domingo, 20 de diciembre de 2015

ADMINISTRADORES Y ADMINISTRADOS.



Lo bueno que tiene una democracia es que el poder reside en el pueblo, en los Administrados (teóricamente, porque….)

Cada 4 años, en nuestra democracia española (a no ser que el gobernante las adelante) hay elecciones.

Los que se presentan como Administradores lo hacen con un programa que prometen cumplir si los Administrados “delegan”, “prestan” (No “Dan”) su voto para cumplir ese programa, que los convence más que los programas de sus adversarios políticos.

¿Qué hacer si los Administradores, vencedores en la contienda electoral, nada más comenzar a gobernar comienzan a hacer todo lo contrario de lo que prometieron hacer?

Nada.

O, mejor, pueden hacer dos cosas: 1.- Ajo y Agua (A joderse y Aguantarse hasta que pasen los 4 años), y 2.- Protestar, con manifestaciones, para que se les devuelva el voto prestado, y que se convoquen nuevas elecciones, a lo que, normalmente, el Gobernante mandará a las Fuerzas del Orden a disolverlas.

Y no hay más.

Si va a reformarse la ley electoral (que debería hacerse, porque “no somos iguales” y un voto en una circunscripción vale mucho más o mucho menos que en otra, pero que los beneficiados por ella no lo consideran urgente, obviamente) habría que ensayar otra forma de elección.

¿No puedo yo, no estoy en mi derecho, a reclamar mi voto, prestado por un programa prometido y no cumplido, desde el principio?

Si “moralmente” tengo todo el derecho (como exigirte que me devuelvas el libro prestado si estás deteriorándomelo, cuando prometiste cuidarlo) ¿por qué no “legalmente”?

¿Y la hipocresía reinante en nuestros candidatos?

Doña Celia, imitando al estrambótico Mas, no va a ir la primera en la lista.
Pura y dura hipocresía.
¿A quién piensa engañar?

Todavía no he parado de reírme cada vez que paso por cualquier puente sobre el Guadalmedina o cuando veo la bahía de Málaga con ese puente sobre ella, de 11 kilómetros. Y que fueron promesas y ganchos electorales para incautos, pero como el voto de un crédulo vale igual que el voto de un escéptico…

¿No debería tener un coste/costo electoral la promesa incumplida?

¿No tengo derecho a recuperar mi voto y “prestárselo” a otro candidato, discurrido un tiempo prudencial?

¿Se impondrá la “doble vuelta” con sólo dos candidatos? Porque, como haya tres o más, es imposible que gobierne la lista más votada.

Los Administradores son sólo “vicarios del pueblo” y no de una vez por todas.

Si la democracia es importante, como forma de gobierno, es porque, en vez de recurrir a la fuerza, a la violencia, para hacerse con el poder, se recurre a la forma civilizada de la contienda electoral, con los votos, que son los que dan o no dan el acceso al poder.

El Parlamento es “una guerra civil civilizada” donde la palabra sustituye a la fuerza.

Son los ciudadanos, su bienestar, el objetivo de la democracia, no los entes colectivos, bancarios, empresariales,…
Recordemos que es la pequeña y la mediana empresa la creadora de puestos de trabajo y a las que se les debería facilitar su actividad y no las grandes corporaciones empresariales, acostumbradas a incrementar, duplicar o triplicar el monto del acuerdo previo de la concesión.

“Cuantas más leyes, más ladrones” –decía el sabio Lao Tse.
Y es que, cuantas más lindes haya, más posibilidades hay, para los espabilados, de escapar por ellas, bordeándolas y sin pisarlas totalmente, de manera ilegal.

Y es que el triunfo de la “legalidad” sobre la “eticidad” lleva a este desaguisado de “he actuado legalmente” (¿y moralmente?)

¿Puede uno, hoy, fiarse del poder, de cualquier tipo de poder, económico, social, político, religioso,…?

Hasta la religión, en otro tiempo “bálsamo de Fierabrás” para la conducta moral, está más preocupada por su “poder” en  la sociedad, exigiendo la Religión en la escuela, ya no siendo ejemplo de nada, descuidando que es la convivencia social de todos los ciudadanos lo que importa, aquí en la tierra, sin tratar, prioritariamente, de llevarlos al cielo.


Confesar que “me he equivocado” no es suficiente en un político.

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