”.
Sólo iguales ante la ley, no en la realidad. El hombre masa transforma la democracia en dictadura.
Cuando alguien se coloca por encima de la ley y actúa según su propia voluntad y capricho, se convierte en un tirano.
“De las masas salieron los tiranos”.

¿No fueron elegidos, muy democráticamente, por mayoría absoluta de las masas, Hitler y Mussolini?. ¿No aclamaban las masas a Stalin?.

Nazismo, fascismo, comunismo,… son las puestas en práctica y consecuencias del hombre masa, que, “masivamente” erigen al tirano como el “salvador” de la nación.

“¿Igualdad por decreto?”.

Como he escrito en otros lugares, el pueblo, la masa, la cantidad,….se ha equivocado muchas veces.
Los más no son, ni pueden ser, los mejores. Si todos fuésemos excelentes, no existiría la excelencia.
Un campeonato en el que todos ganen no es un campeonato.
La democracia auténtica no es la del gobierno de los más, sino la de los hombres preparados y libres, no la de los hombres ignorantes y sumisos.
En el autobús social no debe haber democracia del conducir, sino que conduzca el mejor o se turnen los mejores, por el bien de los viajeros.
En cualquier sociedad hay pocos egregios y muchos vulgares.
El “panem et circum”, para todos, es la droga que el tirano, graciosamente, dosifica para mantener zombis a las masas que vociferan y votan.

Para Ortega, la democracia ha degenerado en “democracia morbosa” debido al imperio y dictadura de la vulgaridad o de la mediocridad uniformadora, alimentada por los medios de comunicación de masas.
La “democracia morbosa”, la que imponen las masas, porque son más, conduce al plebeyismo y origina los totalitarismos.
Para la “democracia morbosa” todos somos iguales en todos los ámbitos, nadie es más que nadie, ni en lo intelectual, ni en lo moral, ni en lo estético….
¡Viva la mediocridad¡, ¡viva el igualitarismo”.

En la vieja democracia sólo existe la igualdad en el ámbito político y jurídico.
En la democracia morbosa el igualitarismo es la sangre que alimenta el sistema. ¡Viva Marinaleda y la democracia asamblearia, en vivo y en directo¡

Nada más lejos de Ortega que la nivelación y la homogeneidad, causantes del estacionamiento, del anquilosamiento y del deterioro social.
Quien sostiene el cuerpo es el esqueleto, la osamenta, no la carne. Pero para que haya cuerpo tienen que estar ambos, no sólo la carne.
Quien mantiene viva y en movimiento la sociedad es la heterogeneidad positiva, es la excelencia.

Cuando hace años, una alta personalidad del parlamento y del gobierno, sentenció “Montesquieu ha muerto” comenzó la metástasis de la democracia morbosa.
Cuando veo y oigo esas procesiones laicas de las masas, gritando las letanías previamente difundidas, intentando laminar la estructura del estado, con el lema de “a éste nuestro juez nadie lo toca”, es el comienzo de una vía de agua.
Cuando los parlamentarios, en los que debería predominar la razón, van de la mano de la masa, en la que predominan las tripas, estamos agujereando la cañería.

Reconozco mis limitaciones intelectuales para análisis profundos, pero cuando compruebo que desde dentro y desde fuera del poder legislativo, cuando incluso los de dentro del poder ejecutivo y, lo que es peor, desde dentro del mismo poder judicial, sumado a todo ello el vocerío callejero de la masa en efervescencia, inconsciente de quiénes están avivando el fuego, empujando todos el carro de la laminación del poder judicial, tengo derecho a sospechar de una “democracia morbosa”.

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