domingo, 21 de septiembre de 2014

HISTORIA DE LAS MUJERES.




        Después de muchas horas de lectura y meditación sobre el papel que ha tenido, o que le han asignado o que ha desempeñado  la mujer a lo largo de la Historia.

         Después de reflexionar sobre Eva o las dos Evas (Eva no pudo morder la manzana por la sencilla razón de que las manzanas no existían allí, en la tierra de Sadán Hussein, entre el Éufrates y el Tigres, allí donde se supone que estuvo el Paraíso terrenal. ¿Sabían Uds. que para los judíos lo que Eva cogió y lo que mordió fue un higo, una nuez o una algarroba; que para los ortodoxos lo que cogió Eva fue una naranja; que para los protestantes fue miel, o que para los musulmanes de lo que se trataba era de un vaso de vino?). ¿Cómo es posible que los artistas del Renacimiento presenten al diablo tentador en forma de  serpiente  pero con cabeza de mujer, tentando a la única mujer que existía, que era Eva? ¿O es que hubo una primera Eva, expulsada del paraíso, que se le presenta a la 2ª Eva, la nueva compañera de Adán?

        Después de haber reflexionado sobre la mitología griega y sobre Pandora y su dichosa Caja, La Caja de Pandora. Siempre la mujer la causante de todo el estropicio.

        ¡Prometeo, -dice Zeus- después de haber intentado engañarme con la partición del toro sacrificado y haberme tocado a mí los huesos y la piel, me has robado el fuego para dárselo a los hombres para que ellos puedan asar/cocer/cocinar la carne y así estarte eternamente agradecido. ¿No querías fuego, Prometeo?, pues toma fuego¡ ten este regalo, ten esta mujer bella, ten este regalo envenenado, ten esta hermosura de mujer. Hermosa, muy hermosa, pero ardiente, la cual, sobre todo en verano, cuando los varones lleguen agotados de trabajar, ella los estará esperando para practicar sexo; y ellos quedarán agotados, exhaustos, mientras que ella, siempre insaciable, siempre exigiendo más y más, se quedará preñada, y vendrán más niños, que son más bocas que llenar, y los varones tendrán que trabajar el doble, y ella nunca se encontrará sexualmente satisfecha, y querrá más, y más y más y los pobres varones……he ahí el pecado original, causado, por supuesto, por una mujer, Pandora, al abrir la dichosa caja que inundará el mundo de males.

          Mitología cristiana y mitología griega.

         Después de la desilusión de cómo se trata a la mujer en la mi queridísima Atenas democrática, con mis queridísimos Sócrates, Platón y Aristóteles.
        Tras mi decepción del papel de la mujer en el mundo romano.
         Tras el bochorno de contemplar a la mujer medieval y el escándalo del lugar asignado a la mujer a lo largo de casi todo el Cristianismo; (concepción procedente de un San Agustín , (parece mentira, Aurelio Agustín, ¿Quién te ha visto y quién te ve?, ¿Cómo has sido capaz de echar de casa a tu  amantísima y enamorada Floria Emilia, quedándote, además con el hijo, fruto de vuestro amor durante tantos años), o de San Jerónimo, con el mito del Paraíso ( mujer engañada (por torpe) y luego engañadora, (por mala) y el mito del pecado original, ella la perversa, la tentadora, la peligrosa, la culpable de que tengamos que trabajar para poder comer, culpable del dolor, del sufrimiento, de la muerte).
        Tras el no tan femenino papel de la mujer en tiempos del Renacimiento y de  la Diosa Razón (Los Derechos del hombre (léase varón) y ciudadano (no ciudadana).

        Tras todo eso, me encuentro con un paréntesis maravilloso, pero un paréntesis muy cortito, que es la consideración de la mujer en tiempos de Jesús, el galileo, el nazareno, el Cristo y en tiempos del primer Pablo.

        Toda la historia de las mujeres, antes y después de ese corto paréntesis, es la “Historia de un encierro”.

        Leo en un blog un chiste muy malo, un chiste machista, del que pido perdón por anticipado.
        “Un hombre, que va montado en su coche y que atropella a una mujer en un paso de peatones, con el semáforo en rojo para el conductor y  verde para el peatón.
        ¿Quién es el culpable del atropello?, Cuatro posibles respuestas, como los tests del teórico del carnet de conducir, ¿la Dirección General de Tráfico, El Concejal encargado de la circulación, el coche o el conductor?
        Pues no. El culpable es LA MUJER, por no estar en la cocina, que es donde debería haber  estado”.

        Pedí perdón por anticipado y lo pido por retrasado. Pero me viene al pelo para lo que quiero decir. La Historia de la mujer es la historia de un ser encerrado”.

        “La mujer en casa y con la pata quebrada”.
        “La mujer y la sartén en la cocina están bien”
        O “que no salga la mujer a la calle sin permiso del varón” como nos dijo el cura el día que nos casamos, al leer un texto de la Biblia.

        Supongo que a ninguno de Uds., le ha extrañado esto que he dicho.

        La mujer siempre ha estado encerrada: En el CONVENTO, en la CASA, en la CÁRCEL, en la FAJA o en el CORSÉ, o en el CINTURÓN DE CASTIDAD.

        La mujer ya sea virgen (monja), esposa-madre, bruja, o presumida o sin su señor cerca. Siempre encerrada, siempre presa.

        La mujer, en términos de NATURALEZA, está hecha para parir, para procrear. No es una persona (como el varón) que, además, puede procrear. NO. La mujer es un ser hecho para traer niños a este mundo. Niños que no serán suyos, sino del varón semental ( semen-tal, porque  él es el que esparce el semen y el semen es la ÚNICA causa engendradora del niño. Hasta el XIX no se sabrá que también la mujer pone el óvulo en toda esta operación) El niño es totalmente del señor que la ha acogido en su casa.

        Pero es que la mujer, en términos de CULTURA, no es más que el objeto de una transacción económica entre su padre y su futuro señor.

        “Te doy X si te la llevas”.  No.  “Me la llevo, te la quito de encima, si me das Y”
        Es la DOTE. Llevarse a mi hija lleva incluido este premio, esta Dote. No, yo me la llevo y te quito el peso de encima si la Dote es eso + eso + eso…..

        La fórmula es: “te doy a mi hija en prenda para que engendres hijos legítimos y con ella va esta dote de tanto y tanto”.
        Tanteamos, negociamos, Yo bajo, tú subes,…. Y al final cerramos el trato, para que tú, padre, quedes feliz quitándotela de encima, porque es, más que un estorbo, una carga pesada.

        Pero él, el marido, el nuevo dueño, no da nada a cambio. No es poco que se la quite de encima al padre. Debería estarle agradecido.

        El padre tiene que entregar a su hija porque él, también, antes, había recibido la hija de otro, con su dote correspondiente.

        La compensación del padre era poder tener nietos, por lo de la herencia…

        Oiga, ¿y la muchacha?. La muchacha no cuenta para nada. Son el suegro y el yerno los que Intervienen. ¿Y quién es él?. Seguramente ella ni lo sabe. Ya se lo comunicará el padre.

        Oiga, ¿y el amor?. ¿El amor? ¿Qué amor?. ¿Qué es eso del amor?. El amor es una cosa de anteayer. Como lo es la libertad para elegir o para decir sí o no. Esto son cosas de anteayer.

        ¿Conocía la Virgen María a San José y se casaron por amor?.

        La mujer, de golpe, sin comerlo ni beberlo, pasa del dominio del padre al dominio del marido, sin solución de continuidad.

        La Historia de las mujeres es la Historia de un olvido de lo dicho por el Nazareno. Es la historia de un secuestro, de una traición, de un maltrato histórico, tanto religioso como social.

        Del gran libro  de la historia, tan sólo un pequeño capítulo, apenas un paréntesis, es la historia digna de las mujeres.

        El resto, la mayor parte, es la historia de una discriminación, de una exclusión. Siempre excluida de los aledaños del poder, de cualquier tipo de poder, siempre aparcada en la cuneta.

        Políticamente, la excepción confirma la regla, una Nefertiti, una Isabel la Católica, una Reina Victoria, Pero, por lo general son consortes, acompañantes de Reyes, de Príncipes, de Zares, de emperadores….

        Económicamente, lo que hay son mercaderes, banqueros, artesanos, constructores de catedrales, capitalistas, dinero… ¿alguna mujer?.

        Socialmente. La mujer es un adorno, es la mujer florero, acompañante de, mujer-de, hija-de, amante-de.

        Religiosamente. ¿Alguna apóstola, alguna papisa, o cardenala, u obispa, o sacerdotisa?. Las monjas. El poder de las monjas, en la iglesia, es como el del gremio de las limpiadoras y cuidadoras de los lugares sagrados (y lo digo sin ánimo de molestar ni de ofender a las maravillosas y encantadoras monjitas, pero su poder decisión, en la Iglesia, es nulo).

        Moralmente. Las virtudes. ¿Cuáles son las virtudes varoniles?. Ser emprendedor, activo, valiente, fuerte, ¿Y las de las mujeres? : La pasividad, la comprensión, la paciencia, el aguante, la que lo perdona todo, la sacrificada, la que sufre en silencio, la que obedece, la discreta,…

        Industrialmente, ¿algún puesto  de dirección o de responsabilidad, en manos de mujeres. No. Ellas son las manufactureras, las hilanderas, las trabajadoras no cualificadas, las de la limpieza de la fábrica.
                                                                                 
        Militarmente. ¿Alguna generala, almiranta, capitana…?

        Culturalmente ¿Cuántas humanistas, poetisas, filósofas, científicas, investigadoras, descubridoras…?

        Termino esta introducción con dos citas: una griega y otra romana.

        Dice el gran Demóstenes (refiriéndose a los varones)
        “Mantengan AMANTES, para obtener placer.
                “         CONCUBINAS, para el cuidado diario de su persona.     “          ESPOSAS para que le den hijos legítimos y para que seas fieles guardianas de sus hogares”

        Dice el gran Catón: Tan pronto como hayan empezado a ser iguales, serán superiores”


        Durante ese pequeño paréntesis, para Jesús y el primer Pablo, la mujer ni está presa, ni está excluida, ni está olvidada, ni  discriminada. La mujer no es más que el varón, pero tampoco es menos, la mujer es igual al varón, porque ambos tienen la misma categoría, la categoría de personas.


(Espero que algún día podamos seguir hablándoles de todo esto).

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