miércoles, 22 de noviembre de 2017

MICHEL FOUCAULT Y LA SEXUALIDAD ( y 3)

La cultura nos presiona continuamente para que difiramos nuestro deseo, sin el cual no podemos obtener la felicidad, y, un tercer elemento, el espejismo de creer que nos hará feliz trasgredir el umbral del discurso que ha definido nuestra sociedad y levantar alguna que otra prohibición.

“Para saber quién eres, busca en el interior de tu sexo. El sexo ha sido siempre el núcleo donde se anuda a la vez que el devenir de nuestra especie, nuestra “verdad de sujetos humanos”.

El poder civil y el poder religioso tienen que ser amigos, compañeros, amantes,…porque ambos controlan, aunque por métodos y con estrategias distintas, nuestras vidas.

El delito si…. con su castigo temporal y el pecado si….con su castigo eterno.

Es lo que hace la “confesión”: “conócete a ti mismo”, pero ¿para qué?

La Iglesia tiene marcado su camino, fuera de él todo es pecado, como lo tiene el estado con sus distintos Códigos y, contra ellos todos son delitos.

Para gozar de la existencia hay que huir de la Iglesia y su moral, y la consigna sería: “desconócete a ti mismo”

Hay que escapar no sólo de la Teología, también de la Psicología: “Hay que matar la Psicología y crear con uno mismo y con los otros, individualidades, seres, relaciones, cualidades que no tengan nombre”

¿Cómo la relación que Foucault mantuvo con Daniel Defert, cuando era profesor en Clermont y que duró 25 años, hasta su muerte?

“Vivo en un estado de pasión para con algunos. Tal vez en un momento dado esa pasión se convirtió en amor…creo que no haya nada en el mundo, nada, sea lo que sea, que pudiera detenerme si se trata de ir a su encuentro, de hablar con él”

Y durante sus continuas visitas a EEUU gozó de una libertad que en Europa era impensable.

Los barrios homosexuales de Nueva York o de San Francisco, con sus bares, sus saunas, sus periódicos, sus fiestas,…eran el complemento de su actividad académica.
Allí vivió su sexualidad a tope, en plenitud.

“El sexo no es una fatalidad, es una posibilidad de vida creativa. No basta con afirmarnos gay, hay que crear un modo de vida gay”.

Fue allí donde se interesó, también por el masoquismo como una fuente de placer y de revelación sobre las relaciones de poder.

Fue, también, allí donde llego al LSD, a la sexualidad grupal y al sadomasoquismo (que era la moda en San Francisco, epicentro mundial de la cultura gay)

¡Este tipo de vida me parece extraordinario, increíble¡. En Francia no existen sitios así”

Allí era moda, costumbre, de alquilar habitaciones para orgías y sexualidad grupal.

“¿Sabe Ud. para qué se escribe?, para que lo quieran a uno” – contesta en una entrevista.

¿Fue realmente muy querido?

Su “Historia de la sexualidad”, su primer tomo, “La voluntad de saber” ha sido uno de los libros más vendidos en Francia.

Murió de SIDA.



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